La enfermedad derivada de la industria del cáñamo: Cannabosis

  Si podemos decir que el cáñamo aportó una gran riqueza económica a través de su cultivo e industria, también podemos decir que aportó otros males. Pues el trabajo de la fibra de cáñamo llevó a muchos de sus trabajadores a una enfermedad desconocida hasta entonces. Esta enfermedad es conocida hoy en día como Cannabosis.

  La primera muestra de su existencia que conservamos, fue escrita en el 1713 por el Doctor Ramazini y se refería a ella diciendo:

Los obreros que cardan el cáñamo y lino son afectados de males peculiares

 La cannabosis es una enfermedad que no afectaba a todos los trabajadores presentes en la industria del cáñamo, solo sometía al rastrillador y al espadador. Esto se debe, a que estos dos colectivos, son los únicos que realizaban un trabajo en recintos cerrados, esto provocaba que se generaran numerosas partículas de polvo, al manipular la planta ya seca, que debido a la falta de ventilación de los recintos cerrados donde se trabajaba, eran aspirados por los trabajadores.

Foto de mediados del siglo XX de un "obrador" o recinto cerrado donde se trabajaba el cáñamo
Foto de mediados del siglo XX de un “obrador” o recinto cerrado donde se trabajaba el cáñamo, esta estructura sería muy similar a una de Edad Moderna

 La sintomatología de la enfermedad, no aparecía inmediatamente al iniciarse las labores, aunque se dieron casos en los que los aprendices, en sus primeras jornadas de trabajo se vieron aquejados por periodos febriles.

 Pero en general, la cannabosis se contraía con los años. Y las manifestaciones sintomáticas son la sensación de constricción del tórax, tos, dificultades para expectorar. Las sensaciones de un velo en la garganta, congestión de nariz y ojos son otros posibles síntomas. Cara, ojos y tórax se inflaman y la respiración se hace dificultosa y ruidosa. En muchas ocasiones se acompañan estos síntomas con unas décimas de fiebre.

 Los síntomas se intensifican con el contacto con el cáñamo al aspirar su polvo. Esto era agravado por el sistema de trabajo denominado “a destajo”, es decir el trabajador no cobraba por horas sino en base a la producción alcanzada, lo que forzaba a periodos más largos de trabajo en algunos casos.

 Según el Doctor Schilling, que estuvo investigando la enfermedad en Callosa durante el siglo XX, estableció que la enfermedad tiene distintos grados. Los primeros son reversibles, pero la fase final es irreversible y puede llevar a la muerte por insuficiencia respiratoria. Hasta los diez años los síntomas no son crónicos y vienen determinados por las jornadas de trabajo, agudizándose en las llamadas crisis de los lunes, cuando el trabajador vuelve a tener contacto con el elemento extraño que se va introduciendo en su cuerpo. A partir de los 20 años la sintomatología se vuelve crónica e irreversible

 Algunas cifras del siglo XX que pueden ser altamente ilustrativas:

-La vida media de uno de estos obreros era de 39’6 años frente a los 67 años de vida media de un agricultor de la misma ciudad.

-En 1975 existían todavía en Callosa de Segura  unos 250 cannabósicos.

-En 1961 se decretó obligatorio el uso del bozo con un incentivo del 20% del sueldo base  debido a la incomodidad de su uso, que provocaba que muchos trabajadores no lo utilizaran voluntariamente.

 Estas cifras nos advierten de que la cannabosis fue una enfermedad que no se estudió y llegó a conocer hasta entrada la segunda mitad del siglo XX. Esto hizo que no se pudiera establecer una causa clara de contraer al enfermedad, ni un remedio para tratarla. Cosa que ocasionó que la pujanza traída por la industria cañamera se pagara con un estigma que marcó a gran parte de la sociedad sobretodo a los jóvenes que trabajaban y pagaron su juventud con la enfermedad o la muerte a cambio de un sueldo.


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