Durante los siglos XVIII y XIX la recogida, almacenaje y comercio de la nieve fue una actividad importante en el Medio Vinalopó. Esto se debe a un cambio climático que se produce en estos momentos conocido como la “Pequeña Edad del Hielo”, por lo que comienza a popularizarse entre la población el uso de la nieve para la conservación de los alimentos, la fabricación de helados y sorbetes y para un uso terapéutico.
Para recoger y almacenar la nieve y que pueda ser utilizada en verano se excavaron en las umbrías de los montes unos pozos, revestidos con una pared de mampostería o sillería, que tenían una profundidad variante que podía ir de los 4 a los 15 m y un diámetro de entre 7 y 16 m. La planta solía ser circular, hexagonal u octogonal, y tenían una bóveda formada por arcos con cubierta de teja o sillería.
La nieve era depositada en su interior a través de los ventanales, poniendo entre medias capas de paja de arroz, siendo apisonadas por los obreros. Cuando el pozo estaba lleno los ventanales se cerraban hasta la llegada del verano, momento en que se abrían para picar el hielo. Éste era distribuido por los reinos de Valencia y Murcia durante la noche, entre gruesas mantas, a lomos de caballerías.
Estos pozos se denominaron de varias formas: pozos de nieve, casas de nieve, neveros, neveras, cavas, ventisqueros, zanjas de nieve, zanjas de hielo y pocicos, con sus equivalencias en valenciano pou de neu, caveta, caseta de la neu, llot de la neu y pouet. En algunas localidades como Petrer, se trataba de depósitos urbanos o periurbanos con una evidente funcionalidad comercial de autoconsumo.
En el término municipal de Petrer encontramos un pozo de nieve en la partida rural de Catí, conocido también como “pozo de la Administración” al encontrarse cerca de una finca llamada de esta manera. Este nevero se encuentra a 860 m.s.n.m., en la umbría de Collia, y presenta una construcción con unos muros de 0’70 m de mampostería irregular trabada con mortero de cal. Es de una planta circular y tiene cuatro contrafuertes que refuerzan el paramento, con un diámetro de 8’70 m y una profundidad 5’50 m. La cubierta es una falsa bóveda de mampostería reforzada interiormente por un arco apoyado sobre los contrafuertes exteriores, y se accede al interior a través de tres puertas. Este es el pozo más grande del Medio Vinalopó, con una capacidad de 325 metros cúbicos.
Por su parte, en el término municipal de Elda, los pozos eran depósitos en los que se almacenaba la nieve, el hielo o el granizo que había sido comprado en otras localidades para venderse posteriormente en Elda. Aquí encontramos, junto a los pozos de nieve, grandes balsas de agua que en invierno se congelaban y proporcionaban hielo. El archivo municipal de Elda aporta documentación sobre estas tareas, por ejemplo hay constancia de que entre septiembre y noviembre de 1771 la ciudad de Alicante compró granizo a Elda. Otros documentos hablan sobre la preparación de sorbetes con hielo para agasajar a los condes de Elda cuando visitaban la población.
En esta localidad encontramos varios pozos de nieve como el de la Finca Lacy que formaría parte de un conjunto de cuatro pozos que existieron en las inmediaciones de la finca; la conocida como “zanja de hielo”, ubicada también en la Finca Lacy, la cual fue construida a lo largo del siglo XVIII, ya que encontramos en sus muros graffitis a plumilla con las fechas 1789, 1796 y 1810; y luego hay una serie de pozos pero ya de época contemporánea construidos a lo largo del siglo XIX como el pozo de Anchuras o pozo de la Horteta, el pozo de San Antonio, el pozo del Chorrillo y el nevero Francesco.
La información de esta entrada ha sido extraída del siguiente artículo:
MARTÍ CEBRIÁN, Juan Antonio. “Los pozos de nieve y su comercio en la comarca del Medio Vinalopó (Alicante)”. Revista del Vinalopó: Dossier: Organització i ordenació del territorio. CEL (Centre d’Estudis Locals del Vinalopó), 2000, nº3, p. 227-236. ISSN 1139-7322.