ORIHUELA Y LOS MORISCOS VÍSPERAS DE SU EXPULSIÓN

Tras la toma de Orihuela por los cristianos y los sucesivos repartimientos de la huerta efectuados por el Concejo de la Ciudad (según puede comprobarse en el Libro de repartimientos), se inició un proceso de desarticulación de la población morisca así como de la economía vinculada a ellos.
No pudo evitar la culminación de un proceso paulatino de despoblación que, en 1451, se tradujo en la definitiva desaparición de la morería de Orihuela, lo que además contrastaba con la inmigración de los moriscos en poblaciones cercanas en Redován, por ejemplo, en 1563 había llegó a tener 40 familias de moriscos.
El Consell oriolano hizo demandas al Virrey de Valencia sobre la necesidad de recuperar esta población por la escasez de brazos para el cultivo de la huerta, pero fundamentalmente por la necesidad de especialistas en actividades despreciadas por los cristianos viejos, como el trabajo del lino, el cáñamo y la seda además, constituían una mano de obra más barata y menos exigente.
También la oligarquía urbana mostró su interés por la permanencia y atracción de la población mudéjar y así quedó expresamente de manifiesto en repetidas ocasiones.
En 1586 un memorial enviado nuevamente al Virrey de Valencia hacía alusión la llegada de 12 ó 15 familias de moriscos procedentes de Granada, que debía ser preferidos al morisco valenciano
A finales del siglo XV, Orihuela contaba con una población de unos 7.500 habitantes cristianos, entre ellos, y antes de su expulsión, 2.500 entre moriscos y judíos


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