Orihuela granero cerealístico del reino de Valencia

La imagen que tenemos de la huerta oriolana es, fundamentalmente, la de cítricos, además de alcachofas, tomates, habas, etc. Este paisaje es el actual porque en el reino de Valencia en la Baja Edad media, la gobernación de Orihuela era una zona cerealista por excelencia.
Ya desde el siglo XIII se tendió a ampliar al máximo los espacios cultivados, poniendo en explotación tierras baldías y optimizando en beneficio de la producción triguera las infraestructuras hidráulicas existentes de época islámica. Así se puede comprobar en las disposiciones adoptadas para regular la cuarta partición en el Libro de Repartimientos de Orihuela.
Afirma el profesor Barrio que durante el siglo XIII y principios del siglo XIV el reino de Valencia fue autosuficiente. La villa de Orihuela y su término producían suficiente cereal como para asegurar sus necesidades y poder exportar grano hacia otras poblaciones, especialmente a la ciudad de Valencia, con una producción deficitaria. Los cereales más importantes eran el trigo, la cebada y el panizo.
Más tarde, avanzado el siglo XIV y en el siglo XV, fruto de este interés por la producción agrícola, se promulgaron privilegios y ordenanzas municipales tendentes a favorecer la producción agrícola y garantizar la mano de obra suficiente para hacer frente a las tareas estacionales de laboreo que requerían un mayor número de trabajadores y evitar subidas incontroladas de los salarios.

El control del mercado cerealista en Orihuela hay que insertarlo dentro de un acuerdo global entre la monarquía y los principales municipios valencianos. En el siglo XIV tanto Jaime II como Pedro IV aprobaron una serie de medidas en las cortes de 1302 y 1371 respectivamente y diferentes privilegios que sentaron oligarquía tenía intereses económicos en dicha actividad Frente a esta especulación legal, regulada o controlada desde el consistorio, algunos productores realizaban sus propias prácticas acaparadoras y especulativas, realizando almacenamientos. La ciudad de Orihuela, organizó la producción y comercialización de sus cereales, bajo parámetros opuestos a la mayor parte de centros urbanos de la Corona de Aragón, como fue el vedamiento a la entrada de cereales foráneos
y libertad a la extracción de los cereales propios.


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