En la actualidad nadie pone en duda la gran importancia de la Ilustración valenciana a lo largo del siglo XVIII.
Desde los novatores a la Revolución Francesa, de Manuel Martí, el destacado deán de Alicante a Joaquín Lorenzo Villanueva, que llegó a ser uno de nuestros representantes en las Cortes gaditanas, los hombres de letras valencianos hicieron alarde y dieron sobrada cuenta de enorme vitalidad, iniciativa y gran espíritu de renovación.
Entre estos destacados hombres de letras valencianos sobresalen un buen número de nombres entre ellos don Gregorio Mayans (al que dedicaremos especial atención en posteriores entradas de este blog) Piquer, Pérez Bayer, el abate Juan Andrés, Juan Bautista Muñoz, Cavanilles o Jorge Juan. Todos estos personajes se revelan como figuras clave en la historia de la literatura y la ciencia durante el siglo XVIII en España.
No obstante, el marco político, social y cultural sufrió importantes modificaciones a lo largo del siglo. El centralismo que impusieron los Borbones tras instaurarse en el trono obligó a los ilustrados valencianos a encaminarse hacia la Corte para que ésta sirviera de trampolín de su actividad creadora y proyección de su pensamiento. Aún así, las circunstancias iniciales fueron bastante desfavorables.
El primer gran obstáculo vino derivado por la Guerra de Sucesión, que fue al mismo tiempo una pugna dinástica por el predominio de Europa y una guerra civil que confrontó a las coronas de Catilla y Aragón y que terminó por dividir a los valencianos. Las divergencias políticas provocadas por la Guerra de Sucesión fueron superadas por los hombres de letras valencianos, como ejemplifica la estrecha relación amistosa entre Mayans (de familia austracista) con partidarios borbónicos tan significativos como José Borrull, futuro Fiscal del Consejo de Indias, y José Manuel Miñana, el historiador de la guerra en su De bello rustico valentino. Si bien superar las dificultades administrativas no resultó tarea sencilla: la abolición de los fueros, o la supresión del patronato de la ciudad de Valencia sobre el Estudi General marcaron la actividad cultural de los valencianos.
Pese a las citadas trabas (políticas, administrativas y bélicas) nuestros hombres de letras trabajaron en la línea impulsada por los novatores, de finales del siglo XVII. Cabe destacar, en este sentido, la publicación del Compedio matemático del P.Tosca (1709-1715) síntesis del estado de conocimientos físico-matemáticos anteriores a Newton, o su posterior Compedium philosophicum (1721) donde planteaba la autonomía de la física respecto de la metafísica. Esta actividad científica entre los valencianos era muy bien acogida por las minorías cultas (Juan Bautista Corachán o el impresor Antonio Bordazar)
También en el campo de las humanidades se hizo visible la actividad de nuestros hombres de letras. La influencia del deán alicantino Martí mantenía vivo el estudio de las lenguas clásicas y de la historia.
En esta imagen vemos representado al destacado erudito valenciano Tomás Vicente Tosca y Marco apodado “El capellà de les ratlletes” por ser el creador del primer plano fidedigno de la ciudad de Valencia en el año 1704. El Padre Tosca llegó a ser considerado el matemático español más importante de su época.