- En el mundo actual, ¿hay países o regiones que tengan vigente algún modo de producción distinto al capitalista? En caso afirmativo, cita algunos.
Sí. El primero que se nos viene a la cabeza, probablemente sea Cuba. Sin embargo desde la llegada de Castro al poder cada vez hay un mayor aperturismo: se permiten comprar coches, y sobre todo trabajar por cuenta propia, lo cual crea “paradojas” como que un cocinero cobre cuatro veces más que un enfermero especialista en rehabilitación de un hospital público, puesto para el que hace falta, evidentemente, mucha más formación (este caso en concreto se comenta en el Salvados, programa de La Sexta, en el que se viaja a Cuba).
El país que tiene un sistema más cercano a lo que podríamos llamar comunista es Corea del Norte. Sin embargo, su aislamiento hace difícil conocerlo en profundidad, así como la manipulación que muchos medios de derecha hacen sobre el mismo. No obstante, su aislamiento ideológico (incomunicación de sus ciudadanos) ya es muestra de la situación del país.
China, en la teoría, también es un país comunista, pero en la práctica hace mucho que dejó de serlo, y no ofrece ni siquiera servicios que en un estado socialista deberían de estar garantizados, como la sanidad.
- ¿Crees que los acontecimientos vividos recientemente en el mundo islámico pueden ser interpretados como el inicio de un cambio de un modo de producción?
No, desgraciadamente cada vez vemos más que la caída de los dictadores no ha significado una implementación de la democracia, o si lo ha hecho ha sido con duros enfrentamientos y conflictos, incluso la imposición de doctrinas islámicas férreas. En cuanto a los medios de producción es difícil de decir, pero no creo que vaya a significar ningún cambio en este sentido.
- ¿Consideras que las revoluciones previas a un cambio de modo de producción han de ser siempre violentas?
Hasta ahora podemos considerar que así ha sido. Sin embargo, yo no considero que vaya a haber un cambio de modo de producción. Si la pregunta es, si yo considerase injusto este sistema, si sería legítima la violencia para cambiarlo, la respuesta es no, ya que a diferencia de los anteriores modos de producción, con superestructura que los acompañaba, ahora estamos en un sistema democrático y contamos con otros medios para cambiar las cosas, con iniciativas pacíficas, votaciones, etc. Además, tenemos el caso inglés, donde la instauración de la democracia y del capitalismo se produjeron sin una revolución violenta, sino por medio de la tradición de su parlamentarismo.