La soberanía en Europa y el TLC

No cabe duda de que el próximo episodio que va a poner en cuestión la construcción europea, hoy erosionada desde distintos frentes, es el resultado de las negociaciones para poner en marcha el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América.

La crisis económica, que empezó siendo una crisis financiera, ha tenido entre sus víctimas, aparte de la ciudadanía en sí, condenada a la marginalidad y la pobreza, a las reglas de convivencia escritas en las constituciones europeas, la española entre ellas. Cuando se habla de crisis constitucional no se está diciendo tanto que las constituciones son malas y que hay que revisarlas a fondo, sino, principalmente, que éstas no se cumplen. O lo que es lo mismo: el problema que tenemos es que las promesas constitucionales y sus reglas del juego están inermes ante la aplicación de políticas que no sólo han provocado la crisis sino que son las mismas que se pretenden imponer en lo que se denomina «la salida de la crisis».

Aunque la percepción social, sobre todo en los países del sur, está dando la espalda a las políticas de austeridad y al control que ejerce Alemania sobre todo el espacio europeo; y aunque la agenda europea, lenta e insuficientemente, parece estar cambiando de dirección, sigue adelante uno de los emblemas de la fase de financiación del modelo económico capitalista en la que estamos instalados, y este emblema no es otro que el mentado Tratado de Libre Comercio.

El Tratado de Libre Comercio que, desde la parte europea, se ha estado impulsando por parte de la Comisión Europea saliente y del que la opinión pública tiene pocos datos, ya que se negocia casi en la clandestinidad, alberga en su seno un factor destructivo que afectará, caso de llevarse a cabo, al modelo económico de las constituciones de muchos estados miembros de la Unión Europea. Es decir, que si la erosión de las constituciones (y de la soberanía de los Estados, que es la clave de las constituciones) ya es evidente como consecuencia de la crisis, el Tratado de Libre comercio les dará la puntilla, pues plantea un desafío en toda regla al principio de soberanía de los estados.

Entre otros muchos aspectos, lo que mejor simboliza el desprecio de la parte norteamericana (o más bien de las multinacionales norteamericanas, que son la verdadera parte negociadora) a la soberanía de los estados europeos, es el mecanismo de resolución de conflictos previsto para la aplicación del tratado, o ISDS. En virtud de tal mecanismo, incluido en el paquete negociador como un elemento esencial, las controversias entre los inversores y los gobiernos europeos no los dirimirá un tribunal ordinario, sino un tribunal o corte de arbitraje específicos (internacional), al margen de los sistemas judiciales de los estados. El argumento es que «hay que dar garantías a las corporaciones para que inviertan en Europa» y «evitar la discriminación de empresas en función de que sean europeas o no».

Además de poner en tela de juicio el entero sistema judicial europeo, la introducción del ISDS supondría empoderar a las corporaciones inversoras para moverse en un espacio propio, ajeno a la órbita del Derecho. Por otro lado, el reclutamiento de miembros de este tipo de órganos se obtendría de especialistas en derecho privado que, normalmente, lo son en virtud de sus conexiones con el mundo mercantil.

Numerosos grupos políticos, dentro y fuera del Parlamento Europeo, y otras tantas organizaciones de la sociedad civil (así como, me parece, una gran parte de la opinión pública europea), se han manifestado en contra del TLC y, específicamente, del citado mecanismo de resolución de conflictos. Y no les falta razón, porque su introducción supondría una mutación radical de las constituciones, además de una catarata de cambios legislativos a todos los niveles.

No deja de ser extraño que éste y otros aspectos del TLC sigan negociándose entre bambalinas ante la desinformación del gran público. Hay vida en España además de la corrupción y los preparativos de las elecciones. Todos los partidos, sindicatos y patronal, deberían de pronunciarse claramente al respecto antes de que la cosa no tenga remedio.

Fuente: http://www.diarioinformacion.com/opinion/2015/01/26/soberania-europa-tlc/1591874.html

About ibec

El IBEC pretende constituirse en un espacio de reflexión sólido para todas las corrientes constitucionales que están eclosionando en ambas orillas del Atlántico a partir del conocimiento exhaustivo de la situación en la que viven los países iberoamericanos, y además, en un espacio de conocimiento de la situación iberoamericana y, de investigación del mismo ofreciéndose a los investigadores jóvenes más prometedores para que puedan seguir alimentando primero en su seno y más tarde en sus respectivos países de origen la riqueza de su pensamiento.
This entry was posted in artículos de opinión, curso 2014 2015, diario información, Profesor Asensi. Bookmark the permalink.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *