Anarquía y populismo

Uno de los fenómenos más sorprendentes de la historia reciente es el declinar de los movimientos anarquistas que florecieron a lo largo del siglo XIX y en la primera mitad del XX, especialmente en España, uno de sus últimos bastiones.

Los movimientos anarquistas desaparecieron de la escena política, en parte por su rechazo a jugar un papel en las instituciones y en los gobiernos –ya que los anarquistas postulan el rechazo al Estado y a la participación político-electoral– y en parte porque tras la primera Gran Guerra y, sobre todo, tras la segunda, el mapa geopolítico no dejó apenas espacio para que se desarrollaran.

Cabe señalar, sin embargo, que la doctrina y la práctica del anarquismo ha dejado una huella profunda en la mentalidad de la gente, e influido en las transformaciones culturales y sociales de los últimos tiempos. Si prescindimos de la imagen del tipo que, pistola en mano, liquida al amo o al autócrata (o la de esos otros, que los hay en todas partes, que llevan a cabo actos de violencia ciega), una imagen impropia del ideal anarquista, se encuentra en el anarquismo una filosofía política genuinamente pacifista y liberal, en el sentido de que reivindica la autonomía del individuo en armonía con las comunidades de vida y con las leyes naturales.

La influencia del anarquismo en la política y en las diversas manifestaciones de la literatura y del arte está fuera de toda duda, ya desde los lejanos tiempos de Lao-Tsé (o los menos lejanos de Ëtiénne de la Boêtie y su fascinante tratado sobre la «Servidumbre Voluntaria») hasta los grandes escritores del XIX como Jonathan Swift, William Blake, Byron, Wilde, Thoreau o Tolstoi a la cabeza. No se podrían entender los movimientos libertarios y contraculturales actuales sin las contribuciones de filoanarquistas como Huxley, Orwell o Theodore Roszak, entre muchos otros.

No sería entendible la textura de los movimientos sociales que se desarrollan actualmente a gran escala sin tener en cuenta la influencia que, como la lluvia fina, se desprende del anarquismo. El concepto mismo de «movimientos sociales» lleva su sello, sean los diferentes movimientos solidarios, los relacionados con la defensa del medio natural, o con el cooperativismo y la liberación de la mujer. La Red, que permite la libre difusión de todo tipo de lectura y conocimiento, derribando dogmas y estatus de autoridad, es desde luego un vehículo particularmente propicio a sus formas de expresión.

Soy de los que piensan que buena parte de la protesta que está habiendo en España tiene una raíz profunda en los valores del anarquismo. Y por ello creo que su principal adversario no es tanto el capitalismo como tal (del que los anarquistas denuncian su control explotador), ni los gobiernos y las constituciones liberales o democráticas, sino, como ya lo fuera en la I Internacional, el marxismo-leninismo, el totalitarismo y su secuela de personajes sedientos de poder (del que los anarquistas denuncian su poder de dominación).

Dicho claramente: el principal enemigo del anarquismo procede de los partidos, hoy emergentes por toda Europa, que hacen de la concentración de poder su divisa, que no aceptan el pluralismo y que pretenden reeditar la toma del poder, cuando éste no está alojado siquiera en las instituciones que piensan asaltar; partidos que pretenden concentrar el poder en manos de un reducido grupo de iluminada vanguardia que ensalza a su vez al líder supremo con delirio. Partidos como éstos, no son solo una amenaza a la cultura anarquista, sino un fruto envenenado de la mejor tradición del movimiento obrero y de los valores de la democracia y la libertad.
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Fuente: http://polop.cpd.ua.es/dossierua/index.jsp?status=publicada&date=19-01-2015&newspaper=&page=2
http://www.diarioinformacion.com/opinion/2015/01/19/anarquia-populismo/1589352.html

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El IBEC pretende constituirse en un espacio de reflexión sólido para todas las corrientes constitucionales que están eclosionando en ambas orillas del Atlántico a partir del conocimiento exhaustivo de la situación en la que viven los países iberoamericanos, y además, en un espacio de conocimiento de la situación iberoamericana y, de investigación del mismo ofreciéndose a los investigadores jóvenes más prometedores para que puedan seguir alimentando primero en su seno y más tarde en sus respectivos países de origen la riqueza de su pensamiento.
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