El Retraimiento

(O cómo frenar la ofensiva conservadora en las elecciones locales)

El retraimiento, esto es, la negativa a participar en unas elecciones en las cuales las reglas del juego están trucadas, son inequitativas o, simplemente, las impone uno de los actores en beneficio propio (convirtiendo la ley en un instrumento al servicio de su interés particular), es la respuesta más coherente que se puede dar. Porque participar en tales condiciones es legitimar la ley injusta. No participar significa denunciar la farsa y oponerse a la mayor de las perversiones de la democracia.
Tenemos ejemplos sobrados en la Historia, desde el retraimiento de los plebeyos en Roma, que se retiraban a la colina del Aventino para denunciar las leyes injustas de los patricios, hasta los episodios que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo XIX, los cuales demostraron que los manipuladores –usualmente los partidos conservadores– acabaron perdiendo la partida.
A nadie se le escapa que la propuesta del PP de cambiar las reglas de las elecciones municipales para investir como alcalde al primer candidato de la lista más votada, disfrazada bajo la etiqueta de «medidas de regeneración democrática» (otra perversión del lenguaje), no es más que el intento desesperado del PP para mantener el poder local, del que ha disfrutado con holgura en los últimos cuatro años, en un momento en que se constata el deterioro del apoyo ciudadano a esas siglas, consecuencia del rechazo a sus políticas y a su protagonismo en el clima de corrupción reinante, que seguiría acentuándose de llevar adelante su propuesta. En resumen: Miedo a perder el poder, desafío al voto ciudadano y maniobra autoritaria de un partido al que le importa una higa la desestabilización de las instituciones y la adulteración de la democracia (porque la democracia no es sólo un procedimiento, sino un conjunto de principios, entre los que se encuentran la igualdad, el pluralismo y el respeto de la voluntad ciudadana depositada en el voto).
La mayoría de los grupos de la oposición han manifestado su rechazo al pucherazo que se avecina, de no evitarse a tiempo. Los argumentos han sido expuestos: ruptura del consenso en materia electoral (La ley electoral es el corazón de la democracia), favoritismo grosero a las decadentes opciones del PP, extemporaneidad en el cambio de las reglas del juego, fraude e inconstitucionalidad. Sin embargo, más allá de la protesta, no me parece que las medidas que se están perfilando por parte de la oposición puedan frenar el asalto del PP a las instituciones locales, al no ser verdaderamente efectivas. Se ha hablado de no negociar nada antes de las elecciones (PSOE), de rebelión democrática (IU), de oposición frontal y fraude (UPyD y otros grupos), aunque también hay clamorosos silencios, como el de Podemos, que tal vez piense que son cosas de la casta, cuando es evidente que afecta directamente a la ciudadanía.
Una cosa debe de quedar clara: si el PP alcanza su objetivo habrá culminado el proceso de ruptura de los consensos fundamentales que dieron vida a la Constitución de 1978. A los ataques a las libertades públicas y al estrangulamiento de los derechos sociales, se sumará ahora la adulteración de las reglas de la democracia.
Por tanto, para frenar tamaña involución no queda otro camino que el retraimiento. Un partido como el PSOE, que con sus errores y aciertos ha sido un firme defensor de la democracia constitucional, debería de dar un paso cualitativo y liderar un frente de todos los partidos democráticos cuyo lema sea no participar en la farsa. En el bien entendido de que quedaría liberado, para desarrollar en todo caso su proyecto autónomamente, si dicho frente no llegara a cuajar.

Fuente:
http://www.diarioinformacion.com/opinion/2014/09/08/retraimiento/1542865.html

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El IBEC pretende constituirse en un espacio de reflexión sólido para todas las corrientes constitucionales que están eclosionando en ambas orillas del Atlántico a partir del conocimiento exhaustivo de la situación en la que viven los países iberoamericanos, y además, en un espacio de conocimiento de la situación iberoamericana y, de investigación del mismo ofreciéndose a los investigadores jóvenes más prometedores para que puedan seguir alimentando primero en su seno y más tarde en sus respectivos países de origen la riqueza de su pensamiento.
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