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Prendas de Vestir

Mujeres

 

Trajes

Podemos distinguir, sin contar la camisa, cuatro categorías de prendas femeninas.

 

Primera: prendas que quedaban siempre parcial o totalmente ocultas.

  • El cos, corpecico o corpiño ajustado, equivalente al jubón del hombre, y la faldilla o falda interior, que se lucía al levantar la falda de los otros vestidos (figs. 3, 11, 89).

 

 Segunda: prendas para vestir a cuerpo.

  • Principalmente era la saya; ésta presentaba aspectos muy variables según las modas y la fecha.
  • A partir de hacia 1530 se daba el nombre de sayo alto a un nuevo modelo de saya cerrada y sin escote imitando los sayos masculinos.
  • Las mujeres también podían ir a cuerpo vestidas con una falda llamada vasquiña y una prenda corta con mangas, prenda que apenas pasaba de la cintura, o que cubría también las caderas, o que llegaba hasta la rodilla; estas prendas cortas que se vestían con la vasquiña eran el gonete, el sayuelo y el sayno (figs. 60, 61, 67, 73, 216).

 

Tercera: trajes de encima.

  • Los trajes de encima se vestían sobre la saya o los otros vestidos que llevaban las mujeres cuando iban a cuerpo.
  • A esta categoría pertenecían el hábito y el monjil, trajes sencillos y honestos, amplios y despegados del cuerpo (fig. 41).
  • El traje de encima más generalizado era la ropa, abierta por delante de arriba abajo, con mangas y despegada del cuerpo (figs. 72, 137, 159, y lám. 40).
  • Las ropas forradas con piel de cordero, usadas especialmente por las mujeres de la burguesía, se llamaban zamarros.
  • En los últimos años del reinado de Carlos V apareció la galera, que se diferenciaba de la ropa propiamente dicha en que era ajustada al talle y tenía costura en la cintura (figuras 164, 166).

 

Cuarta: el manto y sus variedades.

  • El último grupo de prendas femeninas era el formado por el manto y sus variedades (mantillo, mantilla, bernia, loba, capuz, tabardo y manteo).
  • Prendas femeninas en cuya identificación quedan problemas pendientes era la cota, la saboyana –de moda a partir de hacia el 1530- y, ya a fines del reinado de Carlos V, la saltaen barca.

 

Tocados

Podemos clasificar los tocados femeninos en cuatro grupos principales: tocas, cofias, gorras y sombreros. Los otros adornos de cabeza recibían sencillamente el nombre de tocadillos.

  • Las tocas se hacían con telas finas y ligeras. Muchas veces tomaban el nombre de la tela con que estaban hachas. Así, velo, velillo, toquilla, beatilla y otros aparecen en los textos del siglo XVI como nombres de telas y como nombres de tocas. Había tocas grandes, más largas que anchas, que se anudaban con el pelo (fig. 57) o que cubrían la cabeza y cruzaban sobre uno de los hombros (fig. 73). Había también tocas heredadas de la Edad Media, que cubrían cabeza y cuello y dejaban sólo al descubierto el rostro, semejantes a las que llevan muchas monjas en nuestros días (figs. 11, 48, 171). De origen morisco eran los alharemes y las tocas de camino, largas y estrechas, enrolladas a la cabeza como un turbante (fig. 12). Las tocas fueron usadas por mujeres de toda condición. Fueron el tocado predilecto de las mujeres que por su edad o estado vestían con recato.

 

  • En el grupo de las cofias podemos incluir los tocados femeninos de tela o de red, que se amoldaban a la forma de la cabeza (figs. 20, 40, 124, 185). Otros nombres que se le dieron a la cofia femenina fueron escofia, escofión y albanega. Las cofias de red recibieron también los nombres de garvín y capillejo. Una cofia de aspecto muy particular y muy característica de la moda española fue el tranzado (fig. 1, 66, 67).

 

  • Gorras y sombreros fueron tocados comunes a hombres y mujeres. Las gorras femeninas no alcanzaron formas tan variadas como las de los hombres. Fueron usadas sólo por las damas nobles (figs. 123, 138). Las mujeres llevaban el sombrero sobre otros tocados o sobre el manto (figs. 70, 72, 75, 140, 188).

 

Calzado

  • En cuanto al calzado femenino, vale lo dicho al tratar del calzado de hombre, pero advirtiendo que las mujeres usaron raramente borceguíes y que las botas femeninas se llamaban botines.
  • Hay que añadir algunos nombres que parecen referirse siempre a calzados femeninos, como zapatas, chapines y zuecos.
  • De éstos merecen especial atención los chapines con altísimas suelas de corcho, que pusieron en la moda femenina española una de sus notas más características. Los chapines no tenían punta ni talón y se llevaban con servillas u otro calzado (figs. 75, 98, 143).
  • Los zuecos, al parecer, se diferenciaban sólo de los chapines en que cubrían el pie entero (fig. 68).
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Prendas de Vestir

Hombres

Trajes

Las prendas masculinas principales eran el jubón, las calzas y el sayo.

  • El jubón se vestía sobre la camisa y cubría el cuerpo hasta la cintura. Las calzas se sujetaban al jubón con unos cordones llamados agujetas. (Ver figuras 8, 9 y 86). De un hombre vestido sólo con calzas y jubón se decía que estaba desnudo. Para poder decir que estaba vestido era necesario que llevase otra prenda encima.
  • El traje con faldas que se vestía directamente sobre el jubón era el sayo. (Figuras 5, 42, 59, 113 y 145). En los primeros treinta años del siglo, aproximadamente, sólo prescindían del sayo los soldados, los pajes, los mozos de espuelas y los muchachos muy jóvenes. Después, la moda de llevar sobre el jubón una prenda corta que dejase las piernas totalmente al descubierto, hizo perder importancia al sayo, especialmente en el traje cortesano.
  • Las prendas cortas que podían sustituir al sayo fueron el coleto, la cuera, la ropeta y la ropilla. El coleto era en un principio una especie de chaleco sin mangas, que apenas pasaba de la cintura (figs. 19, 45). La cuera tuvo origen en el traje militar español poco antes del 1530. Venía a ser un nuevo modelo de coleto más largo, cerrado, que podía tener mangas cortas (figs. 99, 143, 154, 175). Las voces coleto y cuera llegaron a confundirse. La ropeta y la ropilla eran prendas cortas con mangas que equivalían en cierto modo a la chaqueta de nuestros días (figs. 100, 155, 176).
  • Sobre el sayo, o sobre las prendas cortas que lo sustituían, vestían los hombres un sobretodo o ropa de cubrir. Estos eran fundamentalmente de dos tipos. Unos eran sobretodos con mangas, abiertos por delante, forrados de piel por lo general, que recibían sencillamente el nombre de ropas (figs. 13, 64, 79, 80, 167); si estaban forrados con piel de cordero de llamaban zamarros. En los últimos años de la vida del emperador apareció el tudesco (figs. 173, 174). Otros sobretodos pertenecían a la familia de la capa y sus variedades. En este grupo debemos incluir además de la capa propiamente dicha (figs. 6, 7, 16, 28, 117), el capuz (figs. 114, 137), el tabardo (fig. 141), la bernia o manto grosero y el capote para la lluvia.
  • Artesanos y labradores usaron los calzones (figs. 207, 215), los zaragüelles (figs. 206, 211), el gabán (fig. 204), el paletoque (fig. 142) y el capotillo de dos haldas (figs. 213, 214). Algunas de estas prendas procedían del traje de las clases altas, pero en el siglo XVI habían pasado ya de moda en esas clases. Otras tenían varios siglos de antigüedad.
  • Prendas de identificación insegura o problemática, por carecer de datos suficientes sobre ellas, eran la escuba y la chamarra. La casaca se puso de moda en los últimos años del reinado del emperador (fig. 194).

Tocados

Los dos tocados masculinos principales eran la gorra  el sombrero. La misión de la gorra era adornar, la del sombrero proteger.

  • La gorra apareció en el tránsito del siglo XV al XVI como una variedad del bonete, en la forma de un tocado redondo y aplastado, con vueltas o alas dobladas. Después tomó formas muy variadas (lámina 7).
  • El sombrero era de hechura mucha más sencilla, se usaba para viajar y caminar al aire libre, y podía llevarse sobre una gorra (figs, 53, 78, 97, 192).

Durante el prime tercio del siglo XVI era moda llevar el pelo recogido en una cofia o garvin bajo la gorra (figs. 8, 27, 34).

 

Calzado

En los textos encontramos numerosos nombres de calzados, pero resulta a veces difícil establecer diferencias y hacer definiciones exactas. Es posible agruparlos en las siguientes categorías:

  •  Calzados escotados o cerrados, con talón, que se ponían directamente sobre las calzas (zapatos, zapatillas).
  • Calzados que se diferenciaban de los anteriores en que cubrían también parte de las pernas (estivales, botas). (figs. 78, 144, 194).
  • Calzados de cuero o badana, muy flexibles, que solían llevarse con un segundo calzado encima (los borceguíes, flexibles y altos hasta las rodillas, y las servillas, que cubrían sólo el pie).
  • Calzados sin talón, que se llevaban con los borceguíes, servillas y otros (los alcorques y pantufos, ambos con suela de corcho; las chinelas, de suela delgada, y las galochas para protegerse del barro).

(Véanse las figuras 114, 137, 169, 184, y la lámina 42).

Bajo las calzas se usó una prenda equivalente a nuestros calcetines que recibía el nombre de escarpines.