Una tensión, un conflicto político

Aunque la primera parte del siglo XVI sea un periodo relativamente bueno, no todo lo que relucía era oro. Aquí se producían ciertas tensiones, producidas por el dinamismo y la novedad de los tiempos, como dijimos anteriormente a los descubrimientos, el Renacimiento y la Reforma…, dividiendo así los imperios y las naciones, planteando nuevos problemas.

De aquí, derivaría el problema que surge enfocado a una debilidad política en Italia. Además de ésta, viene acompañada por una debilidad militar, que podemos deducir que fue por la falta de pagos a los ejércitos, y a causa de no poseer más tropas mercenarias mandadas por los condottieri, que producían esa fuente de la riqueza y el poder. Por consiguiente, no deberíamos asombrarnos mucho acerca que Italia fuera a lo largo del siglo XVI un “cacharro” lo que hace que frente a otras potencias, como España y Francia que aprovecharan esta debilidad. Sin embargo consiguió mantenerse a “flote” gracias a Venecia, los Estado Pontificios y en alguna medida la Toscana; los únicos Estados que salvaguardaron su independencia.


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