La burocratización excesiva de la vida académica está produciendo diferentes efectos sobre el profesorado, algunos de los cuales son deletereos, tales como miedo y perdida de la autoestima. A continuación propongo una lista de consideraciones para la reflexión:
(1) El profesor es un profesional altamente cualificado, al tiempo que trabajador del conocimiento*, cuyas funciones deben tener amplia autonomía, la misma que reclamamos a la propia institución.
(2) Los profesores son profesionales confiables y honestos, y su actividad versátil mas que automática y rígida.
(3) El profesor no es un dispensador de conocimientos, más bien es un gestor del conocimiento, por consiguiente no debe ser considerado como una maquina**
(4) La docencia debe ser entendida como una actividad, creativa y flexible, mediante la cual se recibe, crea, elaborara y transmite conocimiento. Este último, debe ser entendido mas como un proceso que como un objeto inmutable.
(5) El conocimiento debe ser conseguido por el alumno mas que recibido del profesor, éste debe facilitarle el proceso al alumno con su experiencia, habilidades y con gran flexibilidad.
(6) La gestión del conocimiento, por parte del profesor, debe ser una actividad abierta, flexible y creativa, antes que una rígida base de datos (días, horarios, aulas, etc.) sometida al arbitrio de la burocracia y de los administradores de la misma.
(7) Los contenidos de la docencia (planes de estudio, programas, etc.) no deben ser entendidos como sinónimos, ni equivalentes, de conocimientos. Tan solo son indicadores de cómo aprender y conseguir aquellos.
(8) Los medios docentes y las TICS son, como su nombre indica, medios y deben ser empleados al arbitrio del profesor y nunca bajo la presión de las encuestas de evaluación.
(9) Las aulas son el mal menor de los contextos, en los que se pueden realizar actividades docentes. No son templos herméticos a los que se asiste de manera automática. Laboratorios, hospitales, fabricas, bibliotecas, teatros, juzgados y hasta el propio césped pueden ser mejores entornos.
(10) Las Buenas Prácticas en la evaluación de la docencia y del profesorado*** deben ser introducidas en la comunidad universitaria. Es poco ético evaluar la calidad de la docencia del profesorado con métodos, instrumentos y procedimientos de mala calidad.
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* Basándonos en Davenport (2006) podemos decir, de una forma simplificada, que “Los trabajadores del conocimiento tienen niveles elevados de conocimiento experto, educación o experiencia, y el propósito principal de sus trabajos implica la creación, la distribución o la aplicación de conocimiento”. Ver el Cuadro adjunto, tomado de Davenport, T.H. (2006). Recomendaciones para conseguir resultados de los trabajadores del Conocimiento. Harvard Business School Press. Barcelona: Ediciones Deusto.
** En la página 40 del Teaching Evaluation Handbook de la Universidad Cornell, se dice que “… teachers are human no machines”.
*** Ver el artículo: Joaquín De Juan Herrero et al. (2007). Buenas prácticas en la evaluación de la docencia y del profesorado universitario. En: La multidimensionalidad de la Educación Universitaria. M.A. Martínez Ruiz y V. Carrasco Embuena (Eds.). Redes de investigación Docente-Espacio Europeo de Enseñanza Superior. Editorial Marfil. (http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/12384)
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