El contenido del curso me ha resultado muy interesante para el desarrollo personal de todo ciudadano. Recuerdo que el ser humano es hombre solo si se desarrolla en sociedad y solo en la sociedad puede crecer y vivir el individuo como persona. Por tanto todos deberíamos tener muy en cuenta las cuestiones relativas a la igualdad de trato y no discriminación desarrolladas en el curso.
Ayer, 8 de marzo se celebró el Día de la Mujer y son innumerables los discursos que mencionan la brecha salarial, la igualdad para todo ser humano en todos los ámbitos de la sociedad, el techo de cristal, la discriminación para muchos colectivos inluido la mujer a la hora de acceder a un puesto de trabajo, etc. El presupuesto destinado a reducir las desigualdades por razón de sexo ha aumentado considerablemente y son muchas las voces que critican ese aumento por sonsiderarlo un problema menor en comparación con otras cirsunstancias sociales a su juicio mucho más urgentes y prioritarias, por ejemplo el creciente desempleo sobre todo de jóvenes y mayores de 50 años con escasa o nula formación, el aumento constante y sin freno del coste de los productos de primera necesidad, el descontrolado aumento del precio de la electricidad.
No dudo ni cuestiono las razones para reclamar más igualdad en el plano tradicionalmente sexual entendido como la lucha de género o las desigualdades hombre-mujer e incluso derechos de colectivos muy minoritarios pero me gustaría plantear una categoría que la mayoría de las veces se obvia y se deja totalmente de lado. Me refiero a la línea de salida desde la que se parte y el contenido de la mochila que llevamos para el recorrido o paseo. Hace poco leí un artículo que hablaba sobre la esperanza de vida en función del barrio o zona de residencia. Y un bien tan preciado como la vivienda depende al cien por cien del poder adquisitivo y nivel socioeconómico de la persona y la familia. Por tanto se puede predecir cuánto va a vivir un colectivo en función de su nivel de renta que a su vez determina su lugar de residencia y el tipo y calidad de su vivienda. Y todos sabemos que el nivel de renta depende en gran parte del nivel educativo y tipo de trabajo desempeñado asociado a dicho nivel educativo. Por tanto los estudiantes que abandonan el colegio o instituto sin completar el ciclo quedan expuestos a desempeñar trabajos de escasa o nula cualificación y poca remuneración, con aumento de la temporalidad y pérdida evidente de supuestos teóricos derechos. ¿Dónde queda la justicia social para estos estudiantes que se han visto obligados a obtener algunos ingresos dejando sus estudios o abandonando en etapas tempranas y carecen de cualificación cuando entran de lleno en la edad adulta y se ven con responsabilidades familiares y obligaciones económicas difíciles de afrontar? No estoy diciendo que no haya discriminación por razón de sexo o edad o condición física o psíquica. Claro que lo hay. Pero la legislación está ahí y está para ser cumplida. Pero la discriminación por razones económicas (muy vinculada a factores sociales, no lo olvidemos) no hay mucha legislación a la que podamos recurrir, aunque sea solo teóricamente. No digamos ya en el plano real, práctico, del día a día de muchas personas, mujeres u hombres, afectados por este tipo de desigualdad.
Para concluir y no extenderme demasiado me gustaría mencionar la película “Battle of the sexes” de 2017, protagonizada por Emma Stone y Steve Carrell que narra el partido disputado entre la tenista Billie Jean King, de 29 años y Bobby Riggs, ex-tenista profesional de 55 años. La película se salva por los actores, según algunos críticos por ser demasiado ambiciosa y querer tratar muchos temas que nada tienen que ver unos con otros (repito, según algunos críticos de cine). Pero lo que más me gustó fueron, en los extras del DVD, los comentarios que hace la mismísima protagonista en la vida real sobre los hechos relacionados con este histórico episodio del tenis mundial y sobre el avance de los derechos de las mujeres y otros colectivos invisibilizados socialmente. Hoy se diría que el partido se hizo viral. Fue un acontecimiento que llegó a tratarse hasta en el Congreso y supuso un avance en la aceptación de lo evidente para unos y de lo inaceptable para otros.