La familia Borgia fue una noble familia valenciana que a finales del siglo XV estuvo a punto a media Italia bajo el poder de la Santa Sede y convertirla en una pseudo-monarquía hereditaria. Los tres miembros más representativos de dicha familia fueron: el Papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) y sus hijos César y Lucrecia. A continuación veremos la historia de la familia Borgia centrándonos en estos tres personajes que hemos destacado.
Su historia comienza en Játiva (Reino de Valencia), en el año 1431, año de nacimiento de Rodrigo de Borja. Nació en el seño de una familia noble que había recibido los favores del rey de la corona catalanoaragonesa, Jaime I el Conquistador, por haberle apoyado en su lucha contra los moros en la reconquista de Valencia. Rodrigo escogió la carrera eclesiástica y, aproximadamente en el año 1456, con sólo 25 años, fue nombrado vicecanciller de la Iglesia por su tío, el Papa Calixto III. También llegaría al Vaticano el hermano de Rodrigo, Pedro Luís de Borja, como Capitán General del ejército de los Estados Pontificios. Así, con el inicio del Papado de Calixto III (Alonso Borgia) y con la llegada a Roma de Rodrigo y su hermano, comienza la historia de los Borgia en Roma.
El pontificado de Calixto III duró tres años. A su muerte (1458) la plebe romana asaltó los palacios de “los catalanes” (apodo despectivo empleado por los italianos para referirse a los Borgia), quienes habían estado bajo la protección del difunto Papa. Pero Rodrigo, gracias a su astucia, supo mantenerse en su puesto de vicecanciller durante el mandato de los siguientes Papas.
Ya en el cónclave para la sucesión del Papa Sixto IV (1484) comenzó a sonar su nombre como nuevo Papa, pero los recelos a que resultase electo uno de los Borgia como Sumo Pontífice impidieron su elección. El sucesor de Sixto IV sería Inocencio VIII.
La segunda oportunidad de Rodrigo para ser Papa llegaría en el año 1492. Esta vez sí que resultaría electo, aunque dicha elección le conllevaría el desembolso de miles de ducados, así como la concesión de favores y títulos. El gran rival de Rodrigo en esta segunda ocasión para proclamarse Sumo Pontífice fue Julián de la Rovere (futuro Julio II). Los cardenales estaban divididos entre franceses, italianos y españoles. Julián de la Rovere, además de ser italiano, era el protegido de Carlos VIII de Francia, por lo que contaba con los votos de franceses e italianos. Por su parte, Rodrigo contaba con el respaldo de los españoles y tuvo que comprar varios votos italianos. Finalmente, la mañana del 11 de Agosto de 1492 fue proclamado Papa bajo el nombre de Alejandro VI, nombre que eligió por su admiración hacia la figura de Alejandro Magno.
Pero Rodrigo no llegó solo al Vaticano, sino que se rodeó de los suyos, sus hijos: Juan, César, Lucrecia y Jofré. Y, nada más instalarse, comenzó a asegurar el futuro de sus hijos.
En 1493 casó a su hija Lucrecia, que sólo tenía trece años, con Juan Sforza, conde de Pesaro. Con este matrimonio, Alejandro VI pretendía asegurar una fuerte alianza con los Sforza de Milán, pero, a su vez, esta boda les costaría a los Borgia la enemistad del reino de Nápoles, ya que, estos últimos, tenían una gran rivalidad con Milán. Dada esta situación, Alejandro VI decidió pactar el matrimonio entre su hijo, Jofré, y Sancha de Aragón, hija de Alfonso II, rey de Nápoles. Esta boda tendría lugar en 1494.
Al morir Ferrante de Aragón en Enero de 1494, se desataron las codicias franco-españolas sobre Nápoles. La elección de Alfonso II no frenaría al rey Carlos VIII de Francia, que invadió el norte de Italia ese mismo año y se dirigió hacia Nápoles. Alejandro VI había pactado con Alfonso II una intervención militar contra los intereses franceses en Italia. Los franceses serán derrotados por los ejércitos de la Liga Santa (los Estados Pontificios, España, el Sacro Imperio Romano Germánico, Milán y Venecia) el verano de 1495 en Fornouve. Carlos VIII muere en la primavera de 1498 y será nombrado rey de Francia Luis XII, quien volverá a intentar conquistar Nápoles.
Tras la invasión de Carlos VIII, los barones de la Romaña, especialmente la familia Orsini, estarán enemistados con Roma. Alejandro VI nombrará a su hijo Juan capitán general del ejército papal. En 1496 se darán dos victorias del ejército papal sobre los Orsini. Pero la poca capacidad de Juan como comandante del ejército posibilitará que los Orsini recobren terreno y consigan forzar la paz a principios de 1497. Mientras tanto, César, que había sido nombrado cardenal, estaba a disgusto con su cargo y comenzará a hacer méritos para conseguir los objetivos de la familia y los suyos propios, que, obviamente, pasaban por dejar de ser cardenal.
Lo primero que hará César será poner en fuga Juan Sforza, marido de su hermana Lucrecia, ya que no interesaba la alianza con la familia milanesa. El divorcio se consigue al reconocer Juan Sforza que ha sido incapaz de consumar el matrimonio. Mientras tanto, Lucrecia se refugiará en el convento de San Sixto, con la finalidad de recuperar su imagen de dama pura y casta, cosa que contrastará con el hecho de que en Marzo del año 1498 diera a luz un niño, hijo de Lucrecia con Pedro Calderón, camarero del Papa Alejandro VI que ejercía de intermediario entre este último y su hija. Habría una hipótesis nacida de las envidias y malversaciones de los enemigos de los Borgia, que apuntaría a Alejandro VI como padre y abuelo del infante. Tras este hecho, César pactará el matrimonio de Lucrecia con el hermano de Sancha de Aragón, Alfonso de Besceglia, con la finalidad de fortalecer la alianza existente entre la familia Borgia y los Aragón de Nápoles.
Pero el verdadero objetivo perseguido por César Borgia no es otro que el mando militar del ejército papal, dada la cobardía y la incompetencia mostrada por su hermano en la guerra de la Romaña, hecho que no dejaba en muy buen lugar a la familia.
El 15 de Junio de 1497 aparecerá muerto Juan de Gandía en el río Tíber y todas las miradas apuntarán a César Borgia, aunque este hecho no está probado y existen multitud de teorías tanto a favor como en contra de que fuese César el verdadero asesino de su hermano Juan.
En Agosto de 1498, César consigue que su padre le libere de su condición de cardenal y le nombre capitán general de las tropas de la Iglesia. En Octubre de ese mismo año se entrevistará con el nuevo rey de Francia, Luis XII, con tal de explicarle cuáles eran sus proyectos. El rey francés le acogerá en su corte, le regalará el ducado de Valentinois y arreglará la boda de César con Carlota de Albert, hermana del rey de Navarra.
Tras esta nueva alianza, en Octubre de 1499, las tropas de César atacarán la Romaña, mientras que Francia conquistará Milán. El objetivo del rey francés seguirá siendo Nápoles, objetivo que, dada la alianza de Francia con los Borgia y, a su vez, de los Borgia con Nápoles, es imposible. Dado que el único impedimento que existía para que los franceses pudiesen conseguir Nápoles era la alianza existente entre los Borgia y dicho reino, César decidirá eliminar este único punto de conflicto existente en su alianza con los franceses. El verano de 1500, César ordenará el asesinato de Alfonso de Bisceglia, marido de Lucrecia, y el encarcelamiento de Sancha de Aragón en Sant Angelo.
En estos momentos, podemos afirmar, que César se encuentra en el momento cumbre de su vida, ya que a todos los éxitos personales y militares, se ha de sumar el hecho de que para él trabaje Leonardo da Vinci como ingeniero militar, hecho que le proporcinaba una gran ventaja tecnológica en el campo de batalla. La fama de César llegará a oídos de Nicolás Maquiavelo, político de la República de Florencia, que será enviado como emisario ante César.
En 1501, César Borgia es nombrado duque de la Romaña. Llegados a este punto, su objetivo parecía cumplido, pero las ambiciones de César amenazaban ahora a Florencia. En 1502 sus capitanes conspirarán contra él en Magiones, pero César les descubrirá y, con la gran astucia que le caracterizaba, logrará capturarlos en Sinigaglia, en el último día del año 1502.
El año 1503 será catastrófico para César. En la primavera de ese mismo año, el ejército francés será derrotado por parte de las tropas españolas, capitaneadas por Gonzalo de Córdoba, “El Gran Capitán”. Con esta victoria, España se anexionará a Nápoles, poniendo fin a las pretensiones francesas sobre dicho territorio. Por otro lado, su padre morirá en Agosto, al mismo tiempo que él cae enfermo. Pero la mala suerte de César no acaba aquí, sino que, además, el 1 de Noviembre es elegido Papa Julian de la Rovere, el gran enemigo de la familia Borgia, con el nombre de Julio II. El nuevo Papa hará prisionero a César y lo entregará a Gonzalo de Córdoba para que sea juzgado en España.
César será encerrado en la fortaleza de La Mota, en Medina del Campo. En invierno de 1506 conseguirá escapar y huirá hacia Navarra, donde reina su cuñado, Juan de Albert. Como Navarra estaba en guerra con el noble Luis de Beaumont, Juan de Albert nombrará a César capitán del ejército Navarro.
El día 12 de Marzo del año 1507, César recibirá la noticia de la llegada de suministros a Viana, ciudad que tenían sitiada. Este hecho enfureció a César, que partió a galope hacia la ciudad, sin preocuparse de comprobar que sus hombres le siguiesen. Fue justo en ese momento, momento en que César se encontraba solo, a galope de camino a Viana, cuando César se encontró con una veintena de jinetes rebeldes que acabarían con su vida.
Por último, nos queda la figura de Lucrecia, quien, tras el asesinato de su segundo marido, fue casada con Alfonso de Este, heredero de Ferrara. Lucrecia se casaría en 1501 y se trasladaría a Ferrara, lugar del que sería duquesa. Tras trasladarse a Ferrara, Lucrecia nunca más volvió a saber de su familia. Lucrecia murió en el año 1519.
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