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7) Herencia española

Herencia política y económica

¿Qué pasó en las Filipinas con la herencia hispana, o con la hispanización después de que las últimas tropas peninsulares abandonaran Manila? El fenómeno de “deshispanización” en estas islas, con ser una población numerosa y un aspecto importante para su historia, aún está poco estudiado. Se considera generalmente que el proceso de pérdida de la herencia española, tal como el lenguaje o la cultura, fue uniforme a partir de 1898; a saber, que los lazos culturales o el uso del idioma español fueron desapareciendo según fallecían las personas educadas en el período español.

En el plano político, la parte de la élite identificada con España (el denominado Spanish Party en la documentación norteamericana, integrado tanto por los mestizos como por ciudadanos españoles) tenía una importancia como grupo, tanto a nivel nacional como local, y precisamente el presidente de la Mancomunidad (1935-1941), Manuel L. Quezon, había sido apoyado por ellos.

A nivel económico, las empresas españolas tenían una importancia clave; la Compañía General de Tabacos de Filipinas, o Tabacalera, con sede en Barcelona, era la que empleaba a mayor número de personas en todo el Archipiélago y su participación y la de las empresas de los Elizalde, Roxas, Zóbel de Ayala, etc, era decisiva en la economía filipina, principalmente en sectores de exportación, como el azúcar o el tabaco.

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7) Herencia española

Herencia cultural

El aspecto socio-cultural de lo que permanecía del período hispano probablemente era lo más importante. La comunidad española puede ser calificada  por tener un carácter expansivo, puesto que cualquier antepasado (aunque fuera muy lejano o inclusive un religioso) parecía ser excusa suficiente para identificarse con su cultura y para sentir apego a lo hispano. Este hecho fue una gran sorpresa para los gobernantes norteamericanos, quienes señalan en sus escritos la dificultad de diferenciar entre los súbditos españoles  y los ciudadanos filipinos: “La comunidad española en Filipinas incluye españoles, muchos mestizos españoles y ciudadanos filipinos con antepasados españoles. Los mestizos y los filipinos  de antecedentes españoles, socialmente y por afinidad de sentimientos, son miembros de este grupo, se consideran ellos mismos como españoles y participan activamente en las actividades de la comunidad.

El idioma español, por su parte, seguía teniendo un uso extenso en el archipiélago. El Censo de 1939 muestra alrededor de 416.000 personas capaces de hablarlo, frente a 4.237.000 que sabían la lengua inglesa. A pesar de la abrumadora proporción de angloparlantes frente a la de hispanoparlantes, es curioso constatar una franja de edad en el que estos últimos eran los más numerosos, y no precisamente la de los más mayores: la de los niños entre 0 y 5 años. Este dato lleva a pensar que el español era, más que el inglés, una lengua hablada por los filipinos en su casa, frente al inglés que se aprendía tras la escolarización.

Estos datos del Censo apoyan la persistente importancia de la lengua de la antigua potencia colonial. No sólo entre los 5.000 ciudadanos españoles sino también entre los propios filipinos, en cuanto seguía teniendo varios papeles en la sociedad: prestigio, una lingua franca entre sectores de la clase alta y media-alta y el deseo de mantener la identidad propia frente a los colonizadores. Este último papel es interesante de resaltar, puesto que el castellano, lengua de la antigua potencia colonial, llegó a ser una lengua utilizada con un cierto significado anticolonial.

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7) Herencia española

Herencia religiosa

La religión católica ha quedado para lo último, no sólo por ser la principal influencia en la actualidad, sino también por su posición clave para mantener la identificación con lo español. La idea de la religión era el trampolín que unía a las Filipinas con España, puesto que en esos tiempos este país y su período de dominio significaban la religión católica. Una religión que segun el punto de vista de muchos filipinos de aquellos tiempos era la verdadera. La religión católica, desde este punto de vista, era también el baluarte de la identidad propia frente a la de Estados Unidos, caracterizado en ocasiones por la falta de moralidad. Los grupos protestantes habían tenido un mayor predicamento desde la colonización estadounidense y parte de ese éxito se debía al argumento usado para ganar conversos: los filipinos serían mas ricos y más prósperos si seguían el camino estadounidense,  una de cuyas características principales era el protestantismo. La importancia de este mensaje, sin embargo, no ha de ser sobrevalorada en cuanto nunca superaron el 3% de fieles entre la población total en esos años.