LA ESTRATEGIA FRANCESA QUE DEBILITÓ A LOS TERCIOS

El sistema de expatriación militar que sustentaba la eficacia del Tercio tuvo que ser abandonado conforme avanzaba el siglo XVII, ante la creciente inseguridad de los corredores militares que comunicaban Italia con Flandes. Para debilitar la hegemonía europea de los Austrias españoles, Francia atacó el corazón mismo del sistema y tras el estallido de la guerra franco-española de 1635, que no concluyó hasta la firma de la Paz de los Pirineos (1659), resultó imposible trasladar veteranos por tierra a los Países Bajos. El inicio de la Guerra de los Treinta Años en 1618 también impuso cambios en la geografía del reclutamiento. Se hizo más difícil realizar levas en Alemania y el peso de la infantería nativa de los Países Bajos fue cada vez mayor en el Ejército de Flandes. La corona trató de consolidar, sin éxito, una ruta marítima alternativa para el traslado de tropas, desde los puertos gallegos y cantábricos hasta los de Dunkerque, Nieuwpoort y Ostende. La Armada de Flandes, potenciada a partir de 1621, realizó varias expediciones después de 1635, pero no fue capaz de trasladar efectivos con regularidad: la flota holandesa controlaba los accesos a las costas flamencas. La derrota del almirante Antonio de Oquendo ante los holandeses en la Batalla de Las Dunas (1639) significó el fin de esta vía.

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