La bula Exurge, Domine fue seguida en enero de 1521 por la bula Decet Romanum Pontificem, en la cual el reformador era excomulgado como hereje contumaz. Aún así, muchos príncipes alemanes siguieron apoyando a Lutero como medio de oposición a la injerencia política vaticana, surgiendo una especie de movimiento nacionalista alemán. Federico de Sajonia siguió defendiendo a Lutero y convenció al Emperador para que una comisión de teólogos alemanes imparciales escuchara su defensa. Por ello, el reformador recibió un salvoconducto para que acudiera a la Dieta de Worms. Lutero llegó a la ciudad el 16 de abril de 1521 entre una gran ovación de sus habitantes y escoltado por las tropas de Sickingen, que pretendía ejercer presión sobre la asamblea. En la dieta, Lutero lanzó un discurso justificando sus doctrinas y atacando nuevamente a la curia romana por aprovecharse del pueblo alemán. El profesor planteaba la división que causaba como algo inevitable dada la Voluntad de Dios, de la cual él era un mero instrumento, y culpaba de ello a la curia romana. Afirmaba no poder retractarse porque iría contra las Sagradas Escrituras: “Retractarme de lo que sea, ni lo puedo ni lo quiero… porque actuar contra la propia conciencia no es ni seguro ni honrado”. En esta defensa de la libertad de conciencia y de pensamiento, muchos autores han visto un claro indicio de la naciente modernidad. Febvre ensalzaría a Lutero por haberse ensanchado hasta la “medida de la humanidad”, por haber plantado cara a los poderes medievales convirtiéndose así en “el heraldo magnífico del mundo moderno”. No obstante, hay que resaltar que Lutero no defendía la libertad de conciencia sino que se presentaba como el único depositario de la Verdad única: la de Dios.
Al finalizar la dieta, Carlos firmó el Edicto de Worms el 26 de mayo, por el que condenaba a Lutero y a sus seguidores por delito de lesa majestad al desobedecer al Emperador. Para evitarlo, Federico de Sajonia ordenó un secuestro simulado para esconder a Lutero en el castillo de Wartburg, donde permanecería diez meses. Allí escribió unas doce obras y tradujo el Nuevo Testamento del griego al alemán. Los escritos más importantes fueron destinados a atacar a la Iglesia: Sobre los votos monásticos y Contra el falsamente llamado estado eclesiástico del Papa y de los obispos, donde realizaba dos durísimas críticas contra las órdenes regulares y la Iglesia romana.
Mientras tanto, Andreas Bodenstein de Karlstadt, profesor de teología de la universidad que había apoyado a Lutero desde el principio, tomó la dirección del movimiento en Wittenberg bajo un planteamiento más radical. Abolió las confesiones y los ayunos, eliminó los cuadros y crucifijos de las iglesias, prohibió la música y sustituyó el latín por el alemán para realizar los servicios divinos. Las órdenes religiosas fueron disueltas y sus propiedades fueron expropiadas por los poderes locales. En marzo de 1522, Lutero volvió a la ciudad para poner orden, abolir algunas medidas de Karlstadt y asumir el liderazgo. El doctor culpaba a Karlstadt de apoyar la rebelión de los campesinos y, en consecuencia, le envió un duro ataque en su obra Contra los profetas bajados del cielo, donde le acusaba de ser el peor enemigo de la Reforma y de ser más peligroso que los defensores del Papa. Más tarde, hasta 1525 se dedicó a escribir, predicar y viajar con el fin de crear una nueva Iglesia basada en su teoría del sacerdocio universal.
Imagen: Cuadro sobre la Dieta de Worms. Blog La reforma y el nacionalismo alemán: https://blogs.ua.es/ideaimperial/2011/01/26/la-reforma-y-el-nacionalismo-aleman/