El sábado 19 de septiembre, a falta de una semana para mi boda, tuvo lugar mi despedida de soltero. Dimos muchas vueltas, que si hacerla, que si no (un poco mayores que somos ya), que si hacerla conjunta, que si por separado. Bueno, al final decidimos hacerla por separado.
En mi grupo de amigos es costumbre humillar al novio. Así somos nosotros. El novio se disfraza y se le hace pasar la mayor vergüenza posible. A mí me tocó de pirata (supongo que por mi aspecto físico). Al principio me daba mucho corte ir por la calle y que la gente se riera de mí, pero bueno, es lo que tocaba. El lugar elegido fue Benidorm. Al principio eso sí que fue humillante. Que me perdonen los residentes, pero es un sitio demasiado típico de despedida. Luego estuvo genial: cenamos muy bien, nos reímos mucho, acompañados de dos despedidas de solteras, unas de veinteañeras y otras cincuentonas, para compensar. Nosotros hacíamos la media entre ellas.
De la cena, a un pub de la playa, a emborracharnos hasta que nos echaran. Mientras tanto, unas cuantas bajadas de pantalones (y en dos ocasiones algo más, pero no pensad mal, eh!, que era de cara al público).
La verdad es que tengo que agradecer a mis amigos que pudieran ir, pues algunos de ellos lo estaban pasando mal económicamente y otros tenían compromisos familiares (niños) que atender y aún así vinieron para estar unas horas conmigo y recordarme que todavía tengo los amigos más geniales que uno puede tener. Gracias!
Nunca hay que dudar de si hacer o no una despedida de solteros….como tampoco hay que hacerla en conjunto…primera uno solo…despues si se quiere si se hace algo en conjunto.