Después del Saco de Roma y del fracaso de las opciones militares enviadas por Francisco I se desarolló un proceso de paz inesperado. No fue hecho por los dos Reyes sino por mujeres.
Por un lado, Margarita de Austria, la tía de Carlos V, y, por otro lado Luisa de Savoya, la madre de Francisco I.
Para concretizar la paz, se firmó la Paz de las Damas, o también Paz de Cambrai el 5 de agosto de 1529 en la ciudad de Cambrai.
Las concesiones fueron minimas, Carlos V renunciaba al duque de Borgoña que quería desde mucho tiempo.
En vez de ser una paz durable se convirtió solo en un parentesis a los conflictos.
En 1536, hubó una nueva Guerra. Carlos V preparó una invasión generalizada a Francia. Viajó a Roma para tener el apoyo del nuevo Papa. Este era imposible porque el Papa quería quedarse en su posición neutra.
Al final, Carlos V ofreció a Francisco I de enfrentarse los dos mano a mano, lo que no quizó el Rey francés. El ejercito imperial se desplegó en el Sur de Francia sin tener ningún real exito, o sin que fuera el fin de la rivalidad.
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