Control a través de matrimonios de unión, parte I (1495-1517 d.C.)

Al cabo de unos meses de la caída de Granada los Reyes Católicos promulgaban un edicto—30 de marzo de 1492—por el que se concedía a los judíos un plazo de cuatro meses para bautizarse o abandonar el reino. De un total de 200.000 judíos, prefirieron irse alrededor de 150.000. Portugal recibió muchos de ellos, pero los Reyes Católicos pusieron como condición de la boda de su hija con Alfonso el Infante que también fueran expulsados de allí.

Este matrimonio fue el segundo de gran importancia estratégica entre Castilla y Portugal. Como he escrito antes, la hija mayor de Fernando II el Católico y de Isabel I la Católica, Isabel, desde su nacimiento, sirvió a los intereses políticos de sus padres. Tras la Guerra de Sucesión, por la que su madre Isabel la Católica accedió al trono, ella llegó a ser un puente entre los dos reinos. En 1479, por el tratado de las Tercerías de Moura se pactó con Portugal el matrimonio de Isabel con el Alfonso, heredero de la corona portuguesa. Como garantía del tratado, ambos deberían residir en Moura, Portugal, en el castillo de los Braganza. Aunque en 1483 se anula esta condición por acuerdo de las dos coronas y ambos niños retornan a las respectivas cortes (y él murió en 1491), en 1495 Isabel se casó con Manuel I de Portugal y servió como Reina de Portugal desde su muerte en 1498.

Con la muerte de Isabel, la unión estratégica entre Castilla y Portugal fue perdido. Sin embargo, el subsiguiente matrimonio de María de Aragón y Castilla (Córdoba, España, 29 de junio de 1482—Lisboa, Portugal, 7 de marzo de 1517), cuarta hija de los Reyes Católicos, con Manuel I de Portugal, restableció la unión familiar entre los reinos de Portugal y de Castilla y Aragón, así que los Reyes Católicos tendría cierto control por alianza en Portugal otra vez.

María y Manuel se casaron el 30 de octubre de 1500, continuando así con la política de sucesivas bodas entre las familias reales portuguesas y castellano-aragonesas, en el intento de unir los reinos españoles y eventualmente Portugal. De su matrimonio con Manuel I de Portugal nacieron diez hijos:

  • Juan III, rey de Portugal (1502-1554).
  • Isabel de Portugal (1503-1539), casada con su primo Carlos I de España, madre de Felipe II de España (I de Portugal) desde 1580.
  • Beatriz (1504-1538), casada con Carlos III de Saboya, despojado de casi todos sus estados en 1544 por Francisco I de Francia, madre de Manuel Filiberto de Saboya, uno de los héroes de la batalla de San Quintín.
  • Luis de Avis, duque de Beja (1506-1555)
  • Fernando, duque de Guarda y Trancoso (1507-1534)
  • Alfonso de Portugal, Cardenal de Portugal (1509-1540)
  • María (1511-1513)
  • Enrique I, rey de Portugal (1512-1580)
  • Eduardo de Avis, duque de Guimarães (1515-1540), casado con Isabel de Braganza, cuya hija la duquesa Catalina, disputó los derechos sucesorios al trono portugués de su primo hermano, Felipe II de España, I de Portugal. Eduardo e Isabel fueron bisabuelos de Juan IV de Portugal.
  • Antonio (1516)

 

El primer viaje de Colón y el tratado de Tordesillas (1492-1494 d.C)

El 3 de agosto de 1492, Colón se embarcó en su viaje a las Indias desde el puerto de Palos de la Frontera (Huelva) con las carabelas La Pinta y La Niña, y con la nao, Santa María. Hasta el 6 de septiembre estuvo en las islas Canarias, y el 25 de diciembre de 1492 las embarcaciones llegaron a la isla de Santo Domingo donde se hundió la Santa María. Sus restos fueron usados para construir el asentamiento La Navidad, el primer asentamiento español en América y ubicado en el país moderno de Haiti.

Las dos carabelas sobrevivientes, al mando de Colón, regresaron al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493. El día 3 de abril de 1493, el Rey Fernando el Católico recibió a Colón en Barcelona para recibir el informe del viaje al oeste–a lo que Colón creía era la India (años después y después de la muerte de Colón, los europeos descubrirían que las tierras a las que había llegado no eran en realidad parte del Asia, sino de un continente desconocido).

Pero antes de reunir con Fernando, el 4 de marzo de 1493 Colón fue forzado ir a Lisboa por una tormenta en el Atlántico; desde Lisboa, tuvo ocasión de entrevistarse con Juan II de Portugal y informarle de sus descubrimientos. Inmediatamente el monarca portugués reclamó la pertenencia de las nuevas tierras alegando derechos derivados del tratado de Alcáçovas. Los Reyes Católicos, por su parte, negaron la reclamación, insistiendo en que la navegación se había dirigido siempre al oeste, y no al sur de Canarias.

Este descubrimiento español fue muy importante y, como los Reyes Católicos querían establecer comercio entre los nuevos territorios y España, nueva legislación fue necesario. Para evitar el riesgo de una guerra y para proteger los descubrimientos de Colón, la Corona Española propuso un compromiso que fue ratificado en Tordesillas (actualmente en la provincia de Valladolid) el 7 de junio de 1494 por Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón, y Juan II rey de Portugal. El tratado establecía un reparto de las zonas de conquista y anexión del Nuevo Mundo a través de una línea imaginaria y divisora que correría desde el Polo Norte hasta el Polo Sur. La esencia del Tratado consistió en el establecimiento de una nueva línea de demarcación, con sus extremos en ambos polos geográficos, y que pasara a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. España tendría derecho a las tierras al oeste de la línea, mientras Portugal tendría derecho a las tierras al este de la línea. Actualmente la línea coincide con el meridiano situado a 46º 37’ longitud oeste, el meridiano que pasa prácticamente por la actual ciudad de São Paulo. Así la ubicación de la línea, que pasa por el extremo este de Brasil, permitía que Portugal conquistara a esa parte de Sudamérica cuando Pedro Álvares Cabral llegó a costas brasileñas en 1500 d.C.

El tratado también contemplaba la renuncia de Castilla a los derechos que tenía sobre el Reino de Fez, excepto la región que rodea a Melilla, y también la exclusión de barcos de pesca castellanos al sur del Cabo Bojador, etcétera.

En su Historia de España, Menéndez Pidal califica el Tratado de Tordesillas como el primer tratado moderno de la historia europea pues, por primera vez, al lado de los diplomáticos que llevaban las conversaciones había dos grupos de peritos (españoles y portugueses) que asesoraban técnicamente a los primeros.

“Que se haga y asigne por el dicho mar océano una raya o línea derecha de polo a polo, del polo Ártico al polo Antártico, que es de norte a sur, la cual raya o línea e señal se haya de dar e dé derecha, como dicho es, a trescientas setenta leguas de las islas de Cabo Verde para la parte de poniente, por grados o por otra manera, como mejor y más presto se pueda dar, de manera que no será más. Y que todo lo que hasta aquí tenga hallado y descubierto y de aquí adelante se hallase y descubriere por el dicho señor rey de Portugal y por sus navíos, así islas como tierra firme, desde la dicha raya arriba, dada en la forma susodicha, yendo por la dicha parte de levante, dentro de la dicha raya a la parte de levante, o de norte o sur de ella, tanto que no sea atravesando la dicha raya, que esto sea y quede y pertenezca al dicho señor rey de Portugal y a sus subcesores para siempre jamás. Y que todo lo otro, así islas como tierra firme, halladas y por hallar, descubiertas y por descubrir, que son o fueren halladas por los dichos señores rey y reina de Castilla y de Aragón, etc., y por sus navíos, desde la dicha raya, dada en la forma suso dicha, yendo por la dicha parte de poniente, después de pasada la dicha raya, para el poniente o al norte sur de ella, que todo sea y quede y pertenezca a los dichos señores rey y reina de Castilla y de León, etc., y a sus subcesores para siempre jamás”
Sobre todo, el tratado permitió la conquista subsiguiente de la mayoría de Centro y Sudamérica por los españoles; los portugueses, mientras tanto, solo tenían acceso a las tierras de Brasil y sus conquistas anteriores en África. La Monarquía Española extraería la riqueza de las tierras de América en los años siguiente para pagar los gastos enormes de la nación bajo Carlos I y Felipe II.
Vídeo sobre el Tratado de Tordesillas
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