Historia

Los intereses españoles en tener notables posesiones en el norte de África son debido a que por una parte es una manera de lucrarse económicamente manteniendo contactos comerciales con los pueblos musulmanes africanos. Pudiendo hacer estas transacciones más seguras manteniendo estas plazas costeras. Pero sobre todo se debía a que había una amplia red de piratería en el Mediterráneo que interfería en el tráfico marítimo de los barcos españoles por el mismo, además de atemorizar las costas de la península Ibérica, que no resultaban nada seguras debido a las continuas incursiones berberiscas que sufrían. La mayoría de embarcaciones piratas zarpaban del puerto de Orán, que era uno de los más importantes del norte de África. Además, esta campaña se adaptaba a la misión evangelizadora y protectora de la fe católica que tenían los Reyes Católicos, tras el título de Monarcas Católicos que les otorgó Rodrigo Borgia, el Papa Alejandro VI.

La reina Isabel I había fallecido el año 1504, por lo que sería el monarca Fernando el Católico el que le encomendaría la misión de la conquista al Cardenal Cisneros en 1509. No obstante, dicha campaña se realizó más por el empeño del cardenal que por el del monarca, de hecho tuvo que financiar parte de la misma con dinero de su propia diócesis, puesto que la relación entre el monarca y el religioso no eran del todo favorables debido al recelo del monarca ante la creciente popularidad del Cardenal Cisneros en Castilla.

Primeramente se tomaría la plaza de Mazalquivir en 1505, para lo que se contaría con la colaboración de Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán. Que gozaba de una gran reputación bélica gracias a sus fabulosas campañas en Italia. Una vez tomada esta plaza al oeste de Orán, sería mucho más fácil organizar una expedición a la ciudad vecina. Para esta labor se contaría con Pedro Navarro, un veterano de guerra de las campañas de Italia a las órdenes del Gran Capitán. No obstante las relaciones entre Pedro Navarro y el Cardenal Cisneros no eran óptimas debido al fuerte carácter opuesto de ambos. Lo que quedó patente antes de partir la expedición, por lo que optó Cisneros en quedarse en tierras peninsulares. Además, la edad le hacía poco aconsejable el implicarse demasiado en la conquista, pues ya contaba con la avanzada edad de 73 años en 1509.

La flota compuesta por aproximadamente 90 naves de distintas características zarpó el 16 de mayo de 1509 de los puertos de Málaga y Cartagena, con unos 15.000 soldados del tercio de Sicilia. El general en jefe sería Pedro de Navarro, don Diego de Córdoba era el Teniente General, don Sancho Martínez de Leiva era el ayudante. Además contaron con importantísimos militares de renombre como don Diego de Vera, don Esteban Villarroel, Gerónimo Vianelli, Villalva, Alonso de Granada Venegas, Juan de Espinosa o Gonzalo de Ayora. Se dirigirían hacia Mazalquivir que serviría de puente para preparar la conquista de Orán.

La ciudad de Orán presentaba unas buenas fortificaciones, a pesar de la barbarie que presentaban las mismas. Contaba con diferentes fuertes que cortaban el acceso a la ciudad que se encontraba en alto, lo que dificultaba notablemente la toma de la ciudad. El éxito de la toma de oran se debe a la rapidez y al vigor del ataque. Pedro de Navarro encabezó el ataque tomando las posesiones culminantes, que eran vigiladas y protegidas por miles de musulmanes. Mientras la flota, anclada frente a la ciudad, enviaba a sus marinos a tierra mientras abrían fuego con los cañones de las embarcaciones. Los fanáticos musulmanes defendían sus mezquitas inútilmente, pues no pudieron hacer frente a los soldados españoles, que consiguieron enarbolar el banderín del Cardenal, en el que se veía por un lado un crucifijo y por el otro el escudo de armas de Ximenez, dando por tomada la ciudad. Hubo 4.000 degollamientos y 8.000 presos. No obstante la en la fortaleza central se resistía el gobernador que sólo entregaría las llaves de la ciudad al cardenal Cisneros, que llegaría poco después. Una vez recibidas las llaves, permitió a las tropas retirarse a Tremecén, llevando sus armas y equipaje. Y el gobernador de Orán, sería recibido en España acorde a su condición. En las prisiones subterráneas de la ciudad se encontró unos 300 presos cristianos que fueron rescatados, atendidos y distribuidos por los diversos barrios de la ciudad que habían quedado desiertos. El Cardenal Cisneros repartió el botín entre sus hombres, excepto algunos objetos preciados que guardo para el rey Fernando. Para él guardó algunos libros árabes que aun hoy se conservan en la biblioteca de Alcalá. Mandó limpiar la ciudad, purificó las mezquitas convirtiéndolas en iglesias y mandó construir un hospital. Además ordenó reconstruir sin demora las fortificaciones para su defensa, puesto a que no tardarían en organizar una misión de reconquista los musulmanes. Tras establecer una orden secular en la ciudad, mandó enviar un inquisidor a Oran para vigilar a los nuevos conversos.

La presencia española en los primeros momentos fue muy escasa, limitándose a saqueos y pequeñas conquistas en el campo para conseguir alimentos y esclavos. No obstante la ciudad iría ganando importancia en el Mediterráneo por su fabulosa situación geográfica, que permitía entablar relaciones comerciales con los pueblos del sur y servir de puente para diferentes misiones navales. Debido a esto, sería visitada por personajes importantes, como el virrey de Sicilia, Hugo de Moncada, que organizó una expedición mandado por Carlos V para la toma de Argel en 1518. O Hernán Cortés, que prepararía en este lugar su insatisfactoria acción contra Argel de 1541.

Tendría momentos de gran relevancia para la historia de España, como cuando en 1609 se produjo la famosa expulsión de los moriscos de la Península Ibérica. Los cuales serían transportados hacia la plaza de Orán, desde donde serían repartidos entre las diferentes ciudades musulmanas del sur.

En 1702, el rey Hadj-Mustafá decidió romper la tregua que había firmado poco antes con los españoles, para intentar acabar con la ocupación española. En 1708 la ciudad sería tomada por las tropas de Mohammed-Badtache, debido en parte al periodo de inestabilidad predominante en la península con una guerra de sucesión que mantenía todo el interés focalizado en la misma. Por lo que la plaza quedó únicamente defendida por escasos efectivos defendiendo los distintos fuertes de la ciudad, como el Fuerte de las Fuentes, el Fuerte de Santa Cruz, el Fuerte de San Gregorio o el Fuerte de la Mona. De este modo, las tropas argelinas no tuvieron demasiados problemas para hacerse con el control de Oran. Degollando a las escasa tropas que defendían la ciudad.

Una vez finalizada la guerra de sucesión y firmado el Tratado de Utrecht, que afianzaba a Felipe V en el trono español, se decidió el monarca Borbón a recuperar la estratégica plaza del norte de África. Formó un ejército de 28.000 hombres, dirigido por el Conde de Montemar. Que contaba con el apoyo de nombres como don Alejandro de la Motte o don José, duque de Cansano, que movilizaría un importante contingente marítimo, que partiría del puerto de Alicante el 15 de junio de 1732, pero que por cuestiones meteorológicas no arribaría a costas africanas hasta el día 30 del mismo mes. Siendo conquistada el día 1 con increíble rapidez. Lo que otorgaría un gran prestigio a la armada española. En este periodo se volverían a construir numerosos fuertes y cuarteles destinados a la protección de la plaza que sería objeto de ataques en repetidas ocasiones por parte de los ejércitos turcos.

La noche del 8 al 9 de octubre de 1790 se produciría un hecho que marcaria el devenir de los acontecimientos en Orán. Y es que esa noche se produciría un catastrófico acontecimiento, pues un enorme terremoto arrasaría la ciudad dejándola completamente destrozada. Numerosos edificios construidos por los españoles quedarían destruidos y morirían unas 3.000 personas. Este suceso, unido a que la monarquía española no pasaba por sus mejores momentos, hizo que la ciudad fuera prácticamente abandonada. A lo que se iniciarían las negociaciones para la cesión de la plaza de oran al dey de Argel, puesto que la monarca Carlos IV no disponía de medios económicos para mantener las plazas de Orán y Mazalquivir. Así que se optaría por la venta de las mismas. La firma del tratado seria el 12 de septiembre de 1791, fecha en la cual España abandonaría estas plazas dejándolas en manos de los turcos.

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