Si buscamos la biografía de Thomas More destaca especialmente la calificación de utopía como una sociedad comunista. Sin embargo, no será hasta el XIX cuando se desarrolle esta corriente de pensamiento, que se encuentra fuertemente unida a la situación social causada por la revolución industrial. A pesar de esa aparente descontextualización, muchos historiadores califican la sociedad de More como comunista e incluso es llamado el padre del comunismo, siendo un tema discutido entre historiadores.
El comunismo es el fin de la lucha de clases o de la dictadura del proletariado. Una sociedad no comunista es la dividida en burgueses (con medios de producción o máquinas) y proletarios (que venden su fuerza de trabajo a cambio de dinero). Este sistema implica la explotación del obrero, obligado a aceptar las condiciones que el burgués le imponga. Esto es debido a la gran cantidad de personas sin medios de producción, en contraposición al porcentaje de personas burguesas (2%). Tras la etapa del socialismo teóricamente los medios de producción pasan a manos del proletariado, colectivizándose.
“Conviene poner la atención en esto para no llamarse a engaño, pues podía imaginarse que con solamente seis horas de trabajo diario no podrán producirse los bienes cuyo uso es indispensable, lo cual está muy lejos de suceder, porque con este tiempo, no solamente basta sino que sobra para obtener en abundancia las cosas necesarias para la vida y aun las superfluas.
En los países en que casi todas las mujeres (que son la mitad del pueblo) trabajan y los hombres se dan al reposo, además del gran número de sacerdotes y religiosos que no producen nada con sus manos, ni los señores ricos y herederos (a los que el vulgo llama nobles y caballeros), incluyéndose en esta cuenta a toda la caterva de los que sirven a estos últimos de espadachines y truhanes, y a los mendigos que teniendo salud fingen enfermedad por holgazanería, hallaréis que son muchos, los que no producen nada; y entre los que trabajan hay una gran parte que no se ocupan en cosas necesarias, ya que donde todo se consigue con dinero es forzoso que haya muchas artes totalmente vanas, que sólo sirven al antojo y al exceso.
Si los pocos que trabajan se aplicaran todos en los menesteres necesarios a la vida humana, sin duda que bajarían los precios de las cosas, de manera que la vida resultaría mucho más fácil. Y si se juntaran a éstos todos los que viven en el ocio y en la holganza, y se ocuparan en trabajos provechosos para todos (contando con que los artífices de las manufacturas de lujo y los holgazanes consumen cada uno tanto como dos oficiales de trabajos útiles y necesarios) aquellas seis horas diarias bastarían y sobrarían para estar abastecidos abundantemente de todas las cosas necesarias para la vida y su comodidad, incluso para los, deleites verdaderos y naturales.”
Thomas More en Utopía, capítulo “Duración del trabajo” (página 14).
Tomás Moro retrata en Utopía el origen económico de las injusticias sociales de Inglaterra, al cual la única solución que ve posible es la eliminación de la propiedad privada del trabajo. Esto en sí ya supone un acercamiento a las ideas de Marx, pero se evidencia aún más con el reparto del trabajo de su libro. En Utopía, toda la población utilizará 6 horas diarias (incluidos, en su periodo de aprendizaje, los niños), produciendo alimentos, vestimenta, viviendas… por último, también destaca el capítulo de “comparaciones”:
“En otras Repúblicas, aunque sean prósperas y florecientes, y nadie tema morirse de hambre, procuran, no obstante, más sus comodidades particulares que la conveniencia pública; y aunque la necesidad obliga a veces a hacer estas cosas, no así en Utopía, donde todo es común, y por ello nadie teme morir de necesidad por estar llenos los almacenes públicos desde los que a todos se distribuye con equidad. No hay ningún pobre, porque nadie posee nada en particular, siendo todos ricos en común.”
Thomas More en Utopía, capítulo “Comparaciones” (página 34).