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Información sobre Thomas More

Thomas More, (o Tomás Moro en su variante castellanizada) es uno de los filósofos y teólogos más importantes de la primera mitad del siglo XVI. Compañero de Erasmo de Róterdam e influenciado por grandes de la filosofía como Platón o Aristóteles, desarrolló la primera utopía. Este término actualmente es entendido como la sociedad perfecta, Thomas escribió en su libro el ejemplo de un estado autosuficiente, sostenible y regido por la razón. Se puede entrever que su intención, sin embargo, era establecer un paralelismo con su época, completamente contraria. Bajo el reinado de Enrique VIII se desarrolla la religión anglicana, en la que el monarca será también cabeza de la iglesia. More percibía Inglaterra como una sociedad consumida por la avaricia y codicia, inestable en sus creencias, en la que era imposible para la mayoría alcanzar la felicidad. En Libellus…De optimo reipublicae statu, deque nova insula Vtopiae, de 1516, desarrollará un modelo de estado perfecto social, política y económicamente. Es curiosa cercanía con respecto a algunos conceptos mucho posteriores, como lo son el comunismo.

Utopía y la libertad religiosa

Thomas pretendió representar su deseo de un lugar donde la religión fuese libre y los hombres tuvieran capacidad de decisión sobre su fe. Esto es algo claramente influenciado por su experiencia personal: More fue estudioso de las escrituras y la religión católica desde pequeño, aunque su trabajo fue de jurista y posteriormente perteneció al parlamento. Sin embargo, con la necesidad política de Enrique VIII de conseguir divorciarse, surgirá el anglicanismo, religión que Thomas nunca aceptará (de allí su famosa frase, primero siervo de Dios, luego del rey, en contraposición a la idea de monarca como cabeza de la Iglesia). Su desagrado hacia la situación inestable con respecto a la ideología que se vivía no sólo en Inglaterra, sino en toda Europa, queda reflejada en su obra: En Utopía los hombres tienen una fe, un idioma y unas costumbres, sin producirse conflictos por ello. La libertad de expresión y de religión contrasta así fuertemente, especialmente si tenemos en cuenta que Thomas morirá por herejía. Destaca un pensamiento tan adelantado para su época, en el que no se impone una religión, sino que es aceptada por todos y perpetuada sin medios de coacción o corrupción de sus ideales.

Utopía y su relación con el comunismo

Si buscamos la biografía de Thomas More destaca especialmente la calificación de utopía como una sociedad comunista. Sin embargo, no será hasta el XIX cuando se desarrolle esta corriente de pensamiento, que se encuentra fuertemente unida a la situación social causada por la revolución industrial. A pesar de esa aparente descontextualización, muchos historiadores califican la sociedad de More como comunista e incluso es llamado el padre del comunismo, siendo un tema discutido entre historiadores.

El comunismo es el fin de la lucha de clases o de la dictadura del proletariado. Una sociedad no comunista es la dividida en burgueses (con medios de producción o máquinas) y proletarios (que venden su fuerza de trabajo a cambio de dinero). Este sistema implica la explotación del obrero, obligado a aceptar las condiciones que el burgués le imponga. Esto es debido a la gran cantidad de personas sin medios de producción, en contraposición al porcentaje de personas burguesas (2%). Tras la etapa del socialismo teóricamente los medios de producción pasan a manos del proletariado, colectivizándose.

“Conviene poner la atención en esto para no llamarse a engaño, pues podía imaginarse que con solamente seis horas de trabajo diario no podrán producirse los bienes cuyo uso es indispensable, lo cual está muy lejos de suceder, porque con este tiempo, no solamente basta sino que sobra para obtener en abundancia las cosas necesarias para la vida y aun las superfluas.

En los países en que casi todas las mujeres (que son la mitad del pueblo) trabajan y los hombres se dan al reposo, además del gran número de sacerdotes y religiosos que no producen nada con sus manos, ni los señores ricos y herederos (a los que el vulgo llama nobles y caballeros), incluyéndose en esta cuenta a toda la caterva de los que sirven a estos últimos de espadachines y truhanes, y a los mendigos que teniendo salud fingen enfermedad por holgazanería, hallaréis que son muchos, los que no producen nada; y entre los que trabajan hay una gran parte que no se ocupan en cosas necesarias, ya que donde todo se consigue con dinero es forzoso que haya muchas artes totalmente vanas, que sólo sirven al antojo y al exceso.

Si los pocos que trabajan se aplicaran todos en los menesteres necesarios a la vida humana, sin duda que bajarían los precios de las cosas, de manera que la vida resultaría mucho más fácil. Y si se juntaran a éstos todos los que viven en el ocio y en la holganza, y se ocuparan en trabajos provechosos para todos (contando con que los artífices de las manufacturas de lujo y los holgazanes consumen cada uno tanto como dos oficiales de trabajos útiles y necesarios) aquellas seis horas diarias bastarían y sobrarían para estar abastecidos abundantemente de todas las cosas necesarias para la vida y su comodidad, incluso para los, deleites verdaderos y naturales.”

Thomas More en Utopía, capítulo “Duración del trabajo” (página 14).

Tomás Moro retrata en Utopía el origen económico de las injusticias sociales de Inglaterra, al cual la única solución que ve posible es la eliminación de la propiedad privada del trabajo. Esto en sí ya supone un acercamiento a las ideas de Marx, pero se evidencia aún más con el reparto del trabajo de su libro. En Utopía, toda la población utilizará 6 horas diarias (incluidos, en su periodo de aprendizaje, los niños), produciendo alimentos, vestimenta, viviendas… por último, también destaca el capítulo de “comparaciones”:

“En otras Repúblicas, aunque sean prósperas y florecientes, y nadie tema morirse de hambre, procuran, no obstante, más sus comodidades particulares que la conveniencia pública; y aunque la necesidad obliga a veces a hacer estas cosas, no así en Utopía, donde todo es común, y por ello nadie teme morir de necesidad por estar llenos los almacenes públicos desde los que a todos se distribuye con equidad. No hay ningún pobre, porque nadie posee nada en particular, siendo todos ricos en común.”

Thomas More en Utopía, capítulo “Comparaciones” (página 34).

Contexto político del Renacimiento

A lo largo de todo el siglo XV, el feudalismo comenzó a mostrar claros signos de desmoronamiento. A pesar de la persistencia de la sociedad en tres estamentos definidos (nobleza, clero y estado llano), se logró apreciar que esta separación no era tan rígida como lo fue en la Edad Media, ya que la adquisición de riquezas y bienes permitieron una cierta movilidad en la escala social. Y aunque la nobleza continuaba siendo propietaria de grandes extensiones de tierra, lentamente fueron perdiendo poder económico y militar.

A esto además hubo que sumarle el auge de las ciudades, que significó la aparición de nuevas actividades económicas y el surgimiento de una nueva clase social conocida como la burguesía. En definitiva, sería el campo de cultivo perfecto para una nueva concepción de la cultura que se conocería como Renacimiento.

Así durante el transcurso del Renacimiento, se empezó a romper con la unidad que existía en Europa, fruto de la descomposición del antiguo sistema feudal, dándose inicio a la época de los absolutismos y nacionalismos. Los descubrimientos geográficos y el inicio de la expansión colonial, jugaron un papel importante en el nacimiento de fuertes monarquías europeas centralizadas, como fueron el caso de España, Inglaterra y Francia, en las cuales el rey adquirió un aire de emperador que rivalizó en autoridad con el Papa.

Sin embargo, en el caso de Italia, esta continuó divida en pequeñas ciudades-estado que rivalizaban entre sí y qué pronto entrarían en un proceso decadencia, propiciado por los enfrentamientos entre Francia y España por el predominio en la Península itálica. Para evitar esto, los pensadores italianos se comprometieron a favorecer ciertas virtudes sociales que tenían relación con asuntos morales y políticos. Los gobiernos, por su parte, se mostraron favorables de impulsar los valores nacionales para poder conseguir más adeptos. La religión por su parte también se unió a este sentimiento por intereses políticos. Además, hay que mencionar que todo este creciente nacionalismo también se nutrió de otros factores como la economía y la lingüística, siendo este último muy característico, ya que con la aparición de las primeras gramáticas, muchas lenguas nacionales desplazaron al latín.

Cabe mencionar que los nuevos descubrimientos geográficos abrieron nuevos mercados y por consiguiente, nuevos conflictos y tensiones internacionales.

La aparición y desarrollo de la filosofía política durante el Renacimiento, estuvo estrechamente relacionada con la crisis religiosa surgida de la reforma protestante, el auge de la burguesía en las ciudades y el pensamiento renacentista. La iglesia comenzó a perder el poder político que ostentaba en Europa desde la coronación de Carlomagno, pero en el siglo XVI, algunos pensadores escolásticos consideraron que se tenía que separar la filosofía de la teología, ya que eran doctrinas que trataban asuntos totalmente diferentes.

Cuando esta separación se hizo efectiva, se dio origen a la filosofía política renacentista, la cual se agrupaba según el pensamiento realista o idealista. Por un lado estaba el realismo político, que se basaba en la lógica de la exigencia del orden establecido, la descripción de cómo funcionaba el sistema y las recomendaciones a la hora de intervenir, representado por el italiano Nicolás Maquiavelo. Por otro lado, idealismo político consideraba de que se debía crear un Estado ideal que estuviese asesorado por un buen filósofo y fue representado por Tomás Moro.

Por último cabe mencionar también a Erasmo de Rotterdam, gran humanista que criticará los excesos y abusos de poder cometidos por los gobernantes sobre los hombres.