Contexto histórico Orihuela

Finales del s. XIX la ciudad de Orihuela tenía una hegemonía y actitud social más que conservadora con el legad más clerical de la provincia de Alicante. En 1884 se inauguró el ferrocarril de Alicante-Murcia, con estación en Orihuela, proyectando un crecimiento demográfico, una leve mejora en la urbanización con numerosos edificios y reformas de vías urbanas para adaptarlas al cambio que estaba llegando, estos cambios no son significativos tras décadas, ya que son cambios lentos por diversos motivos.

En la primera década del s. XX hubieron diferentes cambios eclesiásticos, surge ese activimo de los Jesuitas, lo cual cambia la jerarquía del clero, traen una visión más cercana al pueblo, ya sea por actos de caridad u otros. En el ámbito político-económico, los liberales tomaban el poder, pero un poder algo inusual, aunque muy visto hoy en día, de un bipartidismo con los sectores tradicionales y progresistas de los liberales, es decir una falsa democracia. La oposición Carlista, y otros sectores conservadores desaparecidos en la zona del Bajo Segura. Comparando estos años con el contexto nacional, da como resultado un retraso en la industrialización de la comarca y más precisamente de Orihuela frente a Barcelona (surge CNT, Alicante, e incluso Elche), significa esto que mientras en otros territorios ya andaban manifestándose por sus malestares causados por la revolución industrial, Orihuela la fuerza de PSOE, CNT y UGT era casi inexistente, ya que aquí aun se centraba el poder entre los terratenientes de las tierras circundantes, los cuales daban trabajo a cientos de personas como jornaleros.

Como la industrialización a Orihuela era muy difícil de conseguir ya que la aristocracia se negaba a ello, decidieron intervenir con nuevos planes de riegos, proyecto de Los Riegos de Levante, inaugurado en 1926 pero propuesto y realizado con anterioridad, lo que incluiría una transformación del suelo, mayor capacidad de riego y con ello más excedente agrario, transformando los campos de Orihuela de cultivo de secano a un cultivo de regadío que conllevaría un aumento del poder adquisitivo de la aristocracia. No solo esto beneficiaba a la aristocracia y a los jornaleros del campo, sino también a los jornaleros que construyeron esas canalizaciones, y otro sectores profesionales se vieron favorecidos.

Sobre la dictadura de Primo de Rivera, no sufrieron graves cambios, tan solo siguieron desarrollando lentamente como ciudad, y llegando la industrialización y mayor desarrollo del sector terciario. Tras la dictadura, entra en el poder el bando republicano, lo cual constituyen una ley de Reforma Agraria (1932) para restar el poder de la aristocracia terrateniente, haciendo la división en parcelas pequeñas a los agricultores dispuestos.

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