Diez años gobernó el Reino D. Jimeno Íñiguez, durante los cuales disfrutó Navarra del más profundo sosiego merced á las luchas civiles de los francos y á la guerra sostenida por estos con los árabes.
Estas guerras absorviendo enteramente el espíritu belicoso de ambas naciones, contribuyeron al bienestar y paz de los navarros y su ventura se consolidó con las virtudes del nobilísimo D. Jimeno, varón de rara prudencia, liberal con los menesterosos, amigo de sus servidores y todavía más amigo de la justicia.
Dejó al morir dos hijos que le sucedieron en la corona y su cuerpo fué sepultado en el monasterio de Leire.
Deja un comentario