El alzamiento para la primera guerra (1833-1840) tuvo en Navarra gran importancia desde el primer momento. Al conflicto sucesorio se añadía aquí el problema de la integridad de los fueros y del régimen tradicional del reino.
La muerte de Tomás de Zumalacárregui (24-VII-1833) que con un auténtico ejército regular había tenido en jaque a los mejores generales isabelinos en Navarra y Vascongadas hizo cambiar el signo de la contienda hasta llegar a las desavenencias carlistas, el fusilamiento por Maroto del general Guergué y sus colegas navarros, el convenio de Vergara (31-VIII-1839) y el internamiento de Carlos (V) en Francia por Carlos (V) (14-IX-1839).
El gobierno liberal dueño siempre de Pamplona, había desmantelado las instituciones privativas pero con la Ley Paccionada de arreglo de fueros (16-VIII- 1841) Navarra consiguió salvar una parcela estimable de su autonomía, encarnada ahora por la Diputación Foral.
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