ROGLES HERNÁNDEZ, María Asunción.La inmigración en Alicante (1650-1799). Revista de historia moderna.[en línea] Alicante: Universidad de Alicante, Departamento de Historia Medieval, Historia Moderna y Ciencias y Técnicas Historiográficas . N. 4 (1984).[consulta: 11-1-12] RUA. ISSN.pp. 387-415. 0212-5862 Disponible en :http://rua.ua.es/dspace/handle/10045/5066
Los estudios demográficos anteriores a la época precensal entrañan una serie de dificultades en lo relativo al conocimiento de los movimientos migratorios. En esta entrada veremos algunos datos de la inmigración peninsular en Alicante en la época que nos ocupa en un trabajo basado en la en los archivos parroquiales, concretamente los libros de desposorios de la Colegial alicantina de San Nicolás.
La inmigración peninsular comprende las localidades españolas que quedan fuera de nuestra comunidad, agrupadas según una división aproximada de las modernas regiones geográficas, aunque no totalmente iguales, así Madrid ha quedado incluida en el grupo de Castilla-La Mancha, Santander y Logroño en el grupo de Castilla-León. Portugal aparece excluida del conjunto peninsular y englobada en el apartado de la inmigración extranjera.
Una pronta observación del total de las cifras nos podría hacer pensaren un movimiento migratorio procedente, en líneas generales, de todos los puntos del país. Pero el cuadro siguiente que recoge la evolución en períodos de 50 años, nos demuestra la preponderancia de unas zonas sobre otras a lo largo de los 150 años estudiados.
A través de estos datos observamos cómo las regiones alejadas del reino de Valencia y concretamente de Alicante ofrecen contingentes poblacionales muy bajos, caso de Extremadura, mientras que las regiones próximas, Murcia y Castilla-La Mancha, presentan una aportación máxima. Una vez más la proximidad aparece como factor básico en el desplazamiento. Entre las áreas con mayor aporte de desposados destaca en primer lugar Castilla—La Mancha, con un total de 420 individuos, distribuidos en 62 varones y 158 hembras, que suponen el 25’53 % de la inmigración peninsular. En la evolución por períodos, el porcentaje de los primeros 50años correspondientes a la segunda mitad del XVII, es muy elevado; en los años de 1700-1749 sigue detentando el primer puesto en el reparto porcentual, pero seguida a corta distancia por Murcia; ya en el último período se encuentra superada por Murcia. A nivel de sexo, clara supremacía de varones sobre hembras, en ningún momento las mujeres sobrepasan o igualan a los varones, en 1650-99 la diferencia entre ambos es más corta, pero en el Setecientos la distancia va creciendo. Dentro de esta zona cabe hacer mención especial a los desposados procedentes de la provincia de Albacete, la importante presencia de albaceteños (suponen el 39’18 %sobre el total de inmigrantes de dicha zona en el siglo XVII y el 22’6 % en el siglo XVIII) puede deberse al hecho de que Albacete se encuentra en el camino real que une Castilla y Alicante, siendo ésta la principal vía de comunicación entre el interior de la Península y la costa mediterránea durante el Antiguo Régimen. Murcia figura también entre las zonas de mayor aporte de individuos, presenta un total de 211 varones y 158 hembras, unos 369 contrayentes que poseen el 22’43 % del reparto porcentual a nivel peninsular. En la evolución seguida por los contrayentes de esta comunidad, apreciamos un claro incremento de los porcentajes, alcanzando la cifra máxima en el último de los períodos. La presencia masculina sigue siendo mayor que la femenina, a excepción de los años de 1750-99 donde las mujeres cuentan con el 52 % y los hombres con el 48 %. La proximidad a nuestra provincia y la destacada actividad económica de Alicante, debieron constituir un aliciente para los murcianos, tanto para los de las zonas de la costa que contaban con una agricultura de rendimientos escasos, como para los del interior, los de la cuenca del Sangonera, donde su centro Lorca, contaba con tierras de buena calidad pero escasez de aguado. En tercer lugar debemos mencionar a los desposados procedentes de Cataluña, sus 211 contrayentes divididos en 144 hombres y 67 mujeres, significan el 12’8 % de la inmigración peninsular. La suma de hombres y mujeres de origen catalán alcanza la cifra más elevada en 1700-1749, en los años posteriores se verán superados por los andaluces. La participación andaluza, como acabamos de apuntar, es también importante, los 126 varones y las 48 hembras suponen el 10’57 % del total peninsular. Las cifras correspondientes a los totales de contrayentes, no sufren grandes variaciones de un período a otro.