La agresividad en las relaciones personales
Últimamente observamos a diario comportamientos violentos, los cuales se utilizan para conseguir algún propósito.Todos podemos ponernos agresivos en un momento determinado, para ello la persona tiene que experimentar una pérdida de control de la situación, esta agresividad se debe fundamentalmente al miedo o la frustración. Cuando sentimos una amenaza, nuestra forma natural de responder es la agresividad.
Cómo actuar con una persona violenta o agresiva
Lo primero de todo es la auto-protección, salvaguardar nuestra seguridad y la de los que en ese momento estén con nosotros.
- Pedir ayuda si es necesario a Policías, Vigilantes de Seguridad, etc, como medida de prevención.
- Mantener en todo momento una distancia mínima de seguridad y vías de salida abiertas. Una silla, una mesa, puede servirnos de protección.
- Colocarse ante la persona, de pie y en posición de semiperfil.
- Nunca entrar en conflictos ni discusiones. Dejaremos que la persona se desahogue y vaya bajando su nivel de agresividad.
- Tener un plan pre-diseñado de afrontamiento, para este tipo de situaciones con personas violentas, es fundamental valorar los riesgos potenciales para prevenir su aparición.
- Valorar el posible acceso de esta persona a objetos contundentes, arrojadizos o susceptibles de convertirse en un peligro añadido a esa situación.
- Conocer bien el lugar y su distribución espacial es muy importante. De no ser así debemos procurar que sea un sitio con suficiente amplitud, con salidas sin cerrojo interior, con la posibilidad de ser oídos o vistos si la situación se complica.
El acercamiento a la persona, tanto físico como psicológico, debe ser de forma progresiva, y siempre que se pueda, dos personas como mínimo, sobre todo al inicio de la situación. Debemos ver dónde están sus manos y enseñarle las nuestras, hablarle mientras nos acercamos, podemos intentar iniciar una conversación trivial o cotidiana que nos sirva para entrar en contacto con el sujeto. Preguntar como podemos dirigirnos a él facilitará la comunicación haciéndola más personal, es importante intentar transmitirle que nuestra intención es simplemente saber como se encuentra y si le podemos ayudar en algo, infiriendo tranquilidad y seguridad a la persona.
Cómo detectar un posible estallido de agresividad
Es muy importante saber reconocer los signos de amenaza e inquietud de la persona:
- Andar de un lado a otro muy rápido.
- Negativa a sentarse.
- Incapacidad de permanecer en un mismo sitio.
- Golpear puertas, mobiliario, destrozar algo.
- Sentarse en el borde de la silla, sin acomodarse.
- Alta tensión muscular.
- Verbalizaciones con palabras malsonantes.
- Cambios en el tono de voz.
- Hablar demasiado rápido.
Si están presentes la mayoría de estas conductas, es posible que se produzca una conducta violenta. No olvide que el manejo de la agresividad es complejo y hacerlo de forma solitaria puede resultar peligroso, nunca subestime a una persona fuera de control.
Herramientas frente a una persona violenta
Con el uso de la contención se intenta controlar la conducta de la persona agresiva, lo que se pretende es rebajar la tensión y transmitir calma.
Cuando una persona comienza a perder el control de la situación, empieza a emitir comportamientos agresivos, si como profesionales empezamos a emitir también comportamientos hostiles corremos el riesgo de que el sujeto tome el control de la situación. Lo que se debe hacer es ayudar a esa persona a recuperar el control siendo directo con ella, indicando con órdenes sencillas qué queremos que haga y qué queremos que deje de hacer.
En este tipo de situaciones también se debe utilizar la escucha activa, que consiste en prestar atención a lo que la persona nos está contando y además, hacérselo ver tanto a nivel verbal como no verbal. Esto generará seguridad, confianza y cercanía.
Información: Unidad central de Seguridad privada