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Mirando al vacio

Ella estaba mirando al vacío la primera vez que me cruce con ella, podía sentirlo, tras sus gafas negras se intuía la tristeza de la que ha perdido el punto hacia el que mirar.
Su belleza inundaba todo a su paso, era una belleza calmada, diferente, una belleza marcada por el ritmo impuesto por su bastón.
Un golpe tras otro, una mirada tras otra, yo la seguía y vagaba por la ciudad siguiéndola como un alma en pena.
La miraba durante horas, conocía cada surco y cada arruga de su rostro, era una atracción enfermiza, ella a veces giraba la cabeza como intuyendo mi presencia, yo temblaba de la emoción.

Un día me acerque y me ofrecí a ayudarla a cruzar la calle, cuando me cogió del brazo todo mi cuerpo se estremeció y todo pareció tener sentido, no podía entender lo que me pasaba, el corazón parecía que me iba a estallar, todo acababa en aquel momento, todo cobraba sentido en aquel momento.

La acompañe hasta el final del recorrido, el número 17, un portal oscuro por donde desapareció iluminando todo a su paso.
Todos los días la esperaba allí para ayudarla a cruzar la calle y pasear el resto del trayecto hasta el número 17, esperaba todo el día ese momento, esa media hora daba sentido a todo, el tiempo se ralentizaba y el reloj se paraba solo para los dos.

Ella cada vez se sentía más cómoda y yo sonreía como un tonto con cada comentario, el resto no existía, mi día giraba en torno a esa media hora, su brazo se asía al mío, ella me miraba sin verme y yo no necesitaba mirarla para verla, su rostro estaba grabado en mi cabeza y me acompañaba en cada momento, era una extraña y dulce obsesión.

La esperaba en el semáforo nervioso cada día hasta que aparecía dando color a la calle, radiante siempre sonriendo, sabiendo que allí la esperaba yo.
La tomaba del brazo y todo volvía a desaparecer a mi alrededor.

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Conversaciones en blanco

Conversaciones en blanco

En el colegio simplemente era uno más en la foto, segunda fila el quinto por la derecha
-¿Qué no hay nadie?
-Como que no hay nadie, ese era yo
-Bueno no se, quizá el día de la foto yo no estaba, pero no voy a dejar de existir por no estar en una foto. No le des tanta importancia. Yo tambien tengo un pasado
-Mira voy a buscar la foto de otro año
-Lo ves segunda fila el quinto por la derecha, te lo había dicho ese era mi lugar.
Menuda cara tenía eh.
-¿En que estaría yo pensando?
-No había demasiada gente en mi clase. Ten en cuenta que era un colegio pequeño
-Yo si estaba contento pero tampoco se como explicártelo, no había una razón especial.
-Era feliz cuando estaba allí, pero lo fui mucho más cuando me largué.
Lo único que guardo de aquellos años son estas dos fotos, en una estoy yo y en la otra esta mi lugar.
-En una estaba pensativo y en la otra no pensaba.
-Hay caras que me dicen muchas cosas y otras caras que no me dicen nada.
No he vuelto a ver ninguna, el mundo es demasiado grande, mi país es demasiado grande, mi ciudad es demasiado grande, y yo demasiado pequeño.

Todo mi futuro ha sido marcado así como mi presente tambien lo es, por todas las conversaciones y pensamientos que ya no son, pero que fueron, no podría recordar ni uno solo de una época tan lejana en el recuerdo como próxima en el tiempo.
No es acaso el olvido el que nos permite seguir caminando hacia ningún sitio tropezando tantas veces como seamos capaces de hacerlo, y deshaciendo los nudos de esa soga que nos vamos colocando poco a poco con una placentera sonrisa.

La lucha del hedonista, es sufrir por el concepto de placer, ir eliminando de tu vida todo aquello que te impide llegar al placer y todo aquello que te hiere, supone un gasto de energía y una tristeza extraña que reposa sobre unos ideales y una manera de vivir que choca con todo lo que te rodea, podría haber sido tan infeliz con tantas de mis parejas, pero podría haber sido, a veces me planteo si soy…

Las convicciones en algún momento hacen tambalear toda mi razón y mi cordura y me descubro inundado por una tristeza tan extraña como inexplicable, mientras el tiempo sigue pasando impasible al son del tambaleo de alguna aguja en algún lugar.

-Hola ¿Cómo estas?
-Bien, esperaba tu llamada
-Sigues esperando demasiado de la gente, algunas cosas nunca cambian.
-Para ti, cualquier cosa es demasiado
-Sigo pensando que deberíamos conocernos
-¿Conocernos? ¿Cómo que conocernos? Yo ya te conozco
-Si ya y yo a ti tambien, pero me refiero físicamente. Me gustaría verte, te he imaginado de tantas maneras, quiero darle forma a la imagen irreal que deambula por mi mente.
-¿Porqué dices irreal? Cualquier imagen que crees es mas real que la que yo te puedo mostrar, es la imagen que tu tienes de mí y es la imagen que yo quiero que tengas.
-No lo entiendo, me haces parecer rara, no me creo que tú no tengas ganas de verme. No te pica la curiosidad
-Creo que juegas con ventaja, recuerda que dijimos que nunca nos mentiríamos…
-Ahora responde: ¿Tú si que me has visto a mí verdad?
-Si, te he visto en mis sueños, quizá demasiado a menudo.
-He de suponer entonces que piensas mucho en mí.
-Puedo asegurarte que solo pienso en ti cuando estas en mi cabeza.
-¿Y como aparezco en tus sueños?
-Caminando sobre las nubes…

-¿Desde cuando hablas solo?
-Ya ni lo recuerdo, hace mucho tiempo
-¿Supongo que sabrás que eso no puede ser bueno?
-Hay tantas cosas que no son buenas, y tanta gente con la que no me apetece hablar.
-Ya pero encerrarte en ti mismo no conduce a ningún sitio.
-Es que yo no quiero ir a ningún sitio, acaso hablar con otro si que me conduce a algún sitio, y crees que es algún sitio en el que voy a querer permanecer.
-Me dejas sin palabras.
-¿Ves? Cuando hablas contigo nunca te quedas sin palabras y siempre sabes donde te van a llevar las palabras, a algún sitio conocido siempre.

-Siempre te veo delante de un vaso vacío
-Si me miraras desde la barra, me verías detrás de un vaso vacío
-Bueno, siempre buscas cambiar las cosas, siempre te veo junto a un vaso vacío
-No estoy contento con ello, nunca digo nada, solo vacío vasos, y la chica no paraba de mirarme, esperaba que le dijera algo
-La gente siempre habla, cuando normalmente no tiene nada que decir, verdad.
-Es posible, pero la única verdad es que los vasos vacíos están llenas de palabras sin sentido, y si miro los vasos vacíos me vuelvo a encontrar con la mirada de la chica.
-¿Sabes que?
-¿Qué?
-Las miradas siempre acaban encontrándose, pero si no juegas con las palabras, las miradas siempre pierden y terminan quedándose en la barra con los vasos vacíos.
-Estoy cansado de ahogarme en alcohol, pero tampoco he intentado aprender a nadar, me da miedo mirar al fondo no vaya a encontrar un vaso vacío.

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Dias azules

De pequeño en el colegio te obligaban a hacer dibujos, cuadros, figuras de escayola, figuras de cerámica, cuadros de estaño, alfombras con una especie de gusanos gordos, todo ello horrible, y joder me parecía todo bonito, puedo intuir hoy en día que cuatro hermanos con sus correspondientes horribles regalos de Dibujo, luego Pretecnología, (Extraña palabreja), debieron de marcar de alguna manera la imagen de la casa, ya que todos queríamos exponer nuestras obras, y la paciencia de mis padres. Mi madre debía tener guardado el resquemor durante años y ahora nos regala a todos sus hijos unos extraños cuadros por definirlos de alguna manera y tambien ella quiere verlos expuestos.
¡El pasado siempre vuelve a recordarte lo que habías olvidado!

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Recuerdos enlatados

De pequeños, éramos otros, diferentes, extraños, tan lejanos a lo que somos hoy en día, que me asusta, me asusta hasta donde he llegado, aunque me asusta mas hasta donde podía haber llegado, quizá soy muy asustadizo… ¿Quién sabe?

Mi hermano corría, corría más que los coches, era muy veloz, nos ganaba a todos, pero claro si ganaba a los coches, nosotros nunca podríamos vencerle, hoy con los años hasta mi hermano ha dejado de correr contra los coches.

El médico se acerco a mí y me miro con mirada de médico, yo le devolví la mirada, con mirada de crío, entre miedo y respeto.
-Te vamos a hacer un análisis de orina
-Muy bien señor doctor hágame lo que usted quiera, al fin y al cabo usted es el médico
-Tienes que traerme una muestra de orina
Yo le devolví otra mirada de crío, entre duda e interrogación.
-¿Y donde consigo yo la orina, señor doctor?
El médico me volvió a mirar con mirada de médico – ¡La suya!
-No se ponga así señor doctor que yo le traigo mi orina, solo me falta encontrarla porque no sabía que tenía pero luego le pregunto a mi madre, que ella claro por ser madre siempre sabe donde esta todo.
-La orina es el pis cuando se levante mea y me trae una muestra
-Vale, pero yo meo mucho, le traigo una botella de dos litros de coca cola llena.
El médico me miro con una mirada de crío, entre duda y vacile
-¿Una botella de dos litros? Con una sonrisa en la boca -Pues nada si la llena tráigame una botella de dos litros.
Al día siguiente me fui con mi botella de dos litros y me di cuenta que aunque estuviese mucho tiempo meando, nunca llenaría una botella de dos litros, y que si intentas mear dentro de una botella de dos litros vas a poner el baño perdido de Pis u Orín y te vas a mear las manos, seguro.

Miedo a las palabras no pronunciadas, a la imagen no captada que siempre es la que más duele

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Dias grises

El viaje del pasado al presente había sido rápido, los caminos tomados por cada uno de nosotros habían sido diferentes y sin apenas darnos cuenta las personas que formaban nuestro universo, nuestro mundo, habían desaparecido dejando su lugar a los que entonces eran extraños, tan extraños como lo son ahora los que entonces formaban nuestro mundo.

La rueda giraba sin una dirección clara, llevándonos a todos sin rumbo, por que ninguno sabía hacia donde iba ni en donde iba a parar su periplo investigador, periplo investigador porque todo era desconocido y extraño como lo es todo lo que se asienta en un futuro y que pierde su extrañeza cuando abandona el futuro pasando a formar parte del presente.

Yo navegaba en mi oscuro océano dándole luz e iluminando todos los rincones que me era posible, no por miedo a la oscuridad o lo desconocido sino por borrar la inquietud y pensar que mi camino estaba marcado y que seguía la dirección correcta, cuando lo cierto es que no había una dirección correcta, tan solo había multitud de caminos que no guiaban a ningún sitio conocido y si hacia la decepción y hacia la búsqueda de una falsa felicidad que se mostraba con su peor cara en el momento mas insospechado.

Sumido en el desasosiego en algunos momentos olvidaba todo esto y daba rienda suelta a mi imaginación y vagaba por el pasado intentando encontrar el momento en que todo se fue a la mierda o tan solo intentando rendir un homenaje a todos aquellos recuerdos que se ocultan tan profundos que hacían que pareciese una tarea imposible llegar a alcanzarlos.

Los días grises del pasado se muestran hoy con un brillo que les otorga la nostalgia y la seguridad de que nada a mejorado ni nada va a mejorar, aunque tampoco podría decir que las cosas hayan empeorado simplemente van…, grises ahora y con un tono diferente en un futuro cuando todo sea diferente y se haya transformado el rasero desde el que medirlas.

Hubo un tiempo en que el cielo se cubrió de estrellas, estrellas que brillaban intensamente y parecía que nunca fuesen a apagarse, siempre era facil observar una estrella fugaz si prestabas atención, aunque tu pareja nunca llegaba a verla. Las estrellas fugaces o las veías nacer o nunca las verías desaparecer, la oscuridad de la noche se encargaba rápidamente de devorarlas.

Ella nunca había visto una estrella fugaz y para ella esto tenía mucha importancia, si dentro de mis posibilidades hubiera estado abrir mi corazón y haberle lanzado una estrella fugaz que le hubiese dado de lleno, sin duda lo hubiese hecho y quizá el cielo no estría hoy tan tranquilo y oscuro. Ella desistió y nunca mas vino a ver las estrellas junto a mí, ocupo su corazón con una estrella de rock’n roll y sin duda cogió miedo a mirar a la oscuridad de la noche porque sabía que a una estrella fugaz si no la ves nacer nunca la verías desaparecer, yo seguí durante mucho tiempo buscando una estrella para ella, aun hoy algunas noches miro al cielo y si veo alguna estrella fugaz la recuerdo.

Por las noches en aquellos días grises corría durante horas sin parar, recuerdo que la mayoría de las noches el asfalto estaba mojado y se formaban grandes charcos donde se reflejaban las luces de las farolas mientras el mar rugía tranquilo y la playa yacía desierta, el sudor corría por mi frente y se fundía con la lluvia mientras yo seguía corriendo cada vez más rápido atenazado por el cansancio pensando que tarde o temprano los dejaría atrás, pero no había manera era una guerra perdida, mientras corría podía observar como seguían ahí, en los reflejos de los charcos que mis pasos rompían en mil pedazos se veía claramente, mientras el cansancio invadía todo mi cuerpo yo no me veía capaz, iba perdiendo las fuerzas y aunque miraba de soslayo el resultado siempre era el mismo, ahí seguían siempre pegados a mí, aminoré el ritmo y comencé a andar sin una cadencia clara con el ritmo del vencido, otra vez había pasado, aunque yo sabía que sin duda con el nuevo día volvería a intentarlo de nuevo, pero ya entonces empezaba a darme cuenta que era imposible dejar atrás los recuerdos.

Me atemorizaban muchas cosas en aquellos días una de ellas era adquirir hábitos o rutinas, intentaba que todo fuera diferente, desde el mas ínfimo detalle, empezaba con lo mas cercano a mí, cambiaba las cosas de sitio enfermizamente, haciendo que mi habitación variara sin descanso, movía los muebles la cama, los posters, incluso hubiera cambiado la puerta de sitio si hubiese sido factible, quizá si no me hubiese ido de aquella casa algún día hubiese encontrado la posición correcta de las cosas, si es que había una posición correcta porque esta cambiaba con el estado de ánimo que me acompañaba cada día, el caso es que cada día tenía una habitación diferente, mientras el resto de la familia se veía atenazado por mi falta de control, las cosas empeoraron cuando traspase la frontera de mi habitación y comencé a afectar a los demás, el día que saque la cama al pasillo, mi hermano que antes me miraba con indiferencia y con la distancia del que quiere permanecer allí, …lo mas lejos posible, se acerco y me dijo que cada uno debía dormir con sus historias y que realmente era una molestia tener que saltar mi cama cada vez que quería salir de su habitación, no obstante al poco tiempo nos fuimos de aquella casa y cuando me fui de allí recuerdo que mi cama seguía en el pasillo y yo nunca he vuelto a por mis historias.

Antes me reflejaba en el espejo, este me devolvía una imagen real, sincera, una imagen en continua transformación es verdad, pero que no era ajena a lo que me rodeaba, una imagen honesta, luego vinieron segundos, minutos, horas, meses, años que pasaron rápidos sin preguntar, y un día de repente te buscabas en el espejo y no te encontrabas, con curiosidad tanteabas y seguías ese rostro desconocido, la imagen que el espejo te devolvía reflejada era desconocida, los cambios pasaron rápidos, el tiempo corrió mas rápido aún, no te desesperaba no conocer la imagen que te devolvía impasible ese trozo de cristal, simplemente te sentías un poco impotente, pero era fácil apartarte de él y sumergirte de nuevo en la oscuridad, total son muchos los días que te quedan para enfrentarte con él, de momento estas perdiendo todas las batallas, pero sueñas con ganar la guerra mientras los años se van amontonando y tu miras hacia otro lado.

Tu paseas silenciosa dejando tus huellas sobre la arena, tu silueta brilla al sol y yo no se en que piensas, si al menos pudiera verte…, probablemente tu tampoco sabes en que pienso yo, aunque mi silueta no brilla al sol como la tuya, es mas tengo varias sombras y a cual mas oscura, cada noche al salir elijo con cuidado mi sombra y la paseo por los bares de la ciudad, si pusiera los pies en la arena yo tambien dejaría huellas e incluso podría intentar andar silencioso pero nunca brillaré como tú, ni siquiera se si ese brillo que tienes es un reflejo del sol ya que hay gente que dice que te ha visto brillar de noche, quizá algún día tu y yo juguemos a iluminar mis sombras.

Las chicas abarcaron todo lo que llego a recordar, pero hace ya tiempo que lo que llego a recordar es bien poco, sólo en algunos momentos, extraños momentos te pones a pensar en ellas, luego todo vuelve a seguir su rumbo otra vez, el rumbo hacia ningún sitio ahora, el rumbo hacia algún sitio lejano antes, recuerdo que siempre estaba dispuesto a llegar al sitio más lejano en todo, luego la vida te enseña que si no tienes claro a donde vas lo único importante es no alejarte demasiado.

El tiempo pasó rápido, nos pillo despistados, entretenidos haciendo un puzzle de infinitas piezas sin saber que era nuestra vida la que estábamos fabricando, nosotros parecíamos no tener prisa en llegar a ningún sitio. Teníamos todo lo que necesitábamos o por lo menos eso creíamos, teníamos buenos momentos y malos momentos, había profesores muy malos y profesores simplemente malos, había sin duda demasiada gente que no tenía nada que enseñar. Mi familia no era muy religiosa, lo cual era de agradecer, pero ello no pudo ahorrarme el mal trago de pasar gran parte de mi infancia preocupado por innumerables santos con innumerables extraños nombres que fueron sacrificados asesinados y masacrados sin que yo pudiese hacer nada por impedirlo, que crueles eran los romanos…, yo por mi parte prometí no matar nunca a nadie y menos a un santo con extraño nombre. A día de hoy he cumplido mi promesa sin gran esfuerzo, pero a veces me pongo a pensar que habrá sido de un tal Mambrú que se fue a la guerra y de tres alpinos que creo que se murieron…, que mala era la guerra, tanto como los romanos seguro.

Hubo un tiempo en que mi padre y yo estuvimos bastante unidos, parecía que el era capaz de solucionar todos los problemas en que yo era capaz de meterme, hoy tiene bastante con los suyos para preocuparse con los de los demás. Es lo que tienen los problemas que crecen como la mala hierba, la buena hierba y esto lo aprendí mucho mas tarde, nunca crece ya que siempre hay algún listo que se la fuma antes.

A mi hermano y a mí nos encantaba la playa, tenía ese halo de misterio que le da el haber nacido en Madrid y no poder disfrutar de ella mas que unos días al año, además el y yo siempre nos habíamos sentido como en una isla desierta que se nos hubiese llenado de gente y no adivinábamos la manera de echarlos de allí. Así que íbamos juntos a la playa y ocupábamos nuestro lugar allí, nuestro lugar estaba cerca de nadie y lejos de ninguno, mientras, podíamos observar a la gente pasear por la orilla como si buscasen algo que habían perdido mucho tiempo atrás, el que no buscaba nada se limitaba a intercambiar miradas, mientras yo intercambiaba la arena de una página a otra de mi libro, hoy puedo cerrar los ojos y recordar perfectamente aquel olor a bronceador de coco que inundaba cada grano de arena.

Las fotografías de una vida dicen mucho de la persona que has sido y tambien de la persona que has dejado de ser, pero la mayoría deberían estar escondidas en el fondo del sitio más oculto, nada te puede doler más que encontrar imágenes que tu memoria ya se había encargado de borrar, el sitio mas oculto del corazón nunca esta demasiado profundo.
Muchos de los que estaban entonces han desaparecido, unos por el animal más oscuro, aquel que parecía que solo se encargaba de la gente más débil, y que nos demostró a todos que nadie es lo suficientemente fuerte, todos podemos bajar a nuestro infierno personal y nunca sabemos en que momento.

Mirando atrás puedo asegurar que he perdido mas chicas de las que he tenido, se que es bastante difícil, pero soy un hombre de retos, tengo todos los defectos que reconozco en mí y también los que no reconozco, soy incapaz de ser feliz durante mucho tiempo seguido y me es imposible decir te quiero, porque no se que es lo que quiero, ni siquiera quiero hoy lo que ayer creía que quería. Cuando los sentimientos aparecen todo se vuelve borroso, como voy a ir a vivir contigo si no puedo vivir conmigo, no me podrás querer por siempre porque no siempre soy la misma persona, tampoco me pidas que cambie, porque ningún cambio dura demasiado, lo pasaremos bien y haremos el amor en todas las habitaciones de la casa pero no me pidas que te diga que te quiero.

Las estrellas de rock te daban y te quitaban, yo antes podía estar encerrado en mi habitación durante mucho tiempo si tenía la música adecuada, pero por la noche siempre la echaba de menos, la estrella de rock me contaba grandes mentiras y yo pensaba da igual…, se que las estrellas de rock se mueren mas rápido que cualquiera, incluso que los buenos deportistas…, yo nunca he sido un buen deportista pero bien es verdad que puedo morirme tan rápido como una estrella de rock sin esforzarme demasiado, aunque nunca podré estar tan alto como ellos, pero que narices se que solo se puede estar tan alto por un tiempo y ese tiempo nunca es demasiado largo, así que aquí estoy esperando, agazapado entre los acordes.

En un momento dado todos nos embarcamos en relaciones largas, relaciones cortas, relaciones ínfimas, relaciones inexistentes, pero cada uno íbamos por nuestro lado de la vida, todos estábamos satisfechos y parecía que las cosas siempre seguirían así. Hoy como siempre ya nada parece lo que parecía, ni siquiera tu lado de la vida era el tuyo.

Normalmente me apetecía escribir, había días en que no había nada interesante que hacer y entonces también me ponía a escribir, por lo tanto podía pasar largas horas apartado de todo menos de mi mismo y buscando el sentido a todas aquellas cosas que lo habían perdido, todas aquellas cosas que me hacían hundirme en un agujero negro.
No acierto a recordar si las cosas siempre fueron así, pienso que no, pero tampoco puedo estar seguro cien por cien, ahora al tener mas tiempo libre, tengo mas tiempo para hundirme y mucho mas profundo que antes, pero me mantengo en un extraño equilibrio porque me he cansado de subir y bajar.

Cuando pienso en el pasado todo me duele lo que recuerdo y lo que no recuerdo, me duele porque ya es pasado y lo pasado ya ha finalizado, tengo mucho que agradecer a mi Angel de la guarda por todo el trabajo extra que le di, como se puede ver las reminiscencias religiosas de un pasado no muy lejano, mas de lo que me gustaría, siguen ahí.
Recuerdo con especial cariño muchos momentos, el primer amor, el cine de sesión continua, la primera discoteca, el primer viaje sin tus padres, el primer beso, la primera novia, el primer disco, la primera borrachera, el primer polvo, el primer trabajo, el primer día en la universidad, el primer concierto, el primer porro, el segundo porro, el tercer porro,… y así hasta hoy.

Verdaderamente en aquellos años no entendíamos nada de lo que pasaba, todo cambiaba tan rápido, que apenas nos daba tiempo a darnos cuenta, siempre conseguía encontrar a la chica que estaba buscando, pero eso nunca era suficiente porque había que llegar el primero y yo nunca fui demasiado rápido, así que me contentaba con mirar como se iba con otro. Mi padre me decía que el mas listo no es el que más sabe, ya que el que menos sabe solía tener menos miedo a equivocarse, aunque no le entendía, esto me hacia permanecer feliz en mi ignorancia por no ser el mas listo.

Los grandes hombres siempre hacen grandes cosas, aunque sean grandes mierdas, yo por el contrario no había muchas cosas que hubiera podido haber hecho, tan sólo observar como las cosas pasaban a mi alrededor, nunca oí cantar a las sirenas, tampoco tenía yo las cosas demasiado claras, las balas siempre silbaban demasiado cerca de mi cabeza, y el viento siempre soplaba en dirección a algún sitio, pero yo no me sentía con fuerzas de cambiar nada, aun siendo consciente de que las cosas no estaban bien hechas.
Mi agenda seguía llena de nombres y mi corazón se encontraba tan vacío como un océano sin sirenas y yo seguía pensando que no había nada que yo hubiera podido hacer.