El socialismo utópico

Breve introducción

El socialismo utópico nace y se desarrolla en la primera mitad del s.XIX. Sus principales defensores fueron Owen, Fourier, Simón y Cabet.

Esta tipología utópica es una contestación a los efectos de la revolución industrial sobre Europa: concentraciones obreras en las fábricas, salarios bajísimos, crecimiento de la mortalidad, delincuencia, prostitución y la marginalidad de la clase obrera entre muchos otros aspectos.

Estas serán las razones básicas por las que se crea este movimiento de protesta,  ya que a diferencia e los modelos utópicos de la edad modera (Moro, Campanella o Bacon) los utopistas de XIX dan una contestación a la miseria material y espiritual que la revolución industrial había impuesto.

Conjuntamente estos utópicos sí que creían en la posible implantación de sus planteamientos puesto que realmente pretendían la implantación de una sociedad organizada científicamente y, por ende, más justa. Esto fue un punto de divergencia con Marx y Engels ya que veían imposible que estas estructuras entrasen en la dialéctica histórica. Cierto es que el marxismo pretende la felicidad absoluta, sin embargo (y a diferencia de lo socialistas utópicos) la rama marxista realiza un análisis mucho más científico de la realidad histórica.

La utopía de Charles Fourier

Charles Fourier (1772-1837) nace en el seno de una familia burguesa en Basançon. Al igual que todos los filósofos se verá influenciado por su contexto socio-cultural. Este se generará a causa de sus múltiples viajes por las ciudades y pueblos franceses. Su obra más arriesgada fue el El nuevo mundo amoroso.

A lo largo de su obra utópica Fourier genera una cosmogonía que explica la evolución histórica de la humanidad, dividiéndola en treinta y seis etapas. Según su teoría el s.XIX pertenece al periodo de la Civilización. Fourier razona que el motor de la humanidad y de la sociedad son las pasiones (teoría retomada por Freud en el Malestar de la Cultura).

Resaltaba que la humanidad se encontraba en un estado de quietud desde finales del s.XVII. La razón de este parón es la falta de correlación entre la vertiginosa evolución técnica y científica y  las relaciones sociales.

El causante de este desnivel según Fourier es la familia patriarcal y monógama, ya que en ella reina la opresión, la hipocresía y la negación del amor.

Para luchar contra este régimen impuesto Fourier creará el falansterios, base del nuevo orden social.

Los falansterios se situarían en el campo, ya que desarrollarían una actividad eminentemente agrícola. Su arquitectura también estará prefijada, concretamente por su discípulo Considerant.

Respecto a la propiedad privada, esta sigue vigente. Esto va en sintonía con una de las premisas de Fourier, la diversidad social.  Sin embargo al final de cada año los bienes del falansterios serán repartidos entre la sociedad, garantizando así el bienestar de aquellos que no pueden  o no deben trabajar.

Como vemos el falansterio es el centro de las relaciones sociales, por lo que éste sería el punto de partida para efectuar los cambios pertinentes. Otra de las herramientas sociales sería la educación, una pedagogía única y colectiva a nivel social y capaz de aunar cuerpo y alma.

Diferencias entre el socialismo utópico y las utopías de la Edad Moderna

Tanto las utopías de la edad moderna como el socialismo utópico tienen el mismo fin, la felicidad del individuo. Un individuo que se ve inserto en un clima de armonía con la sociedad y la naturaleza.

Empero para llegar a este estadio encontramos diferencias, la primera es que las utopías de Campanella o Moro no tienen en cuenta las diferencias sociales de su época.

Otra de las diferencias la encontramos en los lugares de actuación de estas utopías, mientras que el socialismo utópico pretende implantarse en el un ambiente agrícola, las utopías clásicas proponen la creación de ciudades.

 

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