García Luna, Alberto ; El Confidencial; 7 Enero 2012
La compra por parte de Amancio Ortega de la Torre Picasso, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Madrid, ha supuesto un nueva muesca en la lista de millonarios españoles que invierten en ladrillo, a diferencia de las fortunas estadounidenses, que prefieren hacerlo en otros sectores. El último informe sobre riqueza mundial elaborado por la consultora inmobiliaria Knight Frank y el banco estadounidense Citigroup, revela que las grandes riquezas del viejo continente, en contraste con las del resto del mundo, invierten su fortuna en el sector inmobiliario. En concreto, la compra de una propiedad inmobiliaria en Europa se realizó en 2011 en un 71% en efectivo y en un 29% a través de deuda, porcentajes que se reducen al 47% y 53% respectivamente a nivel global.
Amancio Ortega compró la Torre Picasso a FCC por un importe de 400 millones de euros, después de que su inmobiliaria ampliara su cartera de edificios con los históricos del Santander y otros inmuebles de oficinas en Madrid. Antes, la familia Reyzábal, expropietaria del edificio Windsor, adquirió otro edificio en el Paseo de Recoletos (Madrid) por casi 50 millones de euros. También, Luis Fernández Somoza, empresario dueño de Transportes Azkar, adquirió a FCC por 60 millones de euros sus sedes corporativas de Madrid y Barcelona, ubicadas en la calle Federico Salmón de la capital y en la calle Balmes de la Ciudad Condal, respectivamente.
Entre las últimas operaciones de la constructora destaca también el traspaso de su futura sede en Las Tablas (Madrid), antes incluso de ser construida, como ya adelantó El Confidencial, y cuya adquisición ultima la familia Gorbea -ex propietarios de algunas salas de cine-, por alrededor de 80 millones de euros.
Junto a las rebajas que ofrecen los inmuebles, otra de las grandes razones para que las fortunas refuercen sus posiciones en el ladrillo es la inestabilidad de los mercados financieros. “La volatilidad de las bolsas y la baja rentabilidad de los bonos hace que muchos grupos familiares hayan elevado su exposición a la inversión inmobiliaria”, explica Humphrey White, director de inversión internacional de Knight Frank España.
Torre Picasso en particular es uno de los edificios más representativos de la capital. Ubicado en el Paseo de la Castellana, en pleno eje de negocios de Madrid, cuenta con una superficie total construida de unos 121.000 metros cuadrados y una altura de 157 metros con 45 plantas, de las que 42 son de oficinas dedicadas en cuerpo y alma al alquiler. Y el caso es que funciona. Desde que se inauguró en 1988 el edificio ha mantenido siempre la plena ocupación. El pasado año sin ir más lejos, generó ingresos de hasta 26 millones de euros y un beneficio bruto de explotación (Ebitda) de 22 millones. Un ejemplo tan solo de cómo el ladrillo representa, a nivel europeo, la mitad de las carteras de inversión de las grandes riquezas. Y todo apunta a que seguirá jugando un papel relevante en el futuro. Pero no es el caso de otros importantes patrimonios foráneos.