Las razzias y el origen de la expansión castellana.
En los siglos XIV y XV el territorio español podía dividirse en dos ámbitos territoriales, que se diferenciaban por sus intereses y motivaciones:
Por un lado, la España mediterránea dominada por la actividad de las ciudades marítimas de carácter mercantil, unidas política y económicamente a Italia, Sicilia y Cerdeña.
Por otro, la España interior y atlántica, que conoció un impulso notable en el siglo XV, cuando la España mediterránea se recuperaba con dificultad de los estragos de la peste. Su doble fachada marítima, sobre todo al Atlántico Norte y el Estrecho, que comunicaba el Mediterráneo con el Océano, permitió a Castilla iniciar su presión sobre las plazas norteafricanas, ricas en oro, además de su competencia con Portugal en las rutas del África occidental. En este contexto la unión dinástica con Aragón y la toma de Granada fortalecieron la posición castellana, poniendo a este reino ibérico en contacto militar directo con el Magreb y la consiguiente tentación de proseguir la reconquista en África, por intereses religiosos. Por ello se hicieron frecuentes en la costa norteafricana las razzias castellanas, como prolongación de la ya aludida reconquista. Sin embargo hay diferencias con la expansión portuguesa, motivada por intereses económicos y especulativos. Mientras que esta expansión castellana tenía más de militar y feudal que dé económica.
En cada una de estas ocupaciones, la soberanía correspondía al rey, la señoría de estas plazas del norte de África al duque de Medinasidonia, pero el beneficio inmediato del pillaje era para los soldados vencedores. Estas razzias convirtieron a los nobles andaluces en ricos personajes, puesto que les permitieron acceder al oro africano y acumularlo.
Con la unión dinástica castellano-aragonesa, Fernando pasó a representar el ambiente mediterráneo, el mundo de los negocios y de las astucias políticas. Ello tendrá gran importancia e influencia en el sentido comercial de la expansión ultramarina, pues la visión de Fernando orientada hacia Italia fundamentalmente, pasará a considerar también el África. En este contexto los consejeros, secretarios y tesoreros del monarca aragonés, fueron catalanes, valencianos y a menudo judíos conversos. Este núcleo, fue llamado por algunos el “partido aragonés”, que entre sus principales aspiraciones estaba la idea beneficio, la sed del oro y la esperanza de encontrar especias; objetivos que se combinaran con el espíritu místico, feudal y militar alentado por los círculos castellanos.
De esta forma en 1492, después de la victoria sobre Granada, se combinarían lo que a la postre fueron las razones que empujarían a Castilla hacía el Atlántico, de la mano de Colón.