Hoy, 14 de septiembre de 2024, los titulares de prensa vienen cargaditos de nuestra Concha Alós y de su legado literario. La promo de Las hogueras (a falta de cuatro días para su nuevo lanzamiento) sigue que echa chispas. La Vanguardia abre su versión digital con un mimado artículo escrito por nuestra incansable y alosiana más veterana, Amparo Ayora del Olmo: “Concha Alós frente a los tabúes”. Aquí pongo el enlace para su lectura completa. El periodista Eduardo Bravo recoge en El Periódico de Aragón una reseña sobre el prólogo de Llucia Ramis que acompañará a Las hogueras 2024 bajo el sello de Seix Barral: “Concha Alós, la escritora que ganó dos premios Planeta y murió en el olvido por su vida fuera de la norma”. Aquí pongo también el acceso al texto. Además, este artículo da acceso a otro relacionado con fecha de ayer que contiene alguna imagen de archivo de El Diario de Baleares. Creo que ya es momento de ir dejando atrás el mantra “Concha Alós en el olvido”. Ahora está más presente que nunca. Creo que, entre todos, hemos conseguido corregir ese sintagma. Aunque eso no significa que debamos bajar la guardia y relajarnos en una tumbona.
Ambos artículos desde distintas perspectivas inciden en el único eje de fondo: la literatura de Concha Alós no sólo merece la pena y debe ostentar la primera línea de nuestro canon cultural, sino que, además, guarda en sus líneas un mensaje actual a pesar de haber sido escrito hace sesenta años. Quiero decir que las reflexiones que planteaba en su momento Concha Alós, leídas desde nuestra óptica de pensamiento actual, vienen que ni pintadas para continuar cuestionándonos ciertos comportamientos de nuestro genoma cultural.
Leída hoy Concha Alós, en este caso concreto su obra ganadora del Planeta, nos pone un retrovisor hacia un pasado no tan pasado que todavía consigue que alguna de sus fauces sobreviva en pleno siglo XXI. Esto demuestra que ni la situación anterior era algo que ahora no nos concierne como tampoco que la situación actual viene de la nada… Recordemos el refrán “de aquellos polvos estos lodos”. Y lodo es lo que a Concha Alós le gustaba remover en sus novelas y artículos de prensa.
Por eso Las hogueras vuelven pisando fuerte o arrasando con su fuego. Las historias de Sibila y de Asunción Molino tienen todavía muchas cosas que aportar, mucha reflexión que suscitar: ¿Realmente somos tan diferentes de aquellas mujeres, es decir, de verdad hemos superado esos modelos de mujer en la actualidad? ¿Seguimos teniendo sus mismos miedos, deseos, exasperación? ¿Hemos superado de manera plena nuestros prejuicios hacia el extranjero, el pobre?
Larga vida a Concha Alós, señoras y señores míos. Larga vida a su literatura. Brindemos, ahora que nos vestimos de gala para los avatares de la promo, para que su escritura, ojalá algún día deje de ser una realidad viscosa y húmeda, buena señal sería. Pero, por favor, que ese síntoma no se traduzca en un nuevo olvido, sino en una superación y que nunca nunca se deje de leer y caiga en el olvido de nuestros corazones.