Como muchos autores de su tiempo, Erasmo de Rotterdam también fue censurado por la Inquisición y otras instituciones. Durante los primeros años del reinado de Carlos V, el erasmismo se impuso de forma absoluta en España, pero a partir de 1530 las cosas empiezan a cambiar radicalmente. En el año 1536, por ejemplo, hay noticias de la prohibición de los Coloquios de Erasmo en español. Al mismo tiempo, la Inquisición desata una dura represión contra los erasmistas, que se va a acentuar con la abdicación del emperador en 1556. En ese momento los países católicos están a la defensiva frente a la extensión de la doctrina luterana y los controles internos se multiplican para impedir el contagio. El problema radicaba en que la Inquisición consideraba a Erasmo y a sus teorías como un camino directo hacia Lutero y hacia la fe protestante.
En el segundo proceso inquisitorial abierto contra Francisco Sánchez de Las Brozas, el fiscal, tras la enumeración de los cargos que pesan contra el catedrático de Salamanca concluye: Item, que de todo el discurso del dicho libro (Sobre los errores de Porfirio) se colige que es éste reo tal hereje, temerario, muy insolente, atrevido, mordaz, como lo son todos los gramáticos y erasmistas. ¡Como si el estudio de la Gramática fuera una especie de sacrílega herejía! Este hecho anecdótico nos ilustra perfectamente acerca del ambiente que en España se respiraba en la segunda mitad del siglo XVI con relación a Erasmo y sus doctrinas.