Se dice que Alicante fue una ciudad de retaguardia. El fusilamiento de José Antonio Primo De Rivera (líder de la Falange española), el 20 de noviembre de 1936, tuvo una gran repercusión a nivel nacional y estigmatizó a la ciudad de Alicante durante años.
Alicante estuvo apartada de los frentes durante la guerra, pero murieron muchos milicianos alicantinos, por lo que las mujeres de Alicante empezaron a tomar las riendas y ha adquirir protagonismo en las tareas de la producción y en la vida social.
Como Alicante era una ciudad de retaguardia, se crearon varios hospitales provisionales para atender a los heridos de guerra, los llamados “Hospitales de Sangre”. También Alicante sirvió como cobijo de muchos milicianos que tuvieron que huir a causa de la guerra.
Pero sin duda, lo que más afectó a Alicante fueron los bombardeos y la subsistencia. Los bombardeos comenzaron en 1836, pero el que más mortífero y fatídico fue el del Mercado Central, del que realizaré una entrada a parte, ya que tuvo una gran repercusión en la ciudad alicantina, donde en esa misma noche huyeron miles ciudadanos a los alrededores de la ciudad.
Había una notable escasez de productos, por lo que la tasa y el racionamiento trajeron consigo el llamado mercado negro y la aparición de formas primitivas de trueque. La economía durante la guerra fue llevada a cabo por los sindicatos y las instituciones públicas, mediante fórmulas generalmente colectivas.
Los marxistas, socialistas y comunistas se encargaron durante la guerra de la vida política e institucional alicantina, siempre acompañados por grupos anarquistas y republicanos. Al estallar la guerra, se produjo una revolución igualitaria de carácter proletario, la cual recorrió toda la sociedad, pasando por la economía, las instituciones políticas, la ideología y las costumbres. El problema era cómo compatibilizar todo esto con preocuparse de ganar la guerra. Las divisiones y enfrentamientos fueron casi permanentes para desgracia de la causa republicana, de la que Alicante fue un baluarte y su último y dramático escenario.
Y que fue en el puerto de Alicante donde la república dio sus últimos coletazos de vida, cuando miles de refugiados, que huían del ejército de Franco, esperando inútilmente unos barcos hacia el exilio para escapar de la represión franquista. Mientras tanto, el 30 de marzo de 1939, la División italiana Littorio se encargaba de ocupar militarmente la ciudad de Alicante, poniendo punto y final a la guerra.