Capilla de la Orden Franciscana

Esta capilla constituye el último vestigio material que nos lega la antigua Venerable Orden tercera, llamada hoy Orden Franciscana Seglar. Forma parte de lo que fue el Convento de Padres Franciscanos Alcantarinos Descalzos, que fue fundado en 1518 y en el que habitaron hasta el siglo XIX. Es el único testimonio que nos habla de la presencia franciscana en tierras callosinas desde el siglo XV.

En este convento tienen sus orígenes las costumbres franciscanas que darán lugar a la celebración de la Semana Santa.

Respecto al edificio propiamente dicho, declarado Bien de Interés Cultural,  consta de un sólo cuerpo en forma de cruz latina y sacristía. Se adosaba por el lado de la Epístola a la antigua iglesia. En su interior, el altar mayor recogía hasta la Guerra Civil la imagen del Cristo de la Columna o de, remarcado por un retablo pictórico con arquitectura fingida que cerraba el presbiterio.

El presbiterio data del siglo XVIII y es de estilo barroco. En en sus paredes colgaba la cruz que portaba una de sus más sobresalientes devotas, Juana Ángela Godoy García, conocida popularmente como “Beata Godoya” y difusora de la costumbre, desde entonces mantenida del rezo del Vía Crucis todos los días de Cuaresma.

Además, en la Sacristía todavía  se conservan los utensilios de cuerda, corona y columna necesarios para la representación de “la Corona Mortificada”, antigua tradición religiosa.

En su fachada se muestra el símbolo franciscano de la nube de donde surgen los brazos y la cruz de Cristo.

En los últimos años se han realizado trabajos de restauración en la capilla, tanto en la fachada como en el interior,  pero manteniendo la sencillez franciscana que le caracteriza. En su altar mayor y cabecera, se encuentra el conjunto escultórico del Abrazo de San Francisco a Nuestro Señor Crucificado, símbolo de la esencia doctrinal franciscana.


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