La Semana Santa de Callosa de Segura es una tradición que va más allá del sentido religioso, pues en ella podemos encontrar un conjunto de manifestaciones de distinto ámbito como artísticas, históricas y musicales, lo que hacen de ella un acontecimiento social y cultural que ha fue declarado de interés local, cultural y turístico en 1984.
Los orígenes de la Semana Santa en Callosa están unidos a la historia religiosa del municipio, que comienza en el siglo XIII cuando está teniendo lugar la reconquista. Sin embargo, fue a principios del siglo XV, cuando con San Vicente Ferrer, pudieron aparecer las primeras manifestaciones pasionales como la devoción a la “Presiosa” o “Vera Sangre de Cristo”.
Posteriormente, según datos de Antonio Ballester (cronista de Callosa) con la llegada de los Padres Alcantarinos (rama de los Franciscanos) en 1585, se da un impulso definitivo a la Semana Santa gracias a la introducción de tradiciones que perdurarán hasta la actualidad, como los Cantos de la Pasión.
Actualmente podemos encontrar en Callosa una capilla de lo que fue el Convento de Padres Franciscanos Alcantarinos Descalzos ,fundado en 1585.
Estos padres franciscanos difundirán en el pueblo sus celebraciones pasionales, expresadas a través de cofradías o de actos religiosos. De este momento toman el nombre calles y plazas del municipio, como las del Vía Crucis (popularmente de los Pasos) y el Calvario.
La calidad y cantidad de enseres procesionales como imágenes, estandartes, tronos y orfebrería que se han acumulando a lo largo de los años hacen que la puesta en escena de las procesiones sea un escenario de difusión no sólo de religiosidad y cultura, sino también de un arte majestuoso. Con la Guerra Civil se pierden muchos de estos enseres y a su vez surgen nuevos que van consolidando la colección.
La Semana Santa Callosina se consolida con la aparición de los “capuchinos”, que es como se conoce popularmente al nazareno o penitente protagonista de las procesiones. Al mismo tiempo, se crea en 1954 la Junta Mayor de Cofradías. A partir de entonces, esta tradición, que ha sabido conservar los ritos más antiguos del pueblo (algunos de ellos de carácter secular), ha ido creciendo y enriqueciéndose cada vez más, mediante el nacimiento de nuevas cofradías y la creación de imágenes, hasta el punto de que hoy en día es considerada como una de las festividades de Semana Santa más importantes de la provincia de Alicante.
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