Como se refleja en el apartado de sociedad, el cáñamo era uno de los motores de la economía local a lo largo de los siglos XVIII Y XIX.
La forma de dejar patente la importancia que tuvo esta industria en la historia de la ciudad de Callosa no podía ser otra que la creación de un museo, en este caso, el Museo Etnológico del Cáñamo y Huerta. Es el medio por el cual la antigua tradición se mantiene viva hasta nuestros días.
En este museo se nos muestra entre otras cosas el ciclo completo de la elaboración de la fibra del cáñamo, es decir, desde que es semilla hasta que se convierte en un producto elaborado como pueden ser zapatillas o cuerdas. Se explican detalladamente las labores de este proceso, como son las de plantación, embalsado, agramado, espadado, rastrillado e hilado, así como las demás labores artesanales derivadas de esta actividad.
También encontramos en el museo colecciones como los utensilios domésticos que formaban parte de la vida cotidiana de la gente del momento y cerámicas.
Las exposiciones del museo también incluyen la explicación de los problemas ocasionados por el oficio para sus propios trabajadores, pues las malas condiciones de los talleres provocaron que se generara la “cannabosis”, enfermedad derivada de la industria del cáñamo y que afectó a muchísimos trabajadores, algo a lo que ya se hace referencia en el apartado de sociedad.
La labor de este museo es, además de mostrarnos el patrimonio material derivado de estas actividades y la explicación sobre cómo se llevaban a cabo, es la de conectar de alguna manera la antigua industria del cáñamo con otras tradiciones que han perdurado hasta la actualidad.
La importancia de la industria del cáñamo en Callosa de Segura no hay que enmarcarla sólo en el apartado social y económico, si no que conforma un hueco importante en la cultura popular. Muestra de ello y del la influencia que ejerce este museo sobre la población local es la “Demostración Nacional de los Trabajos del Cáñamo”, que se trata de una exhibición al aire libre que se lleva a cabo anualmente y que tiene como objeto rememorar el esplendor que tuvo la actividad del cáñamo en épocas pasadas. Esta “festividad” atrae a vecinos y personas de pueblos cercanos, que tienen la oportunidad de formar parte de una especie de homenaje que se le hace a una labor que supuso la forma de vida de muchas familias hasta bien entrado el siglo XX.
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