El Santuario de San Roque

El Santuario de San Roque es,  sin lugar a dudas, una seña de identidad de Callosa de Segura. Este santuario se eleva en honor a San Roque, el patrón de la ciudad.

Los orígenes de este santuario hay que buscarlos en una leyenda, según la cual, un 16 de noviembre de 1409 se apareció San Roque ante unos pastores que se encontraban descansando en un corral de ganado. La figura del Santo quedaría impresa en la puerta del corral, y es por ello que es en ese mismo lugar donde se levantará la ermita en su honor.

La ermita actual es la tercera. La primera data de la segunda mitad del siglo XV y se conserva hasta el año 1600,  cuando comienza a construirse la segunda.

El santuario al que actualmente peregrinan los callosinos se construye entre los años 1761 a 1798. Se tarda 37 años en levantarlo y es  sufragado con la organización de comedias, corridas de toros y las limosnas que recibía el Santo, tanto de los callosinos como de  otros  devotos que se acercaban desde de los pueblos cercanos.

La importancia y el calado de este Santo reside en que a éste se le atribuyen numerosos milagros. Hay que destacar   se le considera como benefactor de las terribles epidemias y pestes que azotaron a toda la comarca de la Vega Baja en el siglo XVII.

El santuario de San Roque se ha convertido en un lugar de continua veneración. Los callosinos creyentes se acercan hasta allí para pedir favores a su patrón, al que le dedican las fiestas patronales en las fechas del 12 al 16 de agosto.

Como curiosidad podemos hacer referencia a la figura del “San Roquero”, que viene a representar la figura de antiguo ermitaño, pues en la actualidad todavía hay una persona que se encarga del oficio de guardar y cuidar el santuario.

El santuario está situado en una explanada a 50 metros de altura, desde donde se divisa una bella panorámica que es conocida como “Balcón de la Vega Baja”.

Respecto a su descripción, tiene un suntuoso crucero con cúpula de media naranja sobre tambor circular, con dos pequeñas capillas al entrar, una a cada lado, y las cornisas y capiteles de las pilastras en estuco.

Por último, hay que destacar su magnífica portada, adintelada con motivos lineales y geométricos y con un camarín para la imagen del Santo. En lo alto de la fachada encontramos una espadaña con la campana. También en la fachada podemos ver un precioso zócalo y bordes de piedra blanca berroqueña, de la que también está compuesta la barandilla que circunda la plaza y la subida.


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