Una figura de primer orden: Gregorio Mayans

G. Mayans

Don Gregorio Mayans y Siscar (1699-1781) natural del municipio valenciano de Oliva, ostenta el honor de ser considerado como una de las figuras más destacadas de la Ilustración hispana.

Gregorio Mayans fue discípulo del novator alicantino Manuel Martí, su pensamiento recibe influencias de dos herencias fundamentales: por un lado la pujante ciencia moderna y por otro el humanismo español del siglo XVI, especialmente de dos de sus figuras cimeras Elio Antonio de Nebrija y Fray Luis Vives.

Mayans siempre mantuvo una gran vinculación con su “patria chica” Oliva, desarrollando en ella gran parte de su labor intelectual.

Como buen discípulo de Martí nunca aceptó plegarse al dirigismo estatal, lo que le costaría más de un enfrentamiento ya que siempre apostó por el rigor histórico y la defensa de la verdad.

Defendió una renovación cultural basada en la reforma de la universidad española. En su “Plan de 1734” apostaba por la Ciencia moderna el Derecho y la Historia como tres pilares fundamentales. El pensamiento de Mayans destacó por el gran protagonismo que éste otorgaba a la Historia.

Uno de los objetivos prioritarios de Mayans fue la aplicación y defensa del criticismo histórico. El criticismo histórico consiste en emplear la crítica histórica para no dar por buenas leyendas o tradiciones antes de que éstas sean demostradas con pruebas fidedignas. Desde el poder se trataba de perpetuar e insertar en el ideario colectivo una serie de leyendas y creencias que estudiadas históricamente podían ser desmanteladas, no obstante a los gobernantes les interesaba que estas leyendas se institucionalizaran, aunque fuera con argumentos falsos.

En esta línea, Mayans mantuvo una agria polémica con el padre Flórez autor de la voluminosa obra “La España Sagrada” por su apoyo a leyendas sin base histórica, especialmente en lo que se refería a la tradición jacobea y el origen apostólico del cristianismo hispano. A la Monarquía le convenía que se mantuvieran estas creencias ya que el camino de Santiago y la llegada de peregrinos desde todas partes del mundo le reportaba grandes beneficios.

Mayans tuvo que hacer frente a una campaña de desprestigio, recibió acusaciones de antiespañol por no defender el modelo que se intentaba imponer desde el poder. Aún así, Mayans se mantuvo firme en su apuesta por la defensa del rigor histórico por encima de todo y no se plegó a las directrices emanadas desde arriba, salvo que existieran pruebas fehacientes que documentaran la veracidad de los acontecimientos.

De este modo, harto de polemizar y no conseguir sus objetivos, Mayans acabó retirándose a Oliva donde realizó una gran actividad erudita y epistolar.

Mayans mantenía correspondencia con todos los centros neurálgicos de la Ilustración europea, de ahí la gran importancia que tiene la correspondencia de Mayans. Antonio Mestre Sanchis, toda una eminencia en el estudio del erudito valenciano, la ha estudiado profusamente.

Así, Mayans tenía conocimientos de primera mano de todos los avances y corrientes de la Ilustración europea gracias a sus fluidos intercambios epistolares y no cesó en su empeño de renovar la ciencia y la cultura españolas y de mantenerlas al nivel internacional tarea que, como hemos visto, no era nada fácil en la España de su tiempo.

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