A través de los rituales religiosos y testamentos podemos obtener una gran cantidad de información acerca de las costumbres tradicionales que mantiene la sociedad de cualquier civilización. Del mismo modo, nos aporta datos sobre los cambios que acompañan la época de la que forma parte esa sociedad. En este caso concreto analizaremos el siglo de las luces, y consigo los cambios que forman parte de este siglo, específicamente los cambios de carácter religioso que están afectando a la sociedad valenciana, centrándonos en la burguesía comercial valenciana.
Prestando atención a los testamentos encontrados en la segunda mitad del siglo XVIII podemos encontrar una diferencia con respecto a siglos pasados. En este caso, nos encontramos con la presencia de testamentos en donde no solo prima la presencia de la fe, sino que también se pretende establecer una economía póstuma. Con esto se pretendía contar con un control en la transmisión patrimonial. Aunque debemos destacar dentro de esto una curiosa costumbre valenciana, que consistía en la asignación de una cantidad económica concreta destinada al “sufragio y bien de su alma”. De esta manera, observamos como a pesar de estar en un siglo en donde se están produciendo importantes cambios sociales, aún se mantienen ciertas creencias religiosas dentro del cristianismo. Esta donación se empleaba principalmente en el coste que llevaba el entierro, el funeral, las misas y los legados piadosos. Aunque este tipo de muestras de carácter religioso también las podemos hallar en las fórmulas que encontramos presentes en los testamentos. En estas fórmulas notariales podemos observar un mantenimiento de la fe, en donde el testador se encomienda a Dios y la Virgen, e incluso podemos encontrar mención a los santos del nombre del testador, siendo los más frecuentes San José y Santa Ana. Esta presencia de la fe también la podemos encontrar en la citación de las deudas del testador siendo presentadas, del mismo modo, ante Dios. En lo que respecta al ritual funerario, esto es, la celebración del funeral, podemos destacar que ya para el siglo XVIII nos encontramos con un cierto rechazo a la ostentosidad heredada del barroco. A pesar de ello, se mantendrán ciertos aspectos característicos del pasado como la estimulación de las plegarias por el alma del difunto. Esto se llevaba a cabo a través de la celebración de responsos, velatorio, misa de cuerpo presente, por parte de religiosos, en la propia casa del difunto.
Esto nos da evidencia de una nueva preocupación de la sociedad de las clases más elevadas del siglo XVIII, lo que era lo mismo, el miedo a ser enterrado vivo, lo que se conoce como catalepsia. En definitiva, esto nos puede dar evidencia de pequeño cambio en lo que respecta a la forma barroca de entender la muerte. Aunque a pesar de esto, se siguen manteniendo muchas costumbres religiosas de tradición muy marcada.
Almudena Martínez