A medida que se perfilan las próximas elecciones, en medio de la crisis, los partidos tratan de organizarse en lo que, desde todos los puntos de vista, será un punto y aparte de lo conocido hasta ahora. Esto afecta principalmente a los dos grandes partidos y, si me apuran, dadas las peculiaridades en su manera de organizarse, con más tensiones y dificultades por lo que se refiere al PSOE.
El punto débil del PSOE radica en el aún no consolidado liderazgo de Pedro Sánchez, un requisito imprescindible para que los socialistas remonten en las encuestas. A pesar de que Pedro Sánchez es el primer Secretario General que emana de unas primarias abiertas, un hito en la historia del partido (y un ejemplo para los demás), su liderazgo sigue cuestionado por las reservas mentales que todavía afloran por parte de Susana Díaz, una lideresa con mando en plaza, aunque vinculada a la manera tradicional de hacer las cosas.
El hecho de que Susana Díaz no haya mostrado todavía sus cartas, y no haya dado su apoyo decidido a Pedro Sánchez como candidato a las elecciones generales, puede deberse a su intención de reservar su propia candidatura a la vista del resultado de las elecciones locales y autonómicas que se convocarán en el próximo cuarto domingo de mayo. Pero este sería un cálculo interesado y equivocado si tenemos en cuenta que Pedro Sánchez y el PSOE no han tenido tiempo suficiente para trasladar a la esfera local el cambio que aquél encarna. Y no hay que olvidar a la derecha, interesada en airear la dualidad y la confusión en las filas socialistas.
Aunque la situación no es la misma en todas partes, perviven todavía demasiados vicios y un infecundo anquilosamiento del partido en ciudades y áreas locales concretas que pueden lastrar el resultado en este caso. Pensemos, por ejemplo, en Alicante, donde es evidente que se arrastran desencuentros –si no una verdadera batalla– entre un grupo municipal dividido y el partido, una situación, por desgracia para el PSOE, no resuelta, al margen de que siguen perviviendo esquemas de funcionamiento ya conocidos que han degradado la imagen del partido, entre ellos, una política de fichajes de elementos próximos al PP, en abierta contradicción con la estrategia que impulsa a nivel general el propio Pedro Sánchez.
Susana Díaz (y algunos otros barones), por otra parte, está en medio de una contradicción que no le deparan buenas cartas para disputar a Pedro Sánchez la candidatura en las elecciones generales, que es donde se va a dar la madre de todas las batallas. Dado que Susana Díaz es inédita en apoyo electoral directo, y dado que, como digo, no puede obtener réditos de un fracaso en las elecciones locales, la vía de adelantar las elecciones autonómicas en Andalucía tampoco le proporcionaría ventajas, pues la mantendría vinculada a la gobernabilidad en la región, sin opciones para preparar su salto a la política nacional.
Analizando la situación fría y objetivamente, la mejor opción que tiene el PSOE y, en mi opinión, la única que puede hacer que el partido remonte en apoyo popular, es un cierre de filas en torno a Pedro Sánchez y a los objetivos que persigue. El Secretario General ha dado muestras efectivas de que, realmente, el partido socialista ha inaugurado un tiempo nuevo, con equipos mucho más eficientes, y con una más que sobrada capacidad para abrirse a reivindicaciones sociales que no esperan, para introducir la decencia en las instituciones y para dar la vuelta a la paralización de España.
Sería de desear, no obstante, que el mismo impulso que Pedro Sánchez representa, y puesto que el desafío que tiene por delante se concreta en las próximas elecciones locales, tuviera muy en cuenta la necesidad de presentar en las grandes ciudades y municipios, líderes y equipos coherentes, transparentes y alineados con la política que el PSOE está desplegando a nivel federal. Ajustes necesarios para encarar un tiempo nuevo.
Fuente: http://www.diarioinformacion.com/opinion/2014/12/22/tiempo-nuevo-ajustes-necesarios/1581196.html