El Barroco
1. La cultura del Barroco
Al igual que el Renacimiento, el Barroco tuvo su origen en el Arte y acabó designando a una época de la Historia de la Cultura.
El inicio del Barroco vino marcado en los distintos Estados europeos por distintos hechos históricos:
- En España, el acceso al trono de Felipe II (1556) y el inicio de la hegemonía española (que perduraría hasta la Guerra de los Treinta Años).
- En Italia, la reunión del Concilio de Trento (1545-1563) y el inicio de la Contrarreforma.
- En Alemania, la Paz de Augsburgo (1555).
- En Francia, la paz religiosa consolidada por el Edicto de Nantes (1598).
- En Inglaterra, el cambio de dinastía, de los Tudor a los Estuardo (1603).
El final, en cambio, fue más homogéneo: se produjo tras la Guerra de Sucesión Española, que dio paso a una nueva era de equilibrio entre las grandes potencias europeas, la época de la Ilustración.
El Barroco es por definición un estilo artístico que se diferencia y se opone al Renacimiento. Frente al clasicismo renacentista, caracterizado por el orden, la claridad, la armonía y el rigor, la oposición barroca acentúa los motivos ornamentales, imprime más tensión, dramatismo o pasión a las figuras humanas y da al artista una mayor libertad de expresión. El Renacimiento se centra en el hombre mientras que el Barroco amplía la fuente de inspiración a toda la Naturaleza, de la que el hombre es solo una parte minúscula.
Junto al impulso del Arte, el Barroco también fue promovido por el empuje espiritual de la Contrarreforma. Frente a la Reforma protestante, el movimiento de renovación católica defendió la capacidad del hombre para lograr la salvación a través de las buenas obras. Por ello, la Iglesia de la Contrarreforma trata de conmover al hombre a través de los sentidos utilizando diversos medios:
- Con la nuevas expresiones artísticas.
- A través de una liturgia renovada y efectista, que tiende a convertir los misterios de la religión en un espectáculo, realizado en templos nuevos, de gran amplitud para facilitar a los fieles el seguimiento de los actos del culto y exuberantemente decorados para causar su admiración.
- Gracias a la acción de los sacerdotes, que aparecen elevados a la categoría de ministros consagrados por Dios. Con la Contrarreforma, el papel del sacerdote en la Iglesia es reforzado con la declaración dogmática del sacramento del orden y con una mayor atención por la formación y la disciplina.
- Por medio de la revalorización del culto a los santos y a la Virgen María.
En el Barroco, la conciencia de que el hombre no es el centro de la Naturaleza, sino, más bien, la parte más valiosa, tiene como consecuencia el reconocimiento de la Iglesia como única realidad que puede conducirle a la salvación. Por ello, la Contrarreforma refuerza la institución eclesiástica, la jerarquía, que tiende a controlar la creatividad, la imaginación y la expresividad del hombre.
La Contrarreforma también reafirma la institución política, el Estado, por la necesidad mutua de ambos poderes para fortalecerse. El Barroco también se manifiesta en torno a la figura de los monarcas, que demuestran de forma suntuosa su poder absoluto desde la corte, afianzándose en la cúspide de la sociedad señorial.
Por tanto, a diferencia del Renacimiento, que era la cultura de los grandes hombres, el Barroco es la cultura de las grandes instituciones: la Iglesia y el Estado; entidades que viven distintos conflictos y generan un sentimiento de inseguridad en el individuo de la época, que marca con su dramatismo tanto la expresión artística como el mismo pensamiento político.
Las monarquías absolutas se afirmaron durante el Barroco, pese a que los conflictos políticos fueron frecuentes durante todo el tiempo que duró el movimiento:
- la Guerra de los Treinta Años;
- las guerras de Luis XIV, que afectaron a todo el Occidente europeo;
- las tres guerras angloholandesas;
- la guerra civil inglesa;
- la Fronda en Francia;
- la separación de Portugal;
- o la sublevación de Cataluña.
En esta continua coyuntura de inestabilidad bélica, el individuo había de someterse a la autoridad absoluta del rey, sin expectativa alguna de seguridad o tranquilidad.
Tampoco la Iglesia ofrecía paz espiritual a los fieles. La Contrarreforma hubo de enfrentarse a temas muy polémicos, como el avance de la Reforma protestante, la corrupción interna o el proceso de secularización social. En la lucha, cobró protagonismo el grupo que estaba mejor preparado para las disputas espirituales e ideológicas: la Compañía de Jesús.
El Barroco fue, por tanto, una época de inseguridad. Por ello, el individuo buscó seguridad en las instituciones o en la propia individualidad. Y las instituciones tendieron a reforzar su imagen con grandes símbolos, como las construcciones de El Escorial y el Palacio de Versalles por las monarquías española y francesa, o las impresionantes pinturas y esculturas de tema religioso.
En el ámbito del pensamiento político, la primera corriente barroco fue la del “derecho divino de los reyes”, que tuvo su origen en Francia, durante la segunda mitad del siglo XVI, y tendió a exaltar la institución monárquica más allá del pensamiento racional.
2. El siglo del racionalismo
2.1. Racionalismo y empirismo
Durante el Barroco los principales pensadores se incluyeron en dos grandes corrientes de pensamiento, el racionalismo y el empirismo, que daban primacía respectivamente a la razón y a la experiencia. Ambas corrientes se desarrollaron en lugares distintos de la geografía europea: mientras el racionalismo encontró más seguidores en el continente, el empirismo se desarrolló sobre todo en Inglaterra. Descartes fue el principal representante del racionalismo y Bacon fue la figura más destacada del empirismo. La influencia de ambas fue dispar; en el conjunto del pensamiento del siglo XVII, la corriente empirista tuvo menos peso y, por ello, la Historia del Pensamiento suele llamar a la época barroca el “Siglo del Racionalismo”. Ello no implica que se desprecien los planteamientos empiristas. Al contrario, es fundamental tenerlos en consideración ya que del cruce de ambas corrientes nació en el Seiscientos la ciencia moderna, que consiste en la aplicación del aparato matemático (racionalismo) a la interpretación de los datos de la experiencia (empirismo).
2.2. Bases del racionalismo
Para el racionalismo, solo el conocimiento racional es perfecto, absoluto y verdadero. Solo a través de la razón, el hombre puede captar la esencia de la realidad; por medio de los sentidos, solo puede tener un conocimiento superficial, coyuntural e inseguro de la misma.
El conocimiento racional es el verdadero por diferentes motivos:
- Es objetivo, porque presenta la cosa tal como es, libre de impresiones subjetivas que pueden alterar la percepción de la realidad.
- Es universal, porque su objeto son los conceptos universales, que no están limitados por el espacio o el tiempo, o por las circunstancias puntuales.
- Es necesario, porque permite conocer cómo son las cosas y que no pueden ser de otra forma.
- Es exacto, es tan preciso que es comprensible por todas las personas y, por tanto, ha de ser aceptado por todos.
La ciencia que mejor reúne los requisitos del saber racional son las matemáticas:
- El saber matemático es un conocimiento objetivo; las fórmulas y operaciones matemáticas tienen su propia lógica con independencia del conocimiento individual y subjetivo de quien las utilice o realice.
- Es universal, porque es independiente del lugar y el tiempo, y porque nadie discute la veracidad de los conceptos y teoremas matemáticos una vez entendidos y demostrados.
- Es esencial, porque su formalismo lo independiza de las cosas concretas a las que se aplica.
- Es necesario, porque las verdades matemáticas, una vez comprendidas, producen completa certeza.
- Es exacto, por su rigor (de hecho, las matemáticas suelen ser llamadas ciencias exactas).
El gran iniciador del racionalismo moderno fue René Descartes, el inventor de la geometría analítica. El siglo del racionalismo fue una época de grandes matemáticos. Las matemáticas son las ciencia modelo cuyo método, rigor y exactitud debían imitar las demás ciencias.
El triunfo del racionalismo quedó confirmado cuando se produjo la fusión de las dos corrientes de pensamiento; cuando el racionalismo matemático se aplicó a analizar y explicar los resultados de la investigación empírica, es decir, cuando nació la ciencia moderna gracias a Galileo Galilei.
3. Galileo Galilei
3.1. Reseña biográfica
Galileo Galilei (1564-1642), nació en Pisa, población en cuya universidad estudió Medicina, Filosofía y Matemáticas (disciplina en la que se centró finalmente). En 1589 consiguió una cátedra de Matemáticas en la universidad de su ciudad natal. Entre 1592 y 1610 ejerció como profesor de Geometría, Mecánica y Astronomía en la Universidad de Padua, donde gozó de gran libertad intelectual. Gracias al descubrimiento del telescopio, la ciudad de Venecia le dio estabilidad económica. Asegurado el sustento familiar, Galileo desarrolló el telescopio para realizar observaciones astronómicas, que le llevaron a la publicación de Sidereus Nuntius (El mensajero de las estrellas). En 1611 presentó con éxito sus investigaciones en Roma, pero los partidarios de la teoría geocéntrica comenzaron a atacarle. Galileo volvió a Florencia y siguió con sus trabajos. En los años siguientes, hubo de enfrentarse a nuevas polémicas. En 1619 inició una agria controversia con el jesuita Horazio Grassi, a quien ridiculizó en Il Saggiatore (El ensayador). En 1622 fue nombrado papa con el nombre de Urbano VIII el cardenal Barberini, amigo de Galileo. Durante los años siguientes, pese a los ataques de los aristotélicos, el pisano realizó nuevos experimentos con cierta tranquilidad. En 1633 publicó el Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo (Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo), en el que se manifestaba a favor del sistema copernicano y en contra del geocentrismo de Ptolomeo. La crítica de Galileo hacia los astrónomos y teólogos le llevó a un proceso de la Inquisición romana. Galileo fue obligado a abjurar de sus ideas. Galileo permaneció confinado en su casa de Florencia entre 1533 y 1538. Tras perder la vista, marchó a Arcetri, donde permaneció hasta su muerte, en 1642.
3.2. Investigaciones y descubrimientos
Entre los principales descubrimientos de Galileo, podemos citar los siguientes:
- En el campo de la Astronomía, contradijo diversas ideas de origen aristotélico, invalidando la distinción entre mundo sublunar (la Tierra y todo lo comprendido entre el planeta y la Luna; un mundo imperfecto y cambiante) y traslunar (la Luna y más allá; un espacio con formas geométricas perfectas y movimientos regulares e inmutables):
- Descubrió que la superficie de la Luna no era llana (como afirmaban los aristotélicos), sino que tenía montañas y valles.
- Descubrió las manchas solares, demostrando que en el sol había zonas de diversa constitución y que en la estrella se producían cambios (no eran inmutables).
- Descubrió los “astros mediceos”, cuatro satélites de Júpiter, demostrando que no todos los astros giraban alrededor de la Tierra (como sostenían los aristotélicos).
- Descubrió las fases de Venus y Mercurio, solo comprensibles si se aceptaba el copernicanismo.
- Descubrió que la Vía Láctea era una acumulación de estrellas.
- Descubrió el anillo de Saturno (aunque lo interpretó como dos satélites).
- Galileo también propició diversos avances en el ámbito de la Mecánica (la parte de la Física que estudia el movimiento):
- Ley de isocronía de la oscilación pendular. Demostró que el tiempo de oscilación de un péndulo era siempre el mismo, independientemente de la distancia recorrida por este.
- La independencia del peso en la velocidad de caída de los cuerpos.
- La forma parabólica del movimiento de caída de los proyectiles.
- El principio de inercia, según el cual un cuerpo permanece en reposo o en movimiento rectilíneo, a menos que una fuerza le haga variar de estado.
- El principio de relatividad, según el cual Galileo demostró la imposibilidad de saber si un cuerpo está en estado de reposo o en movimiento rectilíneo y uniforme (sin tener referencia exterior alguna).
Galileo también inventó distintos instrumentos:
- Construyó telescopios tras conocer que alguien había desarrollado uno en Holanda.
- Inventó el pulsómetro, que utilizó para medir la duración del movimiento pendular.
- Construyó un termoscopio, que permitía comparar los niveles de frío y calor.
- Inventó el microscopio.
3.3. El método científico resolutivo-compositivo
Todas las aportaciones señaladas sitúan a Galileo entre los científicos más importantes de la Historia. No obstante, su contribución más importante y que le ha dado el título de fundador de la ciencia moderna fue la reflexión sobre el método a seguir para la investigación. El pisano expuso su método científico “resolutivo-compositivo” en Il saggiatore. Presenta las siguientes características:
- Rechazo del criterio de autoridad, tanto si la autoridad se basa en una persona, por ilustre que sea (como, por ejemplo, Aristóteles), como si descansa en el consentimiento universal o de la mayoría. Galileo criticaba la creencia generalizada de que para investigar era preciso apoyarse en las opiniones de terceros.
- Observación rigurosa del fenómeno.
- Fijación de hipótesis de trabajo.
- Análisis de todos los factores que tienen influencia sobre el fenómeno estudiado.
- Descubrimiento de las relaciones matemáticas existentes entre los distintos elementos relacionados con el fenómeno.
- Realización de previsiones o cálculos previos para probar la hipótesis explicativa del fenómeno con experimentos.
- Formulación de la ley del fenómeno, con expresión en una ecuación matemática.
4. El racionalismo político
Gran parte del pensamiento político del siglo XVIII está concebido de acuerdo con las pautas del racionalismo cartesiano y del cientifismo galileano:
- La confianza en el método racional inspirado en el método matemático adquirió su consagración con Descartes, pero fue aplicado anteriormente a los temas del Derecho por Hugo Grocio. En el siglo XVII estuvo de moda la construcción de sistemas jurídicos o políticos demostrativos, como, por ejemplo, el modelo del Derecho Natural.
- Respecto al cientifismo galileano, la influencia de su método resolutivo-compositivo marcó a muchos de los pensadores del siglo XVII, que trasladaron la cosmovisión mecanicista a la sociedad. Para ellos, la sociedad no era un organismo integrado por órganos y miembros, sino una máquina formada por un conjunto de piezas individuales.
- Resolución. Para investigar la sociedad, recurrieron al análisis de sus componentes, de los elementos últimos que la formaban, esto es, del individuo, de la naturaleza humana, con sus pasiones y su razón, con su deseo de felicidad y de prosperidad. Así, superaron la concepción aristotélica de que los últimos componentes sociales eran los ciudadanos, o la idea medieval de que la sociedad estaba compuesta por grupos humanos de distinto status (sacerdotes, guerreros y trabajadores). La sociedad deja de ser entendida con criterios orgánicos para ser concebida con criterios mecánicos. La nueva concepción se basa en el individuo, lo que lleva a su madurez filosófica al individualismo aparecido con el Renacimiento. La fase resolutiva del método terminaba en una realidad llamada “estado de naturaleza”, formada por una pluralidad de individuos libres, pero sin ningún vínculo social entre ellos.
- Composición. Una vez terminada la resolución, los pensadores trataron de recomponer la sociedad de individuos libres. Al no poder recurrir a fórmulas matemáticas, recurrieron a las leyes para explicar el paso del estado de naturaleza al de sociedad, y del individuo a ciudadano o súbdito. Para ello recurrieron a la forma jurídica que mejor explica la aplicación del consentimiento a la constitución de la sociedad: el contrato.
El racionalismo del siglo XVI llevó al individualismo al reconocer al individuo como la base sobre la que había que construir la sociedad. Por ello, era necesario estudiar su psicología y descubrir las leyes mediante las cuales los individuos se relacionan de forma estable y pacífica entre sí. Solo entonces era posible formular los principios científicos sobre los que pudiese construirse la sociedad. El individualismo racionalista confirmó y reforzó el individualismo vitalista y secular del Renacimiento, tratando de conseguir que el individuo fuese reconocido como el valor supremo de la existencia secular. La primacía del individuo sería dogma del pensamiento político hasta Rousseau.
5. El Derecho natural tradicional y el Derecho natural racionalista
Como hemos comentado antes, los pensadores del siglo XVII tendieron a recurrir a la ciencia jurídica para estudiar las relaciones sociales de los individuos. La forma más extendida de pensamiento político del siglo XVII se presentó como una reflexión sobre el Derecho natural y los tratados políticos se presentan como tratados de Derecho natural.
El Derecho natural fue formulado por primera vez por los estoicos (fundamentalmente, por Cicerón) como un conjunto de leyes procedentes de la razón. Posteriormente, durante la Edad Media, con San Agustín y Santo Tomás, el Derecho natural fue considerado como una norma superior de justicia que podía servir para juzgar tanto a cristianos como a paganos.
En el siglo XVII, el concepto de ley natural es el eje de todo el pensamiento político. Los pensadores introducen dos importantes modificaciones:
- El secularismo, que en el ámbito intelectual fue impulsado por el retroceso de las controversias religiosas y el avance de las ciencias, reforzó la concepción de la autonomía absoluta de la razón y la creencia de que el Derecho natural no dependía de la existencia de Dios.
- El individualismo dio más valor al ser humano individual, lo que llevó al nacimiento del concepto del derecho subjetivo, del derecho como facultad para obrar. El Derecho natural fue concebido como el derecho del individuo, como el conjunto de facultades que pueden aducirse frente al poder político.
La concepción laica del Derecho natural fue apuntada por los jesuitas, pero se inició con Hugo Grocio y fue ganando terreno en los países protestantes (como los Países Bajos, Alemania o Suiza), en los que se fundaron cátedras de Derecho natural.
muy buena! me sirvió.
huachiminga
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