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Influencia Italiana

El siglo XVI fue el siglo del triunfo en toda Europa del Renacimiento italiano. El arte español cayó también por completo dentro de la órbita del arte italiano; pero, contra lo que pudiera esperarse, las influencias directas de Italia en el terreno de la moda fueron mucho menos importantes que las de los países del norte. No faltan en el traje español rasgos de origen italiano, pero una gran parte de ellos llegaron a España a través de los Países Bajos. Del mismo modo, artistas del norte desempeñaron un papel importante en la introducción de las formas renacentistas italianas en el arte español.

Las principales aportaciones italianas a la moda masculina fueron,  la moda del pelo corto a partir de 1530, un cierto modelo de gorra pequeña que se llevó en un principio con ese nuevo peinado (fig. 80) y los cuellos vueltos rematados en dos puntas (figs. 98, 147, 148, 153).

En escasas ocasiones los textos españoles aluden a modas italianas masculinas.

La moda femenina recibió de Italia inspiración para algunas mangas gruesas e hinchadas (figs. 67, 71, 72) y los escotes redondos muy abiertos (fig. 55). En la moda italiana del siglo XVI está el origen de los trajes con un gran pliegue horizontal en la falda (fig. 186), de las tocas anudadas con el pelo (figs. 57, 88), y de ciertas tocas sujetas con una especie de diadema, que quedaban rehundidas sobre la cabeza en forma parecida a la de la figura 185 (mujer de la derecha). Estas modas llegaron a Flandes antes que a España y ésta las recibió en su versión flamenca.

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Influencia Morisca y Turca

 

En el siglo XV, los cristianos españoles, atraídos por la riqueza del vestuario granadino, habían adoptado las prendas más vistosas del traje moro para lucirlas en fiestas, torneos y juegos de cañas. Estas prendas eran el quezote, la marlota, el capellar, el albornoz, el alhareme y el almaizar. En el siglo XVI los caballeros españoles conservaron estas prendas moras para los mismos usos.

Pero a fines del siglo XV, y en los primeros años del siglo XVI, la influencia morisca no sólo fue notoria en los trajes de fiestas y torneos, sino que dio lugar a algunos de los rasgos típicos del traje cristiano español. La influencia morisca se ve en la moda de las ricas camisas femeninas bordadas de seda negra (figs. 38, 57); a la influencia morisca se debía también que los españoles adoptasen las tocas como turbantes designadas con los nombres de alhareme, almaizar, toca tunecí y toca de camino (figs. 12, 140).

A la influencia morisca sucedió la influencia turca. Del mismo modo que los trajes granadinos habían deslumbrado a los cristianos españoles, el exotismo del vestuario de turcos, húngaros y albaneses ejerció espacial atracción sobre los europeos del siglo XVI.

Es así como todos los trajes y tocados descritos en los textos contemporáneos y las imágenes de los grabados del siglo XVI nos hablan de los rasgos influyentes en el traje español. En primer lugar las mangas, que se describen como largas y estrechas y pendientes de los hombros, refiriéndose a las mangas tubulares turcas, que, aunque más cortas, las encontramos incorporadas al traje cristiano en los últimos años del reinado de Carlos V (figs. 175, 194). Otro detalle de origen turco fueron los alamares, que se emplearon con frecuencia para abrochar los vestidos (fig. 170). También de este mundo procedían los altos sombreros o sombreros albaneses que llegaron a ser un rasgo típico de la moda española y europea la segunda mitad del siglo XVI.

Para acabar, mencionar también el origen turco de la prenda masculina larga, sin vuelo, con mangas y abrochada con alamares, que fue también moda española como se muestra en algunas fuentes.