En la sociedad española del siglo XVI existían, además los gitanos, los esclavos moros, argelinos o turcos, y finalmente, los moriscos. Estos últimos, descendientes de los antiguos dominadores musulmanes, merecen especial atención, pues su número era considerable.
Los moriscos libres vivían entre los cristianos, y muchos tomaron de ellos el traje y la lengua; sus mujeres, sin embargo, conservaban el traje moro. Otros moriscos eran vasallos de señores, guardaban su lengua, su traje y su religión.
En 1526, ante las disposiciones que se dieron obligándolos a bautizarse, los moriscos pidieron al emperador que durante un plazo de cuarenta años se les hicieran ciertas consideraciones, entre ellas que no se les obligara a cambiar de traje ni de lengua. El plazo les fue concedido pero no todas sus peticiones fueron escuchadas.
Existen descripciones, inventarios de vestidos y algunos dibujos y grabados que nos permiten conocer el traje de los moriscos granadinos.