Se trata de dos volúmenes, donde ya en sus últimos momentos de vida, M. Hernández elabora un cuadernillo confeccionado a mano por sí mismo en la Cárcel de Alicante, con los dos cuentos —El potro oscuro y El conejito— que escribió, dibujó y encuadernó como regalo para su hijo Manuel Miguel. En la cárcel se los entregó a su esposa, Josefina Manresa, que los mantuvo inéditos mientras vivieron ella y su hijo, con quien tantas veces los leyó. Las huellas de las lágrimas de Manuel Miguel quedan como borrones entre sus páginas. Posteriormente M. Hernández terminará su obra mediante sus últimos poemas sueltos.
Dos cuentos para Manolillo de Miguel Hernández
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