Para finalizar, a mi compañera y a mi nos gustaría dejaros un pequeño video con algunas fotos que tuvimos oportunidad de realizar en Orihuela, gracias al permiso que nos concedieron en la Biblioteca Pública “Fernando de Loazes” y en el Colegio Santo Domingo, para que podais ver los lugares que hemos tenido que visitar que, por otra parte, guardan una especial relación con nuestro personaje.
Esperamos que os guste, y que halláis disfrutado leyendo el blog.
Entramos en el hall de la Biblioteca Pública de Fernando de Loazes de Orihuela y hablamos con Pepi, ayudante de archivo y biblioteca de la Generalitat Valenciana, quien nos relatará la historia de la biblioteca y nos ayudará en nuestro trabajo proporcionándonos soportes materiales de consulta. Comenzamos la entrevista en la Sala José Ángel Ezcurra.
Ella nos describe con soltura los hechos más relevantes acontecidos en la biblioteca a lo largo de su historia, empezando en primer lugar haciendo mención a su fundación, la cual se remonta al siglo XVI, aunque el concepto de “biblioteca pública” propiamente dicho no lo adoptó hasta el año 1866, gracias a la ley de Isabel II que regulaba y establecía tal concepto.
En sus inicios, en la Edad Moderna española, era propiedad de la orden eclesiástica de los Dominicos, a la que pertenecía el personaje histórico que nos ocupa: Fernando de Loazes. Éste coge la orden dominica con sus hábitos y comienza a impartir clases fundando con ello la universidad oriolana de Santo Domingo. Fue un aliado del convento con improtantes cargos políticos y eclesiásticos, además de un importantísimo mecenas, pues él mismo adquirió una cantidad importante de obras literarias que posteriormente donaría en su testamento a la orden dominica tras su muerte en el 1568.
En el siglo XII esta biblioteca obtuvo un privilegio real siendo considerada oficialmente como biblioteca universitaria. Contenía además mucho material bibliográfico que los mismos dominicos fueron adquiriendo con el paso del tiempo.
Durante el período de la Ilustración, las universidades menores españolas fueron cayendo en el olvido y perdieron importancia, por lo que la universidad de Santo Domingo se va distorsionando y ya no queda como una universidad sino como un centro de enseñanza privada más.
En el año 1835 tuvieron lugar las famosas desamortizaciones eclesiásticas de manos de Mendizábal, ocasionando con ello la desamortización de todas las bibliotecas por la regulación legal de los bienes muebles e inmuebles. Esto provocó, en el caso de Santo Domingo, un “punto muerto”, por la posesión de este centro de muchos documentos históricos.
Tras la visita de Isabel II en el año 1862 a Santo Domingo, se proclama en el 1863 por las distintas diputaciones la ley que regula los bienes muebles de las distintas bibliotecas nacionales, en cuyo inventario figura la biblioteca oriolana como Biblioteca Pública de Fernando de Loazes, encomendada a archiveros, bibliotecarios e historiadores.
Durante la Guerra Civil, estando en manos de Justo García Soriano, cuya saga se encuentra también en la biblioteca, su función fue la de la preservación del patrimonio cultural e histórico, mientras que el seminario en cambio fue utilizado como prisión.
Antiguamente el emplazamiento de la biblioteca se situaba en el seminario de los Dominicos. Posteriormente fue trasladado al actual edificio del Hotel Tudemir, hasta que finalmente, en el año 1992, se reformó la estructura del edificio de los Condes de Pinohermoso, siendo esa su actual ubicación.
Ahora esta institución, aunque está ligada de una forma especial al colegio y universidad de Santo Domingo, está a disposición de las gentes de Orihuela y de los alrededores, a estudiosos de temas religiosos y históricos, por ejemplo, como nosotras o algunos personajes ilustres que han paseado por estos pasillos y sostenido algunos de los libros que podemos ver en las estanterias. Tiene además dos vertientes muy unidas entre sí: la de biblioteca pública y la que comprende una línea de investigación, pues se hallan en ella un importantísimo fondo antiguo (obras cuya publicación comprende entre el año de la creación de la imprenta y el 1801) de unos 17000 volúmenes como fondo de investigación, y de temáticas muy variadas, prevaleciendo la teológica, estudios de jurisprudencia, etc.
Gracias a que hoy por hoy es una biblioteca totalmente abierta al público no hemos tenido ningún problema en adquirir información de ella o incluso de que nos concedan una entrevista como la que hemos tenido, así que después de todo nos podemos considerar muy afortunados. ¿No creeis?
Buscando más recursos electrónicos que nos contasen alguna curiosidad más de la vida de Fernando, he vuelto a encontrar otro libro completo en google books.
Tiene por título Diccionario geográfico universal, por una sociedad de literatos, S.B.M.F.C.L.D. Figura una vaga mención a nuestro hombre en la página 205, como parte de la historia de la provincia de Alicante.
No hay más información que esa. Simplemente lo mencionan como parte de la historia de la provincia, pero no nos aportan nada más de información de su vida, ni nada más profundo que eso.
Esto es lo normal en estos casos, puesto que simplemente es un diccionario, y no es ninguna biografía ni nada así, como el recurso que ya nombré en la entrada anterior.
Buscando por información a través de google books, encontré un libro digital completo que habla sobre los escritores del Reino de Valencia ordenados cronológicamente. Encuentro a Fernando en la página 148.
Este libro, escrito por Vicente Ximeno, es muy explicativo con todos los autores valencianos. Teniendo en cuenta que abarca a muchos escritores, yo esperaba encontrarme unas ideas mas generales de cada uno. Pero me ha sorprendido mucho el hecho de ver que ofrece una buena cantidad de datos de cada personaje.
Podríamos decir que sirve muy bien para darnos unas ideas generales de Loazes bastante completas, pero aún así no podríamos valernos de él únicamente para conocer de forma profunda su vida.
Si miráis anteriores publicaciones de la página web Orihuela digital, dedicada a asuntos de dicha ciudad como noticias y demás, podréis descubrir que hace ya algunos años, en el 2006 para ser más exactos, fue colgada una noticia en la que se hablaba de que el ayuntamiento había hecho colgar una placa y un escudo en la casa en la que supuestamente nació Fernando de Loazes. Esta se encuentra en la esquina de la calle Meca y la calle Marqués de Arneva.
Lo interesante de esta placa es la breve sucesión de los cargos más importantes que ocupó por orden e importancia, además de porque marca el lugar en el que nació nuestro personaje.
Puede parecer una información demasiado simple y sin importancia, pero al menos se encuentra a la vista de todos, de tal modo que cualquier persona con un poco de curiosidad podría mirarlo e interesarse por el tema. Todo es posible.
En contraposición con los resultados que obtuvimos mi compañera Anahí y yo tras realizar una encuesta a los oriolanos de a pie, he podido consultar un artículo de Antonio Colimona Riquelme, de entre los muchos que ha redacto sobre la ciudad, y he comprobado con sorpresa como afirma que de entre todos los ciudadanos ilustres nacidos en Orihuela tiene especial importancia para los habitantes la figura de Fernando de Loazes, debido a que fue el fundador del Colegio de Santo Domingo.
Ante este escrito cabe que los historiadores y conocedores de la materia nos hagamos la pregunta de si hecho históricos, que a nuestro parecer son de interés general, realmente lo son o simplemente los ciudadanos ya no dan importancia a personajes tan lejanos como Fernando de Loazes. De tratarse de la segunda situación, considero sinceramente que deberíamos replantearnos de algún modo nuestro punto de visto y abrir nuestras miras para, de ese modo, acercarnos a las personas ajenas a este mundo que es la historia, para así tratar de introducirlas en él.
No conozco un método exacto para conseguirlo, pero tal vez la clave radique precisamente en la presentación que le damos a los hechos y la manera que tenemos de divulgarlos. ¿Quién sabe?
En otra entrada hemos abarcado el asunto de las entrevista y os hemos informado de que publicaríamos dos críticas en función de a quién se entrevista.
En la anterior abordamos las entrevistas que se hacen a personas informadas de la cuestión. Ahora abordaré las entrevistas que se hace a personas de la calle. Personas que, generalmente por los quehaceres de la vida cotidiana, no cuentan con el tiempo necesario para buscar información de una manera más profunda. Preguntamos así, a treinta personas residentes en la ciudad de Orihuela, acerca de Fernando.
Generalmente la gran mayoría sólo tiene una noción básica sobre su persona conociéndolo como el cardenal de Santo Domingo.
Y luego encontramos a algunas personas oriolanas que sí saben realmente quién fue gracias a sus visitas al Museo de la Reconquista o a que estudió en Santo Domingo.
Hagamos ahora otro tipo de comentario crítico sobre una fuente algo distinta de las ya mencionadas anteriormente: la entrevista. Hay muchos tipos de entrevista que nos pueden proporcionar información, pero nosotras hemos abarcado dos tipos diferentes en base a quién entrevistamos.
Nosotras hicimos una entrevista en la Biblioteca Pública de Fernando de Loazes de Orihuela a Pepi quien, no solamente es la ayudante de archivo y biblioteca de la Generalitat Valenciana, sino que además es historiadora. Lo mismo a lo que aspiramos ser nosotras algún día. El mejunge de la entrevista sobre la historia de la biblioteca lo publicaremos en otra entrada.
Debo decir en primer lugar que esta forma de adquirir información es muy entretenida, didáctica y te permite muchas veces solventar dudas que no puedes preguntar a los libros. En cambio cuando una persona pregunta a otra que le responde de memoria, corre el riesgo de que la información que recoge esté equivocada en algunos datos. Pero para solucionar este tipo de cosas, Pepi nos proporcionó soportes literarios en los que pudimos contrastar la información.
Al igual que en la anterior medición del personaje en esta página comentada con anterioridad, en el apartado de Centro Docente apenas se nombra de forma muy escueta a Fernando de Loazes como fundador del Colegio Santo Domingo que en primera istancia tendría como función la educación de frailes.
Sin embargo pasa por alto su deseo nunca manifestado por escrito de que se convirtiese en una universidad pública, hecho que llevará a cabo su hijo con mucho esfuerzo, un dato que creo que todos coincidiremos en considerar importante, por lo que me parece poco acertado no nombrarlo siquiera, y más tratándose de un apartado de la página de Santo Domingo que habla de su historia como centro docente.
En la actual página del colegio de Santo Domingo podemos leer una breve reseña en de la vida de Fernando de Loazes para después dar paso a la fundación del colegio.
La información es bastante escueta y se centra en su ascendente carrera y los diferentes cargos que desempeñó, desdeñando motivos y explicaciones, lo que deja dicha biografía bastante incompleta e insuficiente.
Es lógico que tratándose de una introducción a otro tema el texto no sea muy extenso, pero se trata del fundador del colegio a fin de cuentas, y esa sucesión de datos puestos de forma cronológica resulta demasiado esquemática, por no decir poco interesante, pues omite gran parte de detalles por muy relevantes que estos pudieran ser para la vida de Loazes.
En el segundo volumen del libro Historia de la universidades valencianas de los autores Martínez Gomis y García Trobat, encontramos buena información acerca del colegio fundado por el personaje histórico que nos ocupa.
Nos exponen de una forma muy detallada el largo proceso fundacional de la universidad de Orihuela, su evolución como institución, el contenido de sus enseñanzas en los períodos barrocos o ilustrados y la función social que desempeñó la universidad en los siglos XVII y XVIII.
La lástima es que sobre Fernando simplemente nos hacen una pequeña reseña sobre que es el fundador. No abarcan de una forma detallada ninguna información sobre los distintos documentos existentes sobre la fundación de Santo Domingo ni nada parecido, como hizo Portas en su obra anteriormente comentada.
En este artículo se nos habla de un conflicto entre las clases populares y los nobles el Reino de Valencia, provocó tras la victoria de los primeros en 1521 que se procediera a bautizar por la fuerza a los mudéjares , que habían apoyado a las clases altas y al virrey. Así pues, se organizaron innumerables bandas que se dedicaban a amenazar a los moros con la muerte si no se bautizaban.
Para expresar su opinión ante tales hechos, Fernando de Loazes, como miembro del tribunal inquisidor de Valencia, publicó un opúsculo, en el que dejaba claro que en principio el bautismo fue nulo precisamente por ser en contra de la voluntad de los moriscos y alega muchas otras razones. Sin embargo, finalmente se decanta por legitimar tal acto, alegando que la violencia empelada por los agresores era relativa, dado que los moriscos podían haber escogido perfectamente la muerte antes que el bautismo.
Creo que todos coincidiremos al pensar que el veredicto final es un tanto injusto, pues la elección que se daba a no bautizarse era demasiado radical, pero para aquel tiempo, aquella explicación bastó para legitimizar los hechos.
Encontré un pequeño comentario sobre Perutilis et singularis questio seu Tractatus super nova paganorum regni Valentie conversione, obra de Fernando. Dicho comentario estaba en la Biblioteca Virtual de Fernando de Loazes.
Comienza con la ficha bibliográfica, continuando con una breve explicación del autor y finaliza con el comentario, propiamente dicho, de la obra.
La ficha bibliográfica es muy detallada. Es una lástima no poder decir lo mismo de la exposición del autor. Aunque claro que hay que tener en cuenta que el escritor ha querido centrarse en un comentario sobre su obra y no sobre quien lo escribió.
En cuanto al comentario de la obra, me parece muy detallado e interesante. Aporta una buena información acerca del contexto en el que se escribió, y eso personalmente lo considero muy importante a la hora de comprender una obra de otro período histórico tan diferente como era el de Fernando.
En este texto que corresponde al capítulo 3 del libro La Universidad de Orihuela 1610 – 1807 , la importancia de Fernando de Loazes viene dada precisamente por la fundación del colegio de Santo Domingo y su elección de construirlo sobre un convento dominicano, que por ese entonces era de los más pobres de Orihuela.
Se dice aquí que lo eligió por su sobrino, Fray Juan de Loazes, quien ya apuntamos en otra entrada que realmente no era su sobrino, pero el error se vuelve a repetir, quien pertenecía a esa orden, además de que su paso por la Inquisición le hizo adquirir una relación de simpatía con los dominicos, pero también se nos narra que tuvo innumerables problemas para llevar a cabo su proyecto como la Bula necesaria para transformar el convento en colegio. Sin embargo, a pesar de las adversidades, persistió hasta finalmente lograrlo. Pero a su muerte dejó su gran obra con muchos problemas, tales como la financiación o la dirección.
Así pues, observando los datos, puedo decir que no se trata de un texto tan idealizado,como otros que he encontrado, pero el error de su hijo nuevamente repetido me parece reprochable. ¿Y a quién no?
En la página 41 del libro de Javier Sánchez, encontramos una curiosa información acerca de la voluntad de Fernando sobre su entierro.
En ella nos expone de una forma muy clara que el patriarca hizo varios escritos en los que expresaba de forma clara dónde quería ser enterrado siendo el lugar el mismo colegio dominicano de Santo Domingo.
En caso de morir en el exterior de Orihuela, lo cual era muy probable, debía ser transportado al convento más cercano de del lugar de su óbito, y que después lo trasladen los frailes dominicos a la capilla mayor del Colegio y lo entierren en su sepulcro.
Es curioso que el autor abarque este asunto, ya que hasta ahora no hemos encontrado mi compañera y yo ninguna información similar. A lo sumo dónde se hallaba enterrado pero nada tan explicativo sobre su última voluntad. La verdad es que nos ha resultado muy curioso.
En capítulo de este libro, titulado La fundación del Colegio”, se nos comienza hablando de Fernando de Loazes superficialmente, pues suelo interesa como fundador del colegio de Santo Domingo. Sin embargo, aunque dicha descripción carezca de profundidad, rebosa elogios hacia su persona, de tal calibre que hace parecer hasta que fue un santo y es que según nos muestra Justo García Soriano, doctor en letras del cuerpo facultativo de archiveros bibliotecarios y arqueólogos, su aportación fue tremendamente importante para el desarrollo del colegio de predicadores y para Orihuela en general.
No obstante, algunos elogios parecerían a cualquiera que lo leyera un tanto excesivos, y para ilustrarlo citaré una frase del principio de la breve biografía, “Por los años 1546 era obispo de Lérida un esclarecido oriolano, que hubo de llegar a tan alta dignidad por sus extraordinario merecimientos de carácter y de inteligencia”
Después de ver este ejemplo, creo poder decir que la información, aunque acertada en contenido, está adornada de tal modo que Fernando de Loazes queda ensalzado y dignificado.
No dudo de todas las virtudes que pudo tener, pero me resulta un tanto excesivo, ¿y a vosotros?
Sobre la otra obra publicada por el autor Sánchez Porta sobre este personaje, Vida y obra de D. Fernando de Loazes, hemos advertido varias diferencias.
Prácticamente es lo mismo que hemos expuesto en las entradas anteriores, salvo por el pequeño detalle de que aquí dedica un pequeño capítulo al matrimonio de Fernando. El autor se vale de una información aportada por Deán de la Iglesia de Cartagena en Murcia en la biografía que publicó en 1922.
Aclara el autor que por tener unas noticias tan vagas sobre un posible matrimonio sin descendencia de Fernando no quiso publicarlo con su anterior obra, pero que ahora no sólo ha podido comprobar que estuvo ciertamente casado sino que además tuvo tres hijos, aunque su linaje no se extendió mas allá de sus nietos.
En esta parte del libro se trata un tema delicado, el tema de la descendencia.
Se sabe que estuvo casado, no se sabe muy bien si una o varias veces antes de ser Obispo de Elna. Se tiene constancia de tres hijos: Fray Juan de Loazes, Sor Ángela Loazes y Beatriz- Ángela Loazes. Aquí es donde está el problema.
El autor del libro apunta que Fray Juan de Loazes es considerado erróneamente sobrino de Fernando, error que hemos podido corroborar en la mayoría de la información que hemos podido encontrar, tanto en libro como en la red. Esto puede ser debido a que Juan de Loazes era hijo de soltero y soltera, lo que la provocó muchos problemas a la hora de querer estudiar y, desde luego, suponía muchos problemas para la época, y posiblemente la dignificación de la figura de Fernando de Loazes impide que esta información sea muy divulgada o incluso aceptada, al menos esa es la sensación que produce, observando otros escritos que tratan sobre este ilustre personaje.
Sin embargo, sea como sea, no podemos pasar por alto el gran trabajo que realizó Fray Juan de Loazes poniendo en marcha el colegio de Santo Domingo, algo que el autor, muy acertadamente, recalca.
Prosiguiendo con la explicación de varios capítulos del libro del autor Sánchez Porta, voy a exponer ahora mismo un pequeño comentario acerca del episodio sobre sus dignidades eclesiásticas, en la página 23.
Dicho capítulo no sólo nos aporta información sobre sus nombramientos y méritos, sino que además incluye datos sobre cuestiones como quién lo recomendaba al Papa, Carlos V, qué años era nombrado, a dónde lo destinaban, su asistencia al Concilio de Trento, la fundación del Colegio Diocesano Santo Domingo, su traslado a Milán como “prófugo y alojado como peregrino…”, y muchas cosas más.
Termina el capítulo con una exposición acerca de su muerte y de los reconocimientos de la gente de su época.
Es un capítulo muy interesante a nivel histórico, dado que nos proporciona pistas de dónde seguir buscando información o de qué es posible que hayan registros de interés. Únicamente deberíamos hechar un vistazo a cualquier documento sobre los puestos eclesiásticos ocupados en esta época y en estos lugares concretos.
Y hablando de sus amistades, en el capítulo de este libro titulado Loazes Inquisidor, su amistad con San Francisco de Borja, se nos muestra como Fernando, tras haber ascendido nada menos que a Fiscal del Santo Tribunal de la Inquisición de Valencia, había logrado trabar una relación con este personaje.
Pero además, se nos cita el problema de los moriscos que fueron bautizados a la fuerza, sobre el que el propio Loazes dio su opinión, pero eso ya será tratado en otra entrada.
También aporta información interesante sobre el testamento de sus padres y la herencia que recibió por este, existiendo una laguna, sobre otros familiares, los cuales por razones desconocidas no recibieron nada. En estos años escribió una obra de gran importancia titulada “Solennis atque elegans trastatus in causa matrimonii sereníssimorum dominorum Henrici et Catherine Anglie Regum”, en el que trata la cuestión del divorcio de Catalina de Aragón de Enrique VII de Inglaterra, en el que definede que el matrimonio era válido, por lo que el divorcio no era posible.
Y así continua navegando e introduciéndose de manera detallada, aunque amena, en la vida de Fernando de Loazes.
Prosiguiendo con la explicación de varios capítulos del libro del autor Sánchez Porta, voy a exponer ahora mismo un pequeño comentario acerca del episodio sobre sus dignidades eclesiásticas, en la página 23.
Dicho capítulo no sólo nos aporta información sobre sus nombramientos y méritos, sino que además incluye datos sobre cuestiones como quién lo recomendaba al Papa, Carlos V, qué años era nombrado, a dónde lo destinaban, su asistencia al Concilio de Trento, la fundación del Colegio Diocesano Santo Domingo, su traslado a Milán como “prófugo y alojado como peregrino…”, y muchas cosas más.
Termina el capítulo con una exposición acerca de su muerte y de los reconocimientos de la gente de su época.
Es un capítulo muy interesante a nivel histórico, dado que nos proporciona pistas de dónde seguir buscando información o de qué es posible que hayan registros de interés. Únicamente deberíamos hechar un vistazo a cualquier documento sobre los puestos eclesiásticos ocupados en esta época y en estos lugares concretos.
Siguiendo con la anterior entrada, y hablando de este mismo libro, El Patriarca Loazes y el colegio de Santo Domingo de Orihuela, hablaremos de un capítulo que trata sobre el regreso de nuestro personaje a Orihuela tras realizar sus estudios en las universidades italianas.
A su regreso tuvo muchos problemas debido a su fidelidad al rey, propagando esta idea, lo que provocó que tuviera que huir con su familia a Mula. A partir de ahí, Fernando de Loazes fue ascendiendo rápidamente, de manera imparable, de tal modo que en diciembre de 1522 fue elegido abogado y asesor del consejo oriolano.
Así se nos narra en este apartado, clara y concisamente, del mismo modo en el que yo lo estoy escribiendo, aunque faltan ciertas explicaciones, como cómo consiguió ascender tan rápidamente como lo hizo. Sin embargo, tal vez esta cuestión este incompleta por falta de datos que puedan permitir al autor dar una explicación.
Continuamos con una breve exposición de la información adquirida del libro de Javier Sánchez Porta, El patriarca Loazes y el colegio Santo Domingo de Orihuela. En esta entrada nos centraremos en el primer capítulo, que abarca el nacimiento y los estudios del dominico Loazes, ya que este libro cuenta con mucha información y sería imposible comentarla toda en una sola entrada.
Javier nos describe una forma muy precisa el nacimiento de Loazes. Nos hace una buena explicación de cuántos miembros se componía la familia Loazes, el lugar de nacimiento, cuándo se establecieron en Orihuela, incluso el orden de los hermanos.
Termina el capítulo abarcando, de forma general (quizás por falta de información y de fuentes), el tema de sus estudios y de dónde estudió, demostrando en algunas frases que hay un poco de incertidumbre sobre algunas cuestiones.
Es un capítulo sobre el inicio de su vida bastante detallado si lo comparamos con el resto de información adquirida sobre la misma cuestión.
Fernando de Loazes, o el patriarca Loazes como algunos lo llaman, era el quinto hijo del médico Rodrigo Loazes y Togores y de su esposa Isabel Pérez de Albillo, detrás de sus hermanos: Beatriz, Isabel, Juan y Pedro.
Parece ser que su bisabuelo por parte de padre llegó a Orihuela por 1440, habiendo sido con anterioridad caballero por el rey Sancho el Bravo por sus heroicidades en la batalla.
Sabemos que se casó antes de ascender en la escala de cargos eclesiásticos y que tuvo varios hijos, siendo el más importante, Fray Juan de Loazes, quien según la mayoría de las fuentes era su sobrino, aunque en realidad se trataba de su hijo, el cual tuvo muchos problemas porque sus padres eran solteros en el momento de concebirlo.
Nuestro personaje es bien conocido en Orihuela por fundar el colegio Santo Domingo, colegio dominico. Pero, ¿cuándo aparecieron los dominicanos en Orihuela y por qué ellos?
Deberemos remontarnos a 1510, cuando esta orden se trasladó a la ciudad en el Convento de Nuestra Señora del Socorro y San José, más conocido como Santo Domingo.
Tal y como ya puntualizamos en la anterior entrada, se dedicaron a adoctrinar y servir de guía espiritual a las gentes de toda la comarca. Difundieron el rezo del Santo Rosario con esta misión.
Debido al comportamiento de los Dominicos y el espíritu religioso que siempre ha estado muy arraigado a Orihuela y a la Inquisición, a la que pertenecía Loazes, de ahí su afinidad con ellos.
Esta orden alcanzó pronto una rápida relevancia en la ciudad, hasta el punto de que hoy en día, el Colegio de Santo Domingo sigue siendo un foco importantísimo de cultura y enseñanza de la ciudad, además de un punto de referencia para todos sus ciudadanos.
Ya os hemos adelantado en la entrada anterior que Loazes estudió en la Universidad de Bolonia. Pero como no os hemos dado razones para que os lo creáis del todo, os vamos a exponer varios argumentos que darán peso en este razonamiento.
En primer lugar os diremos que las universidades ibéricas creadas en el siglo XIII estuvieron orientadas preferentemente hacia los estudios jurídicos (cánones y leyes civiles) y siempre para los intereses de la Iglesia o el Rey, en contraste con el modelo nórdico (París, Cambridge…), en el que predomina la corporación de profesores, el peso progresivo de las organizaciones colegiales, y el prestigio de las artes liberales y los estudios teológicos. Hasta entonces, y dado el monopolio de las graduaciones de la Universidad de París, se impartían clases en estudios y conventos particulares de dominicos y franciscanos.
Los alumnos se reclutaban en las diócesis cercanas, y cuantos pretendían una formación más sólida completaban sus saberes en el extranjero: los teólogos en París, los juristas en Bolonia, los médicos en Montpellier…
Pero la facultad de Leyes de la Universidad de París no existía en los años de estudio de Fernando, por lo que sabemos que estudió en Bolonia y no en París.
A continuación, os vamos a responder a otra pregunta: ¿dónde estudió?
El patriarca de Antioquía comenzó, desarrolló, prosiguió y finalizó sus estudios en diferentes lugares del mundo conocido.
Comenzó sus estudios básicos en Orihuela, su ciudad de nacimiento. Mas tarde marchó a Valencia, para comenzar los estudios superiores en su universidad, puesto que era la única del reino de Valencia, estudiando en ella, y posteriormente en la Universidad de Bolonia, Leyes.
Finaliza sus estudios doctorándose en Derecho Canónico y Civil en la universidad italiana de Pavía.
Con respecto a todo esto debemos advertir que hay varias controversias y desacuerdos acerca de dónde estudió, ya que muchos creen que Fernando estudió en la Universidad de París y no en la de Bolonia. Esto lo resolveremos en la próxima entrada, si os interesa.
Dado que estamos en pleno proceso de aproximación a un personaje histórico que se desenvolvió en una época cultural, política y religiosa muy distinta de la nuestra, hemos creído oportuno explicar varias cuestiones acerca de lo que estudió.
Fernando estudió Leyes y Derecho Canónico y Civil. Este tipo de estudios es actualmente denominado Derecho Canónico, y se ocupa de estudiar y desarrollar la regulación jurídica de la Iglesia católica. Este tipo de formación ha sido siempre expuesta a varios debates que intentan establecer su finalidad, su carácter jurídico y su autonomía científica.
La Iglesia católica desde sus inicios ha contado con unas determinadas leyes que se dedican a establecer los cánones que deben ser cumplidos. Cuenta con sus propios órganos que gestionan todo este asunto como dos códigos totalmente articulados con algunas bases de derecho, sus propios tribunales, abogados y jurisprudencia.
Como podéis observar, Fernando se ajusta perfectamente al prototipo de hombre predominante en esta época en cuanto a sus estudios se refiere.
Prosiguiendo con la redacción biográfica de Fernando, vamos a proceder a elaborar una síntesis de qué fue lo que hizo para ser tan especial en el contexto político, territorial, social y religioso en el que se desenvolvía.
Loazes demostró a lo largo de toda su vida una total lealtad a la Corona de su época con muchos actos relevantes, como en las Germanías. Además fue un buen obispo que cumplía con sus deberes cristianos, y que se preocupó por que la educación llegase de una forma adecuada para los dominicos residentes en el núcleo urbano de Orihuela. También contribuyó en la vida política de una manera significativa, siendo ascendido a rangos cada vez mas superiores, como por ejemplo Inquisidor Apostólico del Principado de Cataluña.
Como podéis observar, en esta época de la historia española los cargos políticos distaban poco de los cargos eclesiásticos gracias al gran poder del que gozaba La Iglesia.
Si queréis una breve explicación de quién fue este personaje tan relevante en la historia oriolana y valenciana del siglo XVI, únicamente tenéis que leer esta entrada.
Fernando de Loazes y Pérez de Albillo nace en Orihuela en 1497 en el seno de una familia de hidalgos que, procedentes de Lugo, se habían instalado en la ciudad en el siglo XV.
Estudió en el extranjero italiano y regresó a su ciudad natal para formar parte de la vida política y religiosa del lugar, trasladándose posteriormente a Valencia, Barcelona, etc.
Consiguió ganarse a muchas personas que lo apoyaron en el ascenso de su carrera y obtuvo una gran influencia sobre sobre los gobernantes de su época.
Fue obispo de numerosos lugares, y falleció en Valencia en el año 1568, habiendo dejado consolidado el Obispado de Orihuela, que hasta el momento había sido dependiente del de Cartagena, además de haber fundado la Universidad dominicana de Santo Domingo.
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