Miguelón

Del 9 al 16 de julio hicimos un viaje a Mallorca. Me sorprendió en todos los aspectos, tanto negativa como positivamente. Empezamos por lo bueno.

El hotel donde estábamos no estaba mal. Nos imponían horario europeo, a cenar antes de las 9:30. Luego la zona donde estábamos no era la de mayor marcha del mundo. La zona de S’Illot es más tranquila, también más fresquita. Me gustó el trato recibido por la gente de allí. Por los lugareños, vaya.  También los precios no eran nada desorbitados en comparación con el resto de la isla, incluso para Alicante.

Las calas de Mallorca son geniales. Hay muchísimas, te puedes tirar todo el viaje visitando las calas. Nosotros íbamos a una cala a primera hora, estábamos dos horas y cambiábamos. Y luego otro cambio más. Hay calas de todo tipo, desde la que tiene sólo roca a la que tiene sólo arena; desde una muy pequeña a la que sólo puedes acceder en barco o bien tras una hora de andar hasta una grandísima, llena de gente; una completamente urbanizada u otra completamente salvaje.

Otra cosa que me gustó mucho fue la naturaleza. La sierra de Tramontana, desde el sur, en Andratx, hasta el cabo de Formentor es impresionante. Hay varios miradores al mar que merecen la pena visitar. Los pueblos conservan mucho encanto.

Casi lo último que hice en Mallorca fue ir a ver a mi tío y primos. A mis tíos los veo más a menudo, pero a mis primos hacía muchos años (casi 20) que no los veía. Una comida muy grata y muchas risas.

Empezamos con lo peor. Los extranjeros. No se integran y lo peor es que nosotros nos tenemos que adaptar a ellos. La isla está casi completamente orientada a ellos. Leí una cifra de turistas alemanes e ingleses y era impresionante, unos 4 millones al año. No me gustó mucho esto.

Por lo demás, muy contento de haber hecho el viaje. Feliz.

Mallorca