Los pasiegos

pareja pasiega
pareja pasiega

Cuando en los siglos de la Alta Edad Media se produjo la repoblación del territorio cántabro y se formarón los núcleos de población alrededor de monasterios e iglesias, los llamados Montes de Pas o Valle de Pas; quedarón al margen de este proceso por ser una de las zonas más agrestes de Cantabria y particularmente, la más húmeda y desfavorable para la agricultura tradicional.

Los pasiegos reciben su nombre de la comarca donde habitan, constituida principalmente por tres valles formados por los rios Pas, Pisuerga y Miera, siendo el Valle del Pas, el que da nombre a los habitantes del lugar, y a la comarca entera. Pas es una palabra derivada del latin “passus” (paso).

La comarca del Pas se situa en la actual Cantabria en la zona fronteriza con la provincia de Burgos.

Esta comarca ha conservado unas formas de vida y una cultura popular de gran originalidad e interés etnografico, razón por la cual ha sido catalogado entre los llamados pueblos malditos del norte (los maragatos en León, los vaqueiros de alzada en Asturias y los agotes en el Valle de Batzan en Navarra). En esta comarca persisten formas de vida tradicionales de gran interés, propiciada la identidad pasiega por el aislamiento del medio geografico. Las montañas pasiegas siempre estuvierón apartadas de las principales vias de comunicación, con un relieve sumamente agreste y un clima muy frio y húmedo.

La incorporación al catálogo de pueblo maldito de los pasiegos es muy tardía, no es hasta el año 1865, cuando se empieza a relacionar a este pueblo como maldito.

Sobre el origen étnico de los primeros pobladores no hay unidad de criterios, unos autores afirman un origen árabe, basandose en las tradiciones y formas de vida pasiegas y para otros les atribuyen un origen judio, aunque no existen pruebas ciertas de esa procedencia. Otra tesis es que se les tiene por descendientes directos de los cántabros, o de visigodos que después de la invasión musulmana quedarón aislados dentro de los valles cantabros. Lo bien cierto es que sobre sus origenes no hay documentación ni tradición que avale cualquier hipotesis.

Las primeras noticias que tenemos de los habitantes de la zona, la encontramos en el año 1011, cuando el conde Sancho de Castilla dona al monasterio burgalés de San Salvador de Oña un territorio que es repoblado por pastores, en lo que problablemente es el origen del actual poblamiento pasiego. Se les otorgó derechos de pasto en una zona muy amplia que abarcaba practicamente toda la Cantabria oriental. En 1396 los derechos de una zona aproximada a la comarca pasiega pasan a la villa de Espinosa de los Monteros, en la actual provincia de Burgos. Se trataba de un territorio calificado como “montañas bravas y desiertas”. En estos siglos bajomedievales los pastores pasiegos aprovechaban estos montes despoblados practicando una ganadería trashumante, si bien no existía poblamiento estable en los montes de Pas, siendo los pasiegos vecinos de Espinosa.

Es en el siglo XVI cuando se levantan las primeras iglesias y ermitas en los montes de Pas en torno a los cuales se fuerón asentando las primeras comunidades, que hasta el momento vivian dispersas por valles y montañas.

Dentro de lo que es la comarca pasiega, podemos encontrar tres nucleos de población principales: las villas de Vega de Pas, San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera. Mientras que las dos primeras poblaciones se encuentran situadas en el Valle de Pas, la tercera se encuentra en el vecino valle del río Miera. Hemos dicho que estos tres nucleos son los principales focos de vida pasiega, pero no los únicos, (Luena, Selaya, Miera, Ruesga y Soba) son otros puntos de tradición pasiega. También conviene destacar la villa de Espinosa de los Monteros en la provincia de Burgos, lugar muy importante dentro de la tradición pasiega.

En 1689 las tres villas se independizan y obtienen el estatuto de villas de realengo;se las conoce como las tres villas pasiegas, que pasan a tener sus propios ayuntamientos.

La vida pasiega ha estado ligada a la ganadería, destacando una especial forma de trashumancia, la llamada muda. Consiste en el desplazamiento de los animales con la llegada de la primavera a los pastos de altura, retornando a sus casas del valle con la llegada del otoño. Para ello se trasladan tanto los animales como de las personas con todos los enseres, desplazandose por tanto de cabaña en cabaña, hasta el punto que las familias pasiegas podian tener tres o cuatro cabañas distribuidas en distintos lugares según las zonas de pasto del ganado. Aqui las zonas de pasto de alta montaña reciben el nombre de branizas. Se trata por lo tanto de un pueblo seminómada y transhumante. No obstante conviene señalar que esta muda nunca es fuera de sus dominios, por lo que se diferencia de la transhumancia típica en que los traslados se realizan de unas regiones a otras.

Hay que decir que principalmente el tipo de ganado de la zona es la vaca frisona, aunque la vaca origional pasiega es la llama raza “rojina”, más pequeña y de color avellana, que producía menos cantidad de leche pero de una excelente calidad. La vaca frisona fué traida por los pasiegos desde Holanda y ha venido a sustituir a la vaca autóctona, con lo cual se ha perdido una de las señas de indentidad de los pasiegos.

Entre los elementos de la cultura pasiega, tenemos el llamado “cuévano”, que es un cesto grande y hondo de base cuadrangular, mas pequeño en el fondo que en la parte superior y que se carga en la espalda y sirve para el transporte de todo tipo de utensilios o alimentos. Es un elemento con unas características tipicamente pasiegas. Construido con varas de avellano, forma parte de la vida del lugar e indisolubremente ligado a su vida y quehacer diario, ya que antiguamente las madres pasiegas transportaban a sus bebes en estos cestos al hacer la muda. Era el llamado “cuevanu niñeru”.

La cabaña pasiega, adaptada a su función de vivienda y establo temporal, es muy característica, con su cubierta de lastras de piedra arenisca oscura y su prado bien cercado. La vivienda consta de dos pisos: el inferior o establo y el superior (al que se accede por una escalera exterior, llamada patín), que sirve de almacen y habitación. El calor de los animales del piso de abajo sirve de calefacción para las personas que habitan el segundo piso. Ademas presentan una rústica balconada de madera y se costruyen hermeticas para protegerse de los frios vientos del norte.

Llama la atención el tipo de poblamiento, por ser tan sumamente disperso, por la gran cantidad de pequeños barrios y por la separación de las cabañas entre si. Sus habitantes viven en las famosas cabañas pasiegas, más numerosas incluso que la población. Se dividen en dos tipos, las temporeras y las vividoras, las primeras se utilizan en las épocas de mayor rotación del ganado por los pastos, y las segundas, más solidas y dotadas de comodidades y mejores condiciones en general, que se dedican a la vivienda en la temporada invernal. Muchas de ellas se ubican en lugares donde sólo es posible acceder a pie.

Actualmente se conservan muchas de estas cabañas dispersas por los montes, y muchas de ellas se han acondicionado para la actividad de turismo rural, tan emergente en estos tiempos. Por suerte o por desgracia, tal actividad hoy día no la realizan gentes pasiegas, sino gentes venidos de otros lugares que ejercen tal actividad. Asi mismo la ganaderia, ha entrado en declive y el mundo pasiego tiende a desaparecer.

El régimen alimenticio de los pasiegos es a base de carne, el cerdo, el cordero, la leche y sus derivados. Por las extremas condiciones del clima el cultivo de la huerta se hace imposible, ya que la huerta comienza a plantarse en la época en que este debe mudar de una cabaña a otra con el ganado.

Una de las tradiciones de los pasiegos es el “palancu” o salto pasiego consistente en una larga vara que servia en sus origenes para cruzar rios o accidentes geograficos, y que constituye un antecedente del actual salto de pertiga. Hoy dia, es una modalidad deportiva autóctona que todavía se lleva a cabo en algunas celebraciones.

Otra actividad deportiva que ha perdurado al igual que el salto pasiego es el juego de bolos a palma, modalidad que se practica en la comarca. Se lleva a cabo en un corro rectangular de tierra, que mide ocho metros de ancho por treinta y cinco de largo. Los bolos son nueve y se disponen en tres hileras separadas entre si setenta y cinco centímetros. Cada uno pesa más de 500 grs. Es un juego de gran dificultad técnica que requiere varios años de experiencia.

Como hemos dicho anteriormente; otra de las poblaciones del ambito pasiego, pero esta vez dentro de la provincia de Burgos es la villa de Espinosa de los Monteros, villa pasiega por excelencia.

Los espinosiegos, fuerón elegidos por los reyes de Castilla, como parte de la guardia de cámara personal del rey, entre otros motivos por su lealtad y fidelidad y por su limpieza de sangre, ya que según costumbres de la época, no podían tener ningún ascendiente de sangre árabe o judia.

También es fama que las mujeres pasiegas eran buscadas como nodrizas de la familia real tanto por sus cualidades fisicas para el desempeño de tal función, como por el motivo de la limpieza de sangre. Se comenta que las nodrizas cuando se dirigian a los lugares de trabajo en las ciudades, solian llevar con ellas un perro o gato para darles de mamar y así no quedarse sin leche en el camino.

La limpieza de sangre era una exigencia que se imponía a las personas, que tenían que demostrar que entre sus antepasados no había habido gente de raza judia, árabe o morisca. Los pasiegos por su forma de vida y su aislamiento eran buenos candidatos para cumplir tal fin, ya que la presencia de gente de dichas razas en la comarca no era habitual, incluso se llegarón a dictar leyes prohibiendo la presencia de dichas personas en la comarca.

Ya en el siglo XIX los pasiegos empiezan a abandonar la ganadería, y se especializan en oficios por lo que se hacen famosos en el resto de España, como son los de contrabandistas, nodrizas reales (ya citado) o vendedores ambulantes de helados.

A destacar una pelicula dirigida por Manuel Gutierrez Aragón, nacido en Cantabria; es: “La vida que te espera” que narra una historia ambientada en el mundo pasiego.

Y por último no hay que olvidar dos especialidades culinarias pasiegas, una de ellas llevan su nombre los sobaos pasiegos y las quesadas, ambas realizadas con productos lacteos como no podía ser, tratandose de un pueblo eminentemente ganadero.

mujeres pasiegas
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familia pasiega
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