Por otra parte, la visión de los vencidos, ofrece otra visión completamente distinta a los anteriores.
La conquista violenta significó para los indígenas un gran sufrimiento espiritual. Su mundo y sus tradiciones se desmoronaron. Algunos historiadores denominaron a este impacto en la mentalidad de los pueblos americanos como el traumatismo de la conquista. Para los vencidos, la derrota tuvo un carácter religioso y cósmico: se sintieron abandonados por sus dioses. La caída de Tenochtitlán por ejemplo, no fue solo una derrota militar significaba también la caída del reino del Sol. Los dioses habían muerto o eran débiles ante el avance de la nueva fe cristiana que imponen los conquistadores.
Las nuevas condiciones de existencia impuestas por los europeos provocaron la desvalorarización de los americanos. El alcoholismo se difundió como una epidemia. El desgano vital, producido por la falta de incentivos pira vivir en un mundo hostil, lleva muchos a un estado de autoabandonarse incluso a la disminución de la natalidad.